Un gabinete político entre estrecheces
El cambio llegó en 2006 y desde entonces parece que se ha instalado una especie de inmovilismo. No sólo la presencia de Evo Morales se repite, como es evidente, sino la del propio Álvaro García Linera, la del Canciller David Choquehuanca, la del ministro de Economía Luis Arce Catacora y la...



Tocar a cualquiera de estos cuatro hubiera supuesto una especie de revolución, mantenerlos es conservar los pocos equilibrios que quedan en el partido de Gobierno.El buenoEl Canciller David Choquehuanca es todavía una incógnita en sí mismo. Evaluar sus nueve años de gestión da más luces que sombras, sobre todo porque no se sabe que ha hecho él y que le han hecho. Bolivia presidió el G77, pero el éxito se lo atribuyó Sacha Llorenti de forma más evidente incluso que el Año Internacional de la Quinua, que Perú agradece y ha terminado por quebrar un mercado en crecimiento. Todas las controversias con EEUU se atribuyen, para bien y para mal, al propio Juan Ramón Quintana. El ALBA es más responsabilidad de Catacora, aunque ahora nadie quiera verlo ni de costado. Unasur es Evo y el tema mar… todos hablan de mar menos el canciller. Hace un año se especulaba con su salida del gobierno y se decía que no se hizo por los equilibrios necesarios en las orillas del Titicaca. Hoy parece que ha ganado peso, con su ex jefa de gabinete María Alexandra Moreira Lopez, ocupando la cartera de Medio Ambiente y su ex negociador en las Cumbres de Medio Ambiente, René Orellana, de vuelta al ministerio de Planificación, que con la agenda del Bicentenario como principal agenda de Gobierno pasará a ser otra de las áreas importantes.Choquehuanca se queda y con más fuerza, no en vano es uno de los ministros con carisma propio.El listoQuien también se queda es Luis Arce Catacora, el forjador del “milagro boliviano”, el que ha aplicado las recetas del FMI en pensiones, fortaleciendo la demanda interna, etc, etc revistiendo el discurso con un modelo propio, de socialismo comunitario. Arce Catacora ha escuchado los cantos de sirena del Banco Mundial al mismo tiempo que se escuchan los runrunes de un inminente período de vacas flacas. En las apuestas, el “Arce Catacora se va” se cotizaba poco, por lo probable, pero el ministro ha decidido quedarse para enfrentar esta crisis que empezó negando pero que poco a poco ha ido interiorizando en su discurso. Arce Catacora ha conseguido convertirse en el imprescindible, y a medida que el presidente Evo Morales trufa sus discursos con cualquier cantidad de datos económicos, su figura se acrecienta. Arce Catacora va a tener que poner, ahora sí, todo su recetario en acción para seguir consolidando un modelo que cada vez se parece más al suyo.El maloEl otro imprescindible es el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana. Cada vez menos asiduo en Palacio Quemado y a la vez, más cómodo en su papel. Juan Ramón es el malo por excelencia. El ministro duro al que le toca bailar con las más feas. El que no falta en ninguno de los gabinetes de ningún país.Alguna vez hubo la posibilidad de que Quintana mutara a la Cancillería, por aquello de que la proyección internacional está en la agenda del Gobierno para seguir creciendo y porque el tema mar va a necesitar una buena dosis de puños cerrados y dientes apretados, pero de seguro que tendrá espacio desde su ministerio. La agenda de Quintana la marca muchas veces la coyuntura, el cariz de esta legislatura lo marcarán los resultados de las elecciones departamentales, pero desde ya, recomponer la consistencia interna del Movimiento Al Socialismo es una misión que también debe ser encarada desde el Gobierno. Quintana, además, se ha traído a otro de los duros y precisamente en el ministerio que más le gustaría y que de seguro tendría vetado. El de Gobierno. La irrupción de Hugo Moldiz ha conmocionado varias instancias.El presidente Evo Morales no disimuló ni un poco. El gabinete es político y así debe aplicarse.
El apunte
¿Tarija pierde o gana peso?El presidente Evo Morales pidió a su gabinete hacer política, y de entre todos los elegidos, quizá el menos político sea Luis Alberto Sánchez, el tarijeño posesionado nuevo ministro de Hidrocarburos que le ha seguido los pasos a su antecesor, Juan José Sosa, que también saltó de la vicepresidencia de Fiscalización y Contratos de YPFB en Villa Montes al gabinete de Morales en La Paz.Sánchez es sobre todo un técnico que maneja el área con solvente dominio y almacena cantidad de datos. En sus casi cuatro años en la vicepresidencia de Villa Montes, ha conocido las entrañas del negocio petrolero y aún con todo, ha aceptado saltar al gabinete ministerial. El gas sigue siendo el referente económico en el país y las decisiones en el corto plazo marcarán también los éxitos y fracasos.No es fácil el reto que asume Sánchez, con un sector en crisis y demasiadas cosas inconcretas, como los mercados para los productos de la Planta Separadora de Líquidos o el negocio de la industrialización. Veremos, además, de que forma Sánchez se acomoda a la “Energía” que también está en su cartera y que también cuenta con una serie de proyectos hidroeléctricos en agenda.Afortunadamente, el gabinete no se cuotea por departamentos y tampoco tanto por Movimientos Sociales; al menos en las áreas clave donde el presidente decide. Sánchez es una buena noticia para Tarija, pero debe serlo también para el país.