Reúnen en EEUU a 538 niños con sus padres inmigrantes
El gobierno estadounidense reunió hasta este lunes a 538 niños con sus padres inmigrantes detenidos al cruzar ilegalmente la frontera con México tras la separación correspondiente por la denominada política de tolerancia cero. La alternativa, con un amplio rechazo dentro y fuera de...



El gobierno estadounidense reunió hasta este lunes a 538 niños con sus padres inmigrantes detenidos al cruzar ilegalmente la frontera con México tras la separación correspondiente por la denominada política de tolerancia cero.
La alternativa, con un amplio rechazo dentro y fuera de Estados Unidos, establece que cualquier persona en esas condiciones será arrestada y acusada de cargos criminales.
Aplicada desde mayo pasado, la iniciativa dio origen a la separación de más de dos mil 300 menores del lado de sus familiares, de acuerdo con datos oficiales.
Para frenar tal división, el presidente norteamericano, Donald Trump, firmó el último 20 de junio una orden ejecutiva, pero quedaron fuera del decreto quienes ya sufrieron el proceder.
Dicha cantidad de reunificaciones fue actualizada por Tyler Houlton, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, en su cuenta de la red social Twitter.
En una declaración conjunta emitida el sábado por la noche, esa entidad y el Departamento de Salud y Servicios Humanos, encargado de la custodia de los menores, anunciaron que 522 de ellos se unieron hasta entonces a sus progenitores.
Informaron, además, que otros 16 debían reencontrarse con sus ascendientes en las próximas 24 horas luego de que la opción no pudo completarse el 22 de junio debido al clima.
El texto plantea que las dos entidades federales trabajan para fomentar las comunicaciones y reunir a cada menor con su padre o tutor a través de procesos bien establecidos.
Sin embargo, según el plan, esos niños seguirán esperando bajo custodia mientras avanza el proceso legal de sus progenitores, y las reunificaciones solo tendrán lugar cuando se completen los procedimientos relacionados con los adultos. La administración norteamericana permitiría a las personas en espera de ser sacadas del país solicitar que sus hijos sean enviados con ellas de regreso a la nación de origen, algo que no siempre piden, señaló el comunicado.
Inmigrantes temen por su vida si regresan a casa
Alentada por familiares y amigos en Estados Unidos, la hondureña Lorena Mejía ha estado esperando durante dos semanas en un refugio en Reynosa, cerca del Río Grande, con su esposo y cuatro hijos para solicitar asilo.
El regreso a casa no es una alternativa, dijo Mejía, quien explicó que ella y su familia habían sido amenazados tras presenciar una masacre en Honduras hace algunos años.
“No se puede volver allá. Nos están esperando para matarnos”, comentó la mujer de 31 años, quien dijo que otros dos testigos ya habían sido asesinados. “Tenemos que entrar”, agregó.
Sharon Melissa Analco, de 23 años, llegó a Tijuana el viernes con su hija de cinco años, huyendo de secuestradores que aterrorizaban a su familia en Acapulco, en el violento estado mexicano Guerrero.
Analco dijo que no tenía dinero para pagar su estadía, ya que esperaba poder ingresar a Estados Unidos, pero un oficial estadounidense le impidió el cruce, diciéndole que tendría que poner su nombre en una lista y esperar su turno.
“No puedo esperar”, recordó haberle dicho llorando al agente. “Yo vengo corriendo peligro”, añadió.
La alternativa, con un amplio rechazo dentro y fuera de Estados Unidos, establece que cualquier persona en esas condiciones será arrestada y acusada de cargos criminales.
Aplicada desde mayo pasado, la iniciativa dio origen a la separación de más de dos mil 300 menores del lado de sus familiares, de acuerdo con datos oficiales.
Para frenar tal división, el presidente norteamericano, Donald Trump, firmó el último 20 de junio una orden ejecutiva, pero quedaron fuera del decreto quienes ya sufrieron el proceder.
Dicha cantidad de reunificaciones fue actualizada por Tyler Houlton, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, en su cuenta de la red social Twitter.
En una declaración conjunta emitida el sábado por la noche, esa entidad y el Departamento de Salud y Servicios Humanos, encargado de la custodia de los menores, anunciaron que 522 de ellos se unieron hasta entonces a sus progenitores.
Informaron, además, que otros 16 debían reencontrarse con sus ascendientes en las próximas 24 horas luego de que la opción no pudo completarse el 22 de junio debido al clima.
El texto plantea que las dos entidades federales trabajan para fomentar las comunicaciones y reunir a cada menor con su padre o tutor a través de procesos bien establecidos.
Sin embargo, según el plan, esos niños seguirán esperando bajo custodia mientras avanza el proceso legal de sus progenitores, y las reunificaciones solo tendrán lugar cuando se completen los procedimientos relacionados con los adultos. La administración norteamericana permitiría a las personas en espera de ser sacadas del país solicitar que sus hijos sean enviados con ellas de regreso a la nación de origen, algo que no siempre piden, señaló el comunicado.
Inmigrantes temen por su vida si regresan a casa
Alentada por familiares y amigos en Estados Unidos, la hondureña Lorena Mejía ha estado esperando durante dos semanas en un refugio en Reynosa, cerca del Río Grande, con su esposo y cuatro hijos para solicitar asilo.
El regreso a casa no es una alternativa, dijo Mejía, quien explicó que ella y su familia habían sido amenazados tras presenciar una masacre en Honduras hace algunos años.
“No se puede volver allá. Nos están esperando para matarnos”, comentó la mujer de 31 años, quien dijo que otros dos testigos ya habían sido asesinados. “Tenemos que entrar”, agregó.
Sharon Melissa Analco, de 23 años, llegó a Tijuana el viernes con su hija de cinco años, huyendo de secuestradores que aterrorizaban a su familia en Acapulco, en el violento estado mexicano Guerrero.
Analco dijo que no tenía dinero para pagar su estadía, ya que esperaba poder ingresar a Estados Unidos, pero un oficial estadounidense le impidió el cruce, diciéndole que tendría que poner su nombre en una lista y esperar su turno.
“No puedo esperar”, recordó haberle dicho llorando al agente. “Yo vengo corriendo peligro”, añadió.