Las ratas y sus migajas
Érase una vez una empresa de Muy Muy Lejano que agotada por un lustro de crisis decidió ampliar sus servicios a un país Muy Muy Cercano en vías de nacionalización. Cuando le dijeron que podría quedarse con un proyecto nuevo para modernizar una carretera abierta para llegar la guerra...



Cuando le dijeron que en muy muy cercano la modalidad de contratación iba a ser “llave en mano”, la empresa aceptó, pues en muy muy lejano también se utiliza aunque al final siempre cambia. Las esclusas del Canal de Panamá que también construye una empresa de muy muy lejano también era llave en mano y al final subió de precio, y así una larga historia de obras en Muy Muy Lejano.Cuando la empresa dio su precio las autoridades de Muy Muy Cercano accedieron de inmediato pues era más que aceptable y en cuestión de pocos días se firmó un contrato con el propio presidente de Muy Muy Cercano de testigo.Pasaron los meses y la obra no empezaba, los problemas se multiplicaban y por si faltaba poco, los que huían de la crisis en Muy Muy Lejano vieron aparecer una sombra similar por Muy Muy Cercano.Calculadora en mano, la empresa de Muy Muy Lejano parecía querer huir de Muy Muy Cercano, pero como los contratos se firman para cumplirse no lo tenían tan fácil. Liberados los problemas, llegó la hora de la verdad, y las cuentas seguían sin salir.Como por arte de magia, empezaron a salir ratas velando por sus propias perdices pidiendo ahora que la empresa de Muy Muy Lejano retorne por donde ha venido. Varias de las ratas son reconocidas por sus maniobras políticas y sus negocios opacos, pero igual insistían en que se ejecuten las boletas y se vuelvan al pago, seguramente incentivadas con las migajas. Mientras tanto, en Muy Muy Cercano, las calculadoras también suenan. Dos años perdidos y una nueva licitación con precios actualizados no compensan. Los contratos se firman para cumplirse, y las ratas, ratas son y en este cuento todavía faltan capítulos.