EE.UU. considera que Israel no ha cruzado una línea roja con su ofensiva en Rafah
Tel Aviv usó bombas estadounidenses en el ataque del domingo al campo de desplazados, según una verificación de 'The New York Times'. El oleaje destruye el muelle humanitario temporal de EE.UU. en la costa de Gaza, que tardará más de una semana en ser reconstruido
El bombardeo de un campo de desplazados y la entrada de tanques y vehículos blindados al centro de la ciudad de Rafah no constituyen una “invasión a gran escala”, según la administración de Joe Biden, por lo que no ve necesidad de cambiar su política de envío de armas a Israel. El presidente, que el mes pasado bloqueó un cargamento con 3.500 bombas en vísperas de la ofensiva militar de Tel Aviv, anunció que retendría más envíos si el ejército entraba en los “centros de población” de Rafah, donde aproximadamente un millón de civiles, muchos de ellos desplazados desde el norte, siguen agolpados en una grave situación humanitaria.
El portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, calificó las imágenes de la ciudad en ruinas de “desgarradoras” y “horribles”, y aseguró que “no debería perderse ninguna vida inocente como resultado de este conflicto”. Ante la pregunta de si la operación militar había cruzado la línea roja establecida por la administración, Kirby respondió que “no hay cambios en la política” de Estados Unidos hacia Israel.
“No apoyamos ni apoyaremos una operación terrestre de envergadura en Rafah”, aseguró: “El presidente dijo que, si eso ocurriera, podría hacerle tomar decisiones diferentes en términos de apoyo. Por el momento no hemos visto que haya ocurrido. No les hemos visto entrar en Rafah con muchas unidades, un gran número de tropas, en columnas y formaciones en ningún tipo de maniobra coordinada contra múltiples objetivos sobre el terreno”.
“No hemos visto a Israel entrar en Rafah con un gran número de tropas, en columnas y formaciones, ni de manera coordinada contra múltiples objetivos” John Kirby, portavoz de Seguridad Nacional
Israel sostiene que la ofensiva en Rafah es necesaria para lograr la victoria y asegura que los líderes de Hamás se encuentran escondidos en esta ciudad al sur de Gaza, donde están usando a la población civil de escudos humanos. El propio Benjamin Netanyahu definió las consecuencias del bombardeo en el campo de desplazados como como un “trágico incidente”, pero continuó bombardeando la ciudad en los días posteriores con ataques aéreos y disparos de tanques, a pesar de la orden de detención del Tribunal Internacional de Justicia y de la condena de la comunidad internacional.
En ese ataque, en el que murieron al menos 45 personas, mayoritariamente niños, mujeres y ancianos, Israel habría usado armamento suministrado por EE.UU., según una verificación de la evidencia gráfica de The New York Times. Concretamente, entre las ruinas de Rafah, se han encontrado restos de bombas GBU-39, de fabricación americana, un tipo de arma menos mortal que las bombas de 900 kilos que retuvo el mes pasado la administración de Biden.
La Casa Blanca habría estado presionando al gabinete de guerra liderado por Netanyahu para que use este tipo de bombas en vez de las de mayor tamaño, que habrían provocado en Rafah una destrucción todavía mayor. El Departamento de Estado reconoció en un reciente informe enviado al Congreso que “es razonable valorar” que Israel ha violado el derecho internacional humanitario en Gaza. Sin embargo, consideró que no tienen pruebas suficientes de que hayan usado armas estadounidenses para ello, así que se negó a bloquear el envío de armas al estado hebreo.
Eso es lo que lleva meses pidiendo el sector progresista de los demócratas en el Congreso: condicionar la ayuda al respeto del derecho internacional, tal como manda la ley estadounidense desde la Guerra Fría. Concretamente, está prohibido el envío de armas a terceros países que "incurran en un patrón consistente de graves violaciones de los derechos humanos internacionalmente reconocidos”. Sin embargo, Estados Unidos insiste en la ayuda militar, a pesar de la descripción de La Haya de crímenes de guerra por parte del primer ministro israelí, Netanyahu, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant.
El fuerte oleaje destruye el muelle humanitario de EE.UU. en la costa de Gaza
Mientras crece la urgencia de ayuda humanitaria en Rafah, el Pentágono anunció ayer que su puerto temporal en la costa de Gaza ha sido destruído por el oleaje, tan solo doce días después del primer envío de asistencia. La subsecretaria de prensa del Pentágono, Sabrina Singh, confirmó que las condiciones meteorológicas habían destruido parte del muelle, que ha cedido ante “una tormenta perfecta de estados de alta mar y, al mismo tiempo, un sistema meteorológico del norte de África”.
Tomará al menos una semana reparar el muelle y reanudar la tan necesitada asistencia humanitaria en la franja. Desde que Biden anunció su construcción en marzo, durante el discurso del Estado de la Unión, oficiales del Pentágono alertaron de las dificultades logísticas y de seguridad que iba a suponer, y se han cumplido sus advertencias. En los días posteriores al 17 de mayo, cuando comenzó a operar, la administración reportó que los camiones habían sido saqueados cuando se dirigían a un almacén.
El puerto consta de dos componentes principales: un gran dique flotante formado por segmentos de acero y una calzada de dos carriles y 548 m de longitud, que se une a la costa. Es parte de esta calzada la que se ha desprendido debido al fuerte oleaje. Costó 320 millones de dólares al gobierno estadounidense y, en las dos semanas que estuvo operativo, se usó para hacer llegar 1.000 toneladas métricas de ayuda a Gaza, según el Pentágono.