Tremenda enseñanza universitaria
La Universidad Juan Misael Saracho (UAJMS), (aunque lo de Autónoma es una forma de decir las cosas) transita una de sus peores crisis institucionales justo en el momento en el que la orgía de recursos llega a su fin, al menos momentáneo.



De nada sirve llorar por las decenas de proyectos de investigación que nunca se hicieron, por los estudios avanzados de petroquímica o similares que podían haberse implementado. Pronto la Saracho se convertirá en un montón de edificios disgregados por el departamento con aulas vacías. Quizá tampoco se sienta la pérdida.Si algo ha quedado de estos dos últimos años de contiendas electorales, desde luego, no es nada que tenga que ver con la buena educación. La Saracho no se encamina a un proyecto de revolución universitaria que ponga a la institución a la cabeza del continente, ni siquiera de Bolivia, apenitas puede mantener el estatus en el departamento.Ganar a como dé lugar, promesas, denuncias, contradenuncias, audios que se cruzan, traiciones encadenadas y anunciadas, peleas y caudillismos. Puertas cerradas en la principal casa de Estudios Superiores, la cuna del saber, lo que debería ser el buque insignia, por un puñado de pegas. ¿Hasta cuándo se puede tolerar?Sea como fuere, Eduardo Cortez no contempla otra posibilidad que resistir en su nuevo sillón de Rector, al que accedió tras una sentencia dictada un viernes de lluvia a altas horas de la noche, posesionado en un acto semi secreto en el Teatro de la Cultura, y, hoy se sabe, tras una noche de teléfonos, ofertas y firmas.La peor parte se la llevan los estudiantes de base, los de base de verdad, que están a punto de perder el semestre. Como en casi todas las cosas, la solución está en la democracia, esa que respeta a las minorías, pero que posesiona a las mayorías y que apenas tiene normas más allá de las básicas: Una persona un voto. En la Universidad todos son mayores de edad y hoy por hoy, solo el voto universal puede reencaminar una Universidad que camina hacia el fracaso envuelta en peleas de intereses.