Comadres y sus chapacas
Comadres no necesita más etiquetas, pero es evidente que siempre ha habido esa convicción de la afirmación, del poder de género y del de la sonrisa
Con la fiesta de Comadres se abre, ahora sí, los días grandes del Carnaval Chapaco. De hecho, se podría decir que desde hace una década más o menos, Comadres es principalmente el día grande de este Carnaval que ha perdido vía privatización muchas de sus peculiaridades.
La Fiesta de Comadres es la fiesta de la “chapaquidad” por excelencia, un día en el que tal vez se exageran los dogmas y los signos, pero que viene a resumir bien el espíritu que subyace en esta fiesta y que se ha convertido en una referencia nacional, que se replica en casi todas las ciudades, y mejor donde hay algún núcleo de representación tarijeña
A diferencia de otras fiestas donde está muy claramente marcado la diferencia entre participantes y público: el Gran Poder, el Carnaval de Oruro, el de Río de Janeiro, el de las chirigotas de Cádiz o el corso de corsos de Cochabamba, que establecen diferencias en base al poder adquisitivo, por los costos de la indumentaria o las altas cuotas de membresía, en Tarija el carnaval es en la calle y no hace falta mucho más que un chisguete y un sombrero para identificarse con ella.
Tan importante es festejar Comadres en el contexto del momento como marchar y pelear por las causas que nos unen
La fiesta de comadres tiene además un par de características propias, expandibles a todo el carnaval chapaco: es intergeneracional, es decir, madres, hijas y abuelas disfrutan por igual y pueden compartir los mismos eventos con naturalidad, porque efectivamente, es un Carnaval en la calle; y además, asienta sus raíces muy claramente en la campiña tarijeña, que es al fin y al cabo de donde emana la identidad de este carnaval y todos los elementos del folklore moderno.
Comadres se trata, esencialmente, de una fiesta de mujeres, que, como tal, va creciendo y conquistando espacios de libertad con el paso de los tiempos. Si hace unos cincuenta años el festejo se popularizó, aún enmarcado en una especie de “día de liberación” donde las mujeres rompían sus cadenas, aunque fuera por un día, para disfrutar de un festejo por todo lo alto, hoy la celebración tiene otras características distintas, más relacionadas con la camaradería entre mujeres, con eso que ahora llamamos “sororidad”, donde se rompen muchos estereotipos y se promueven nuevas lógicas en la relación entre iguales.
No se puede decir que comadres sea ahora una fiesta feminista, aunque probablemente siempre lo fue. Siempre ha habido esa convicción de la afirmación, del poder de género y del de la sonrisa. No hay duda de que mujeres de diferente sensibilidad y convicción festejamos desde ópticas distintas, pero tampoco hay dudas de que en estos cincuenta años se ha avanzado en consensos mínimos y comunes, sobre todo en la condena a la violencia, pero también en otros hitos de igualdad, que no se pueden dejar de lado. Tan importante es festejar Comadres en el contexto del momento como marchar y pelear por las causas que nos unen.
Dicho esto, el Carnaval entra en sus días decisivos, ojalá todos contribuyamos al engrandecimiento de la fiesta desde el aporte personal, siendo la paz el valor elemental para que el disfrute se garantice.
Feliz Carnaval queridos compadres y queridas comadres.