La trama global del ataque
Israel puede haber fabricado y distribuido los buscas y walkie-talkies directamente a Hizbullah
Medios e investigadores de todo el mundo siguen el rastro de los buscas, walki-talkies y teléfonos que, al parecer, Israel utilizó para convertirlos en pequeñas bombas de bolsillo, un ataque que hirió y desconcertó a miles de combatientes de Hizbulah, así como a la sociedad libanesa.
Las primeras explosiones se produjeron el martes a las 15:30, hora local, en los suburbios del sur de Beirut. Todos los buscas activos del grupo recibieron un mensaje supuestamente de la cúpula del grupo, que activó las detonaciones. Estos pequeños aparatos han sido claves para la comunicación entre milicianos desde que su líder, Hasan Nasrallah, anunciara a mediados de este año el paso a las comunicaciones de baja tecnología para evitar que Israel las interceptara.
Según fuentes del grupo, el encargo de los dispositivos se produjo durante el verano, primero en pequeñas cantidades y luego para todos los miembros, tanto si eran combatientes como si no.
Queda por ver qué impacto tendrán las explosiones en las guerras que azotan Oriente Medio
Sigue sin estar claro cómo acabaron allí, cómo se colocaron las cargas y cómo se detonaron. Una teoría es que los buscapersonas fueron interceptados y conectados con explosivos después de salir de fábrica. Otra es que Israel organizó toda la fabricación y distribución de los aparatos.
En las primeras horas tras el shock, todas las miradas se dirigieron a Taiwán, donde se encuentra la sede de la empresa Apollo Gold, de tan sólo 40 trabajadores, y cuya marca era visible en todos los buscas. Estos, sin embargo, aseguraron haber transferido la fabricación a BAC Consulting, una compañía con sede en Budapest que, tras diversas investigaciones, resultó ser una fachada.
Una empresa búlgara y otra húngara
Las últimas señales apuntan ahora un poco más al este. El canal de televisión búlgaro bTV informó ayer de que 1,6 millones de euros relacionados con el mortal ataque pasaron primero por Sofía y, más tarde, para después ser transferidos a Hungría, según fuentes de la Agencia Estatal de Seguridad Nacional.
Por su parte, el ministerio del Interior y los servicios de seguridad búlgaros han abierto una investigación sobre los posibles vínculos del fabricante, si mencionar su nombre. Aún así, medios locales filtraron que la empresa Norta Global, con sede en Sofía, podría haber vendido los buscas a Hizbulah.
Según Reuters, los correos electrónicos enviados a una dirección de esta compañía fueron devueltos como no entregables. Además, su fundador se negó a hacer comentarios, lo que levantó sospechas en torno a su papel en la transacción.
El contenido de su sitio web fue eliminado el jueves, al mismo tiempo que se producían las explosiones en Líbano. Antes de ello, la página tenía versiones en inglés, búlgaro y noruego, y anunciaba servicios que incluían consultoría, integración tecnológica, reclutamiento y subcontratación. “¿Está buscando una empresa ágil que lo ayude a tener éxito o encontrar esa solución tecnológica ideal para usted? No busque más”, decía el sitio web, según copias revisadas por Reuters.
El rastro se retoma en Noruega, donde reside el fundador de Norta, Rinson Jose, quien se negó a hacer comentarios. Su pista se ha perdido, aunque se sospecha que ha viajado a EE.UU.
La explosión de los sistemas de comunicación de Hizbulah es uno de los ataques de inteligencia más elaborados de los que se tiene registro, y un ataque cuyo impacto en las guerras de Oriente Medio está aún por determinar.
En Beirut todo el mundo tiene clara la procedencia de las mini-bombas, que han dejado miles de heridos y los hospitales colapsados. “¿Qué más da dónde los hicieran?”, asegura a La Vanguardia Reem, un joven libanesa de la capital. “Todos sabemos quién quiere hacernos daño”, dice, señalando con el mentón hacia Israel en el sur.