Imane Khelif y el boxeo femenino en el centro de una tormenta
La boxeadora de Argelia peleará el oro mientras está en medio de un debate de género.
Una competición olímpica de boxeo que por un momento pareció girar en torno a temas de género, elegibilidad y política internacional demostró el martes que solo era una competición deportiva, en la que una atleta venció a otra sin preguntas ni controversias.
La boxeadora argelina Imane Khelif, cuya elegibilidad fue cuestionada tras su victoria previa en el primer asalto y que fue defendida de manera enérgica por el Comité Olímpico Internacional, ganó el combate de semifinales de su división de peso por decisión unánime. El viernes luchará por la medalla de oro en los Juegos de París.
Khelif se impuso a su rival, la tailandesa Janjaem Suwannapheng, con golpes precisos y eficaces y un rápido juego de piernas. Tras conocerse el resultado, lo celebró en el centro del cuadrilátero, levantando la mano con alegría.
“Estoy muy contenta”, declaró a través de un intérprete, con la bandera argelina roja, verde y blanca sobre los hombros. “He trabajado ocho años para estos Juegos Olímpicos y estoy muy orgullosa de este momento”. El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, felicitó a Khelif en las redes sociales.
El revuelo en torno a Khelif, de 25 años, se originó en los campeonatos mundiales de boxeo celebrados el año pasado en India, donde ella y otra boxeadora, la taiwanesa Lin Yu-ting, fueron declaradas no aptas para competir tras someterse a análisis de sangre no especificados. La Asociación Internacional de Boxeo (IBA, por su sigla en inglés), que organizó el torneo y descalificó a las deportistas, nunca explicó del todo sus decisiones, afirmando que Khelif y Lin “no se sometieron a un examen de testosterona, sino a una prueba separada y reconocida”.
El Comité Olímpico Internacional (COI), que ya no reconoce a la IBA como autoridad rectora del boxeo, permitió que Khelif y Lin compitieran en las Olimpiadas, diciendo que sus descalificaciones en 2023 habían sido “repentinas y arbitrarias”, y que “toda persona tiene derecho a practicar deporte sin discriminación”. El COI afirmó claramente que las boxeadoras son mujeres. Lin ganó su combate del miércoles y también competirá por el oro el sábado.
En su primer combate, Khelif derrotó a la italiana Angela Carini, quien abandonó a los 46 segundos de comenzar la pelea tras recibir un fuerte golpe en la cara. Más tarde, sollozó y dijo a los periodistas que “nunca había sentido un golpe así”. La elegibilidad de Khelif fue cuestionada, incluso por la escritora británica J. K. Rowling y el multimillonario Elon Musk. Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, dijo a los periodistas: “Los atletas que tienen características genéticas masculinas no deberían ser admitidos en competiciones femeninas”.
Luego, Carini se disculpó con Khelif y declaró a un medio italiano que “toda esta polémica me ha entristecido, sin duda”. Khelif, en una entrevista con el servicio de noticias SNTV, denunció el trato que ha recibido y agradeció el apoyo del COI.
“Envío un mensaje a todas las personas del mundo para que defiendan los principios olímpicos y la carta olímpica, para que se abstengan de intimidar a todos los atletas, porque esto tiene efectos, efectos masivos”, dijo Khelif en árabe. “Puede destruir a las personas, puede acabar con sus pensamientos, su espíritu y su mente. Puede dividir a la gente. Y, por eso, les pido que se abstengan de intimidar”.
En una caótica conferencia de prensa celebrada el lunes, los responsables de la IBA no ofrecieron documentación alguna sobre su decisión de suspender a las dos boxeadoras. La organización está respaldada por el gigante energético ruso Gazprom, lo que ha hecho que funcionarios del COI, y otras personas, sugieran que la polémica del boxeo fue creada para desacreditar los Juegos de París después de que Rusia fuera excluida de ellos por su invasión en Ucrania.
El combate de Khelif del martes contó con la presencia de un gran contingente de aficionados argelinos, quienes la vitorearon ruidosamente mientras caminaba hacia el cuadrilátero y ondeaba la bandera de su país. Khelif se tocó los guantes con Suwannapheng antes y durante el combate en señal de deportividad.
Tras el combate, Suwannapheng, que ganó la medalla de bronce, dijo que había oído hablar de la polémica, pero que no la había seguido de cerca.
“Es una mujer, pero es muy fuerte”, afirmó.
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