El Parlamento italiano busca Presidente del país
Tras días de reuniones y expectación, Silvio Berlusconi renunció a su aspiración a la Jefatura del Estado italiano, su último gran sueño, pero pidió que Mario Draghi, principal apuesta para el cargo, siga donde está, al frente del Gobierno.
La decisión de Berlusconi llega in extremis, a dos días del inicio de las votaciones en el Parlamento y después de una semana como total protagonista en la que, teléfono en mano, ha tratado de recabar el apoyo de diputados y senadores, aunque sin éxito.
Su marcha atrás fue confirmada con elogios por su socio, el ultraderechista Matteo Salvini: "Una elección decisiva y fundamental, Berlusconi ofrece un gran servicio a Italia y al centroderecha, que ahora tendrá el honor y la responsabilidad de poner sobre la mesa sus propuestas sin vetos de la izquierda".
El próximo lunes, el Parlamento italiano, reunido en sesión conjunta -630 diputados, 320 senadores y 58 delegados regionales-, será convocado para empezar a votar al sucesor de Sergio Mattarella en la Jefatura del Estado durante los próximos siete años.
Berlusconi era un escollo en las posibles negociaciones ya que, por un lado, la coalición de derechas se veía comprometida a seguir sus sueños mientras que la izquierda lo consideraba "inaceptable", y el acercamiento de posturas es obligatorio porque ningún bloque suma por sí solo para imponer un nombre.
La decisión del veterano Berlusconi tiene letra pequeña: una de sus exigencias fue que el actual primer ministro, Mario Draghi, cuyo nombre es la principal apuesta para el cargo, siga al frente del Gobierno y lleve la legislatura a su término natural, 2023.
El economista es el preferido porque cuenta con un gran apoyo y prestigio internacional.