Los duros ganan la batalla en Irán
El moderado presidente Pezeshkian es criticado por haber sido demasiado receptivo con los mensajes de EE.UU.
La cúpula del poder en Teherán vive un intenso debate desde las muertes, el 27 de septiembre, del líder de Hibzulah, Hasan Nasralah, y de Abas Nilfurushan, comandante adjunto de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución, en el búnker de la organización en el sur de Beirut. “Si hubieran respondido al asesinato de Haniye –el presidente del buró político de Hamas, en Teherán el 31 de julio–, esto no hubiera pasado”, sentencian los sectores más radicales, que acusan al nuevo gobierno de Masud Pezeshkian, pese a saber que ese tipo de decisiones se toman en lo más alto de la pirámide de mando.
Para nadie era un secreto que en el último año Teherán ha tratado de no caer en la trampa que le ha intentado tender el primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, y entrar en una confrontación directa que termine en un conflicto mayor. Esta política de disuasión, compartida por Hizbulah, se consolidó con la llegada a la presidencia del moderado Masud Pezeshkian, que intentó restablecer lazos con Occidente, especialmente con Europa, y habló de nuevas conversaciones sobre el contencioso nuclear.
No por nada el equipo negociador que rodea a Pezehskian es el mismo que logró el acuerdo nuclear de 2015. El exministro Mohamed Javad Zarif es su vicepresidente, y el viceministro de entonces ocupa hoy la cartera de Exteriores. Después del ataque israelí del viernes contra Hizbulah, el propio Pezeshkian confirmó que había confiado en los mensajes recibidos desde Washington para que se contuviera después del asesinato de Haniye, ya que un cese al fuego en Gaza era inminente. Las críticas de los radicales por su actuación no han sido pocas.
La muerte de Nasralah ha sacudido los cimientos del Nizan, el sistema iraní. Y ha derivado en un consenso alrededor de quienes argumentan que es necesario responder con dureza y abiertamente a Israel, especialmente en un momento en el que la imagen de Irán se derrumba ante sus seguidores -en Irán y en el exterior-, que empiezan a catalogarlo dedébil.
La muerte de Nasralah deja al poder iraní frente a frente con el enemigo israelí
Durante años Irán convirtió a Hizbolah en su primera línea de ataque en la lucha contra Israel, pero los eventos de la última semana les han dejado sin opciones. Si el ataque de abril, con el que respondía al asesinato en su embajada en Damasco del entonces comandante adjunto de la fuerza Quds con el lanzamiento de misiles contra Israel, fue catalogado de teatralizado, el que lanzó el martes estuvo lejos de serlo.
El primero incluyó cientos de misiles de menor generación y drones Shahid, mientras que en este último ha utilizado 180 misiles hipersónicos. Con este paso, dice un analista en Teherán, Irán buscaba convencer que sí tiene la capacidad de para hacer daño a Israel y también silenciar a los que rumoreaban a sus espaldas. “Es legítima defensa”, aseguraban desde Irán ayer.
“Nuestra acción ha concluido, a menos que Israel tome más represalias. En ese caso, nuestra respuesta será más contundente y poderosa”, afirmó en la red social X el ministro de Exteriores, Abas Araqchi. El líder supremo, que ayer apareció en el complejo residencial de Teherán, aseguró que el origen de todos los problemas de la región son Estados Unidos y Europa. El ayatolá acalló con ello el rumor de que había sido llevado a un búnker secreto. También quiere liderar la oración del viernes en Teherán, algo que solo hace en ocasiones muy especiales.
La Guardia Revolucionaria cree que tenían que haber respondido antes, con la muerte de Haniye
“Claro que tengo miedo, pero no creo que [Israel] vaya a atacar áreas civiles”, aseguraba ayer Abbas, un estudiante de 23 años de la Universidad en Teherán, que cree que Irán no ha tenido otra opción que responder. Pero también cree que es el resultado de años en los que Irán ha invertido más de invertir más en el llamado Eje de la resistencia que en preocuparse por la situación de la sociedad iraní. “Ellos quieren que los respaldemos en esto. Somos conscientes de cómo los israelíes matan a palestinos y destruyen Gaza. Yo no lo acepto. Pero no nos pueden pedir, no a mí, que lloremos y aceptemos que pongan el país al límite de la guerra por la muerte de un señor que estuvo al frente de la represión y mató a gente en el 2022”.
El joven se refiere al comandante Abas Nilfurushan, que formó parte del grupo de los Guardianes de la Revolución que dirigió la represión de las protestas tras la muerte de Mahsa Amini en el 2022.