¿Comenzó la época de vacas flacas en Bolivia?
Un hecho sumamente interesante es que la teoría de ciclos económicos data del antiguo testamento. En el libro del Génesis, el faraón soñó con siete vacas hermosas y muy gordas que pastaban en el prado, sin embargo, llegaron otras siete vacas feas y flacas que las devoraron. Él soñó...



En Bolivia, el periodo de bonanza empezó alrededor de 2003-2004, cuando los precios de varias materias primas comenzaron a incrementar por la mayor demanda mundial, principalmente de China. En el rubro de gas y petróleo, por ejemplo, en el año 2013 el índice de precios representó siete veces a aquel observado en 2004, mientras que la producción significó apenas 1,15 veces. A esto se añade las mayores recaudaciones tributarias por hidrocarburos, impulsadas por la Ley 3058, y el aumento de las remesas (del 1,9% del PIB en 2004 al 6,3% en 2008). Los cálculos utilizan información provista por el Instituto Nacional de Estadística y el Banco Central de Bolivia.La gran lección del antiguo testamento, sin embargo, es que los periodos de recesión siguen a los de bonanza. En Bolivia, ésta parece la “crónica de una muerte anunciada”. Por un lado, la gigante China ya señaló, desde hace algunos años, que su forma de desarrollo económico cambiaría: de uno basado en atracción de inversiones, industrialización, promoción de exportaciones -y por lo tanto, demanda de materias primas- a otro que pondría atención a la provisión de servicios sociales y al consumo doméstico. Así, no es de extrañar que los precios de las materias primas hayan caído.Por otro lado, las devaluaciones en varios países ciertamente limitarán el desempeño de las exportaciones. Aún más, las burbujas especulativas que sobredimensionaron los precios de muchos activos, bienes inmuebles, acciones, etcétera, parecen llegar a su fin con el menor crecimiento económico en varios países, lo cual se ha reflejado, entre otros, en la caída de las bolsas de valores.Con todo, es posible que el menor crecimiento por venir no sea tan bajo, al menos en un corto plazo. Primero, las remesas no presentan ninguna reversión y, aún más, es posible que el crédito externo aumente, incrementando las divisas, dada la “propensión al riesgo” de muchos bancos (como en el caso de Grecia). Segundo, la dinámica económica está asociada, en alguna medida, a las actividades informales que son mucho menos afectadas por este contexto externo. Por último, el sistema financiero, al ser poco desarrollado, está menos expuesto al contagio de los problemas financieros globales.En todo caso, los acontecimientos que siguen a nivel mundial, los resultados de las inversiones públicas y privadas en términos de desarrollo y las posibles previsiones que haya realizado el Estado para “almacenar grano en los años de bonanza” determinarán cuál será la situación económica del país en los siguientes años.