La extrema derecha sacude la elección en Andalucía
La extrema derecha gana terreno en el mundo, y también en España. La irrupción de Vox en el escenario político – un partido identificado con el legado del dictador Francisco Franco y programa similar a sus homólogos en Europa -, se había tratado de anecdótico, como de imposible, como de...



La extrema derecha gana terreno en el mundo, y también en España. La irrupción de Vox en el escenario político – un partido identificado con el legado del dictador Francisco Franco y programa similar a sus homólogos en Europa -, se había tratado de anecdótico, como de imposible, como de algo que nunca se materializaría… y a su primera participación en unas elecciones regionales ha mostrado que sus intenciones van en serio.
El sorprendente resultado electoral ha convertido Andalucía – un territorio en el que el Partido Socialista lleva gobernando 36 años - en un escenario endiablado para buscar alianzas que permitan formar Gobierno. La irrupción de Vox, con 12 diputados, ha descolocado el tablero político y va a condicionar la aritmética de los pactos y sus posibles efectos en el contexto nacional. Tanto el PP como Ciudadanos – los dos partidos de derecha tradicional, más el primero que el segundo - se mostraron este lunes abiertos a acuerdos con el partido de extrema derecha, aunque ambos aspiran a hacerse con la presidencia de la Junta. La ya presidenta en funciones, la socialista Susana Díaz, tampoco desiste del intento, pese a su fuerte retroceso, y se ofrece como el dique para contener a Vox.
Susana Díaz quiere frenar la influencia de la extrema derecha, pero solo le salen las cuentas si suma con Ciudadanos y Adelante Andalucía – la enésima fórmula de Podemos, el partido de Pablo Iglesias -. Los candidatos del PP, Juan Manuel Moreno —la segunda fuerza más votada tras los socialistas— y de Ciudadanos, Juan Marín, se necesitan mutuamente para desbancar al PSOE del poder, pero ninguno quiere ceder el liderazgo del cambio.
De momento, Ciudadanos no contempla apoyar a la dirigente socialista bajo ninguna circunstancia, incluido el posible coste de recibir el respaldo de Vox, que el partido de Albert Rivera no descartó este lunes. Ciudadanos no ha manifestado preocupación sobre la entrada del partido de Santiago Abascal en el Parlamento andaluz, a diferencia de sus socios europeos de la Alianza Liberal, que han alertado sobre el avance de la extrema derecha en España. En esos matices insiste el PSOE para presionar a los de Rivera. “No imagino a Macron [socio europeo de Ciudadanos] blanqueando a la extrema derecha”, dijo Díaz.
La presidenta en funciones esgrimió este lunes su amarga victoria como el principal aval para liderar las negociaciones con el resto de partidos constitucionalistas —lo que excluye a Vox—, a fin de lograr su investidura y “frenar a la extrema derecha”. Para el PSOE la única esperanza de no perder el Gobierno pasa porque la formación de Rivera varíe radicalmente su postura y apoye a Díaz, al igual que Adelante Andalucía. Fuentes del partido sostienen que la posición de Ciudadanos es la más complicada y aún creen posible reeditar el acuerdo de investidura que ambas formaciones suscribieron en 2015. “No desbancar al PSOE no se lo perdonarían sus votantes procedentes del PP, pero presentarse a las generales habiendo sido respaldados por Vox tampoco lo entendería su electorado más centrista y liberal”, arguyen. El hecho de que Vox quiera terminar con las autonomías puede pesar a la hora de plantearse un giro en su política de pactos, interpreta el PSOE. “Tendrían que explicar por qué se apoyan en un partido que quiere acabar con el Parlamento andaluz”, insisten estas fuentes.
El PP esgrime su condición de segunda fuerza, pese a sacar sus peores resultados en la comunidad desde 1982, para presentar a Moreno como candidato. Al igual que Ciudadanos, los populares han dejado claro que no tienen problema para pactar con Vox.
Quien promete que no pondrá problemas para un Gobierno de derecha es Vox. “No seremos obstáculo para acabar con el régimen socialista”, aseguró su cabeza de lista, el juez en excedencia Francisco Serrano.
El sorprendente resultado electoral ha convertido Andalucía – un territorio en el que el Partido Socialista lleva gobernando 36 años - en un escenario endiablado para buscar alianzas que permitan formar Gobierno. La irrupción de Vox, con 12 diputados, ha descolocado el tablero político y va a condicionar la aritmética de los pactos y sus posibles efectos en el contexto nacional. Tanto el PP como Ciudadanos – los dos partidos de derecha tradicional, más el primero que el segundo - se mostraron este lunes abiertos a acuerdos con el partido de extrema derecha, aunque ambos aspiran a hacerse con la presidencia de la Junta. La ya presidenta en funciones, la socialista Susana Díaz, tampoco desiste del intento, pese a su fuerte retroceso, y se ofrece como el dique para contener a Vox.
Susana Díaz quiere frenar la influencia de la extrema derecha, pero solo le salen las cuentas si suma con Ciudadanos y Adelante Andalucía – la enésima fórmula de Podemos, el partido de Pablo Iglesias -. Los candidatos del PP, Juan Manuel Moreno —la segunda fuerza más votada tras los socialistas— y de Ciudadanos, Juan Marín, se necesitan mutuamente para desbancar al PSOE del poder, pero ninguno quiere ceder el liderazgo del cambio.
De momento, Ciudadanos no contempla apoyar a la dirigente socialista bajo ninguna circunstancia, incluido el posible coste de recibir el respaldo de Vox, que el partido de Albert Rivera no descartó este lunes. Ciudadanos no ha manifestado preocupación sobre la entrada del partido de Santiago Abascal en el Parlamento andaluz, a diferencia de sus socios europeos de la Alianza Liberal, que han alertado sobre el avance de la extrema derecha en España. En esos matices insiste el PSOE para presionar a los de Rivera. “No imagino a Macron [socio europeo de Ciudadanos] blanqueando a la extrema derecha”, dijo Díaz.
La presidenta en funciones esgrimió este lunes su amarga victoria como el principal aval para liderar las negociaciones con el resto de partidos constitucionalistas —lo que excluye a Vox—, a fin de lograr su investidura y “frenar a la extrema derecha”. Para el PSOE la única esperanza de no perder el Gobierno pasa porque la formación de Rivera varíe radicalmente su postura y apoye a Díaz, al igual que Adelante Andalucía. Fuentes del partido sostienen que la posición de Ciudadanos es la más complicada y aún creen posible reeditar el acuerdo de investidura que ambas formaciones suscribieron en 2015. “No desbancar al PSOE no se lo perdonarían sus votantes procedentes del PP, pero presentarse a las generales habiendo sido respaldados por Vox tampoco lo entendería su electorado más centrista y liberal”, arguyen. El hecho de que Vox quiera terminar con las autonomías puede pesar a la hora de plantearse un giro en su política de pactos, interpreta el PSOE. “Tendrían que explicar por qué se apoyan en un partido que quiere acabar con el Parlamento andaluz”, insisten estas fuentes.
El PP esgrime su condición de segunda fuerza, pese a sacar sus peores resultados en la comunidad desde 1982, para presentar a Moreno como candidato. Al igual que Ciudadanos, los populares han dejado claro que no tienen problema para pactar con Vox.
Quien promete que no pondrá problemas para un Gobierno de derecha es Vox. “No seremos obstáculo para acabar con el régimen socialista”, aseguró su cabeza de lista, el juez en excedencia Francisco Serrano.