Argentina y Chile, en la Guerra del Chaco
El Chaco, otrora denominada Chaco Gualamba (región de la llanura) por el Gobernador de Tucumán, Juan Ramírez de Velasco hacia 1589, fue el escenario donde se enfrentaron en una fatídica y cruenta guerra dos países: Paraguay y Bolivia.



Conflicto bélico que dura tres años (1932 – 1935) y que cesa con la firma del Protocolo Preliminar de Paz el 12 de junio de 1935. A propósito, sin incursionar en el campo estratégico y táctico que a toda guerra incumbe, voy a intentar exponer de manera concisa un hecho inquietante referido la participación vedada de Chile y la Argentina para favorecer en los resultados al Paraguay.Fundamental será reconocer que antes ocurra el choque armado, el Gobierno boliviano reiteradas veces envió delegaciones para establecer los límites fronterizos en unidad de criterios, las cuales desembocaron en conciliaciones estériles. Cada país, por lo tanto, se esforzó infructuosamente en buscar decisiones provenientes de arbitrajes internacionales, concurso de la Liga de las Naciones, de la Conferencia Internacional Panamericana y, la “Comisión de Neutrales”, ésta última integrada, además, por diplomáticos chilenos y argentinos. No obstante aquellos esfuerzos, la situación es crítica cuando las relaciones diplomáticas se rompen a consecuencia del ataque paraguayo al fortín Vanguardia (1928) y, una publicación hostil en la prensa de Washington de parte del encargado de negocios del Paraguay (1931).Es fácil entender que Paraguay aprovecha hábilmente este vacío que deja la falta de relaciones. Se acerca a Chile, país que mantiene animadversión por Bolivia producto de la Guerra del Pacífico, acoge con beneplácito cooperar con los objetivos paraguayos. Es incuestionable que toda guerra requiere de armamento, de pertrechos que alimenten la victoria; consecuente con aquello, Chile ayuda a la acción armada del Paraguay. Así lo señala el escritor paraguayo, Vicente Rivarola, en su obra “Memorias Diplomáticas” (1952) quien narra las misiones encomendadas que le cupo cumplir por su país durante la Guerra del Chaco en Santiago de Chile y en Buenos Aires. Respecto el interés gaucho, Rivarola enfatiza que la ayuda argentina se materializa –entre otras- con la provisión de 2000 proyectiles para el armamento de artillería Krupp; asimismo, envíos regulares de nafta y fuel-oíl que cada mes se despachaba hasta Asunción. Ahí está una perla de calidad, “neutrales”, subrepticios causantes de la victoria paraguaya y posterior ajuste de límites territoriales.