Gobierno italiano protagonizará una elección histórica
El Gobierno italiano hará una “elección histórica” entre lo que los ciudadanos necesitan y lo que las agencias de calificación dicen que se debe hacer, dijo ayer domingo el viceprimer ministro, en respuesta a la advertencia de Fitch sobre la deuda del país. Fitch rebajó el viernes la...



El Gobierno italiano hará una “elección histórica” entre lo que los ciudadanos necesitan y lo que las agencias de calificación dicen que se debe hacer, dijo ayer domingo el viceprimer ministro, en respuesta a la advertencia de Fitch sobre la deuda del país.
Fitch rebajó el viernes la perspectiva del tercer país más endeudado del mundo a “negativa” desde “estable”, citando preocupaciones sobre la “naturaleza nueva y no probada” del gobierno y sus promesas de aumentar el gasto.
El ministro de Economía, Giovanni Tria, respondió de manera tranquilizadora el sábado, diciendo que Italia respetaría los compromisos presupuestarios de la Unión Europea con políticas concretas en las próximas semanas.
Pero ayer, el viceprimer ministro, Luigi Di Maio, que también es líder del Movimiento 5-Estrellas, fue menos diplomático y prometió cumplir la promesa principal de campaña de su partido: una renta universal para los pobres.
“En 2019 debe comenzar la renta universal”, dijo Di Maio en una conferencia en la costa toscana. “Tenemos que poner la financiación en el presupuesto para que al menos cinco millones de italianos empobrecidos puedan volver al trabajo”.
Di Maio aseguró que a diferencia de los gobiernos anteriores, la coalición formada por el 5-Estrellas y la Liga, el partido de extrema derecha, que asumió el cargo en junio, respondería previamente ante los ciudadanos que ante las agencias de calificación.
“No podemos pensar en escuchar a las agencias de calificación y tranquilizar a los mercados, y luego apuñalar a los italianos por la espalda”, dijo. “Siempre elegiremos primero a los italianos”.
A fin de mes, Italia debe dar a conocer sus objetivos de crecimiento y finanzas públicas y su borrador presupuestario debe aprobarse antes de finales de octubre.
El gobierno ha dicho que pedirá a Bruselas margen para elaborar los presupuestos, pero las relaciones se han deteriorado recientemente por la inmigración, con Di Maio incluso amenazando con vetar el próximo presupuesto de siete años del bloque si la UE no asume un porcentaje mayor con la carga migratoria.
La deuda italiana de 2,3 billones de euros -equivalente a más del 130 por ciento de su Producto Interno Bruto- hace vulnerable al país a los cambios en la confianza de los inversores.
Fitch rebajó el viernes la perspectiva del tercer país más endeudado del mundo a “negativa” desde “estable”, citando preocupaciones sobre la “naturaleza nueva y no probada” del gobierno y sus promesas de aumentar el gasto.
El ministro de Economía, Giovanni Tria, respondió de manera tranquilizadora el sábado, diciendo que Italia respetaría los compromisos presupuestarios de la Unión Europea con políticas concretas en las próximas semanas.
Pero ayer, el viceprimer ministro, Luigi Di Maio, que también es líder del Movimiento 5-Estrellas, fue menos diplomático y prometió cumplir la promesa principal de campaña de su partido: una renta universal para los pobres.
“En 2019 debe comenzar la renta universal”, dijo Di Maio en una conferencia en la costa toscana. “Tenemos que poner la financiación en el presupuesto para que al menos cinco millones de italianos empobrecidos puedan volver al trabajo”.
Di Maio aseguró que a diferencia de los gobiernos anteriores, la coalición formada por el 5-Estrellas y la Liga, el partido de extrema derecha, que asumió el cargo en junio, respondería previamente ante los ciudadanos que ante las agencias de calificación.
“No podemos pensar en escuchar a las agencias de calificación y tranquilizar a los mercados, y luego apuñalar a los italianos por la espalda”, dijo. “Siempre elegiremos primero a los italianos”.
A fin de mes, Italia debe dar a conocer sus objetivos de crecimiento y finanzas públicas y su borrador presupuestario debe aprobarse antes de finales de octubre.
El gobierno ha dicho que pedirá a Bruselas margen para elaborar los presupuestos, pero las relaciones se han deteriorado recientemente por la inmigración, con Di Maio incluso amenazando con vetar el próximo presupuesto de siete años del bloque si la UE no asume un porcentaje mayor con la carga migratoria.
La deuda italiana de 2,3 billones de euros -equivalente a más del 130 por ciento de su Producto Interno Bruto- hace vulnerable al país a los cambios en la confianza de los inversores.