¿Y si Macri se pone bravo?
Es virtualmente un hecho, la afinidad que marcó las relaciones entre Argentina y Bolivia durante más de 12 años llegó a su fin. ¿Qué tanta desarmonía marcará a la nueva época? ¿Hasta qué nivel se elevará la tensión entre ambos Gobiernos a partir del momento en que Mauricio Macri...



Es virtualmente un hecho, la afinidad que marcó las relaciones entre Argentina y Bolivia durante más de 12 años llegó a su fin. ¿Qué tanta desarmonía marcará a la nueva época? ¿Hasta qué nivel se elevará la tensión entre ambos Gobiernos a partir del momento en que Mauricio Macri asuma el poder?.Hay tres ejes que marcan la agenda entre ambos países: gas, migración y narcotráfico. Por lo tanto, tal cual han señalado diversos analistas, es muy probable que los problemas empiecen a surgir en esos escenarios.En el tema gas, por ejemplo, voces como las del actual embajador argentino Ariel Basteiro han adelantado un cambio sensible. El diplomático dijo que, por más que se intente llevar adelante una buena relación bilateral con el nuevo Presidente argentino, se avizoran escenarios de conflictividad a nivel regional. Basteiro señaló que Argentina le compra gas a Bolivia, en parte porque necesita del energético, pero también por una cuestión de integración y desarrollo regional. Recordó que es más sencillo ingresar el energético por gasoductos. Sin embargo, puso en el tapete el otro factor de oportunidad que los colaboradores de Macri señalan como carta a favor: “El gas que se compra de los barcos gasificadores del Medio Oriente o Trinidad Tobago tiene precio menor al gas que se compra a Bolivia, -dijo Basteiro-. Juan Aranguren, el próximo Ministro de Energía, planteó que el precio que hay que buscar debe ser menor (al de Bolivia)”.La sombra xenófobaEl tema de inmigración tiene aún antecedentes más polémicos y directos. Sea suficiente recordar que hace apenas tres semanas, en plena etapa clave del balotaje, hubo un público rechazo al hoy presidente electo. Y fue realizado nada menos que por la comunidad boliviana en Argentina. Varias de sus organizaciones expresaron su total rechazo a la candidatura de Mauricio Macri, lo calificaron como personaje xenófobo y discriminador hacia los inmigrantes. Recordaron que cuando era Alcalde de Buenos Aires (2010), responsabilizó a la “inmigración descontrolada” por la ocupación ilegal de parte del parque Indoamericano. Allí numerosas familias dieron dura batalla a las fuerzas policiales para no salir del sitio. El saldo: dos personas muertas (un boliviano y otro paraguayo) y más de 50 detenidos. “Quiero pedir a la Presidenta que trabajemos juntos en esto, que dejemos de lado las mezquindades, frente a una inmigración descontrolada y el avance de la delincuencia y el narcotráfico ”, dijo entonces Macri en conferencia de prensa. Horas antes, su jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta , había declarado que en el país rige “una ley muy permisiva respecto de la inmigración”. Añadió que “en esa zona vive un 70 por ciento de gente de nacionalidad boliviana y paraguaya ”.La prioridad narcoY en el aludido punto narcotráfico Macri ha sido aún más persistente y expresivo. El Presidente electo anunció el lunes que decretará la “emergencia” nacional en materia de seguridad cuando asuma la presidencia argentina, el 10 de diciembre. Consideró que resulta “necesario tomar control del territorio” nacional frente al auge del narcotráfico. “Creo que eso nos va a dar un cambio de clima y un mensaje claro a aquellos (narcos) que quieren instalarse y operar en Argentina. No deben pensar que van a seguir gozando eternamente de las libertades que han tenido”, proclamó en su primera conferencia de prensa.En los medios argentinos desde hace años se señala recurrentemente tres áreas donde el narcotráfico ha adquirido predominancia: el puerto de La Plata, la ciudad de Rosario y el norte argentino en su frontera con Bolivia.Bajo ese marco, el escenario más crítico podría surgir en función a una suma de desencuentros y presiones. Las negociaciones sobre las exportaciones de gas podrían entrar en etapas conflictivas con simples revisiones de acuerdos desde cualquiera de los dos Gobiernos. La inmigración podría ser asociada a la inseguridad, el desempleo y la evasión impositiva. El narcotráfico, lo ha dicho Macrí, corresponde a una agresión a la soberanía, y de suyo es ligada a la frontera norte. Si los tres temas se asocian, en ese escenario crítico aparecería fácilmente el estigma boliviano en el discurso oficial y un tiempo de distanciamiento marcado.Admirador de Chile No es todo. En las expresiones del nuevo presidente argentino es posible hallar más potenciales detonantes. Macri ha repetido que propondrá aplicar la cláusula democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA) contra Venezuela. Esta cláusula fue impuesta en años pasados a Honduras y Paraguay cuando se produjeron golpes de Estado. Y es seguro que, de hacerlo, dada la proximidad que hay entre los regímenes de Evo Morales y Nicolás Maduro, desatará airadas reacciones. Por si fuera poco, el líder del frente Cambiemos ha asegurado que buscará “converger para una alianza con el Pacífico”. Es decir, un guiño al bloque que surgió como eje opositor a las alianzas gestadas por los Gobiernos izquierdistas de Venezuela, Bolivia y Argentina.Se ha mencionado también que un nuevo lobby busca relanzar las relaciones con Estados Unidos, tan afectadas durante las gestiones de los Kichner. De hecho, Cristina Fernández impidió el establecimiento de una anhelada base militar estadounidense en Corrientes. Aquel acuerdo frustrado, implicaba la llegada de tropas y hasta acciones cívico militares en zonas fronterizas con Paraguay y Bolivia.Y sirva como colofón que Macri, de buenas a primeras, a la hora de hablar de relaciones internacionales se declaró “admirador del pueblo chileno”. Eso en tiempos en que la demanda marítima boliviana ha alcanzado su máxima internacionalización. Es posible, y hasta deseable, que para sorpresa de muchos se establezca una relación respetuosa, pragmática, fría… Es posible hasta concebir pactos de lobos, que prefieran evitar abrirse frentes por tener demasiados en vigencia. Pero, el escenario inicial parece apuntar a momentos más incómodos. ¿Qué pasará si las diferencias brotan inconteniblemente? ¿Qué pasará si el régimen Macri se pone Bravo con los bolivianos?