2025: Las carreteras "del desarrollo"

A la falta de licitación de nuevas obras se suma un preocupante estado de las principales vías troncales del departamento, que generan altos riesgos

La crisis económica que acogota al país tiene efectos evidentes en las políticas sociales, pero también y sobre todo en la inversión pública y el estado de los servicios. Uno de los más afectados es precisamente el servicio vial, es decir, la construcción y mantenimiento de tramos carreteros que al final suman al turismo y a la competitividad productiva.
En Tarija no es novedad, pero la inversión en carreteras sigue al mínimo. Si bien se abrieron los primeros kilómetros de la doble vía en Yacuiba; se reiniciaron obras en el tramo Choere – Acheral, de competencia nacional, y se ha avanzado en la ruta Bermejo – San Antonio, de competencia departamental, el resto de las obras siguen o bien paralizadas, o muy demoradas, o directamente olvidadas, algunas de ellas generando un gran riesgo para los transportistas y conductores tarijeños.
A estas alturas sigue pendiente el túnel del Aguaragüe entre Caraparí y Yacuiba, que pese a haber alcanzado acuerdos con las comunidades y ambos municipios hace años, sigue sin avanzarse. Mientras, la Gobernación ha actualizado algunos proyectos y espera abordar proyectos en el valle central, sin embargo, la falta de recursos acaba condicionando el procedimiento habitual y con ello a todo un sector profesional que generaba numerosos puestos de trabajo y movía la economía en el departamento.
A la falta de licitación se suma un preocupante estado de las principales vías troncales del departamento.
La que viene concentrando accidentes es la ruta hacia Villazón, que ha sido denunciada por los choferes luego de que dos flotas volcaran en la zona. De momento no hay cronograma claro.
Además, el tramo Entre Ríos – Palos Blancos, una de las obras estrella del último gobierno de Evo Morales, sigue en un estado lamentable, con el firme descompuesto en numerosos sectores, lo que unido a las modificaciones que ya se autorizaron en su día supone un riesgo real.
A esto se le une otras advertencias por parte del transporte sobre la ruta Tarija – Bermejo, una de las grandes obras de principios de este siglo pero que sin un mantenimiento adecuado empieza a deteriorarse a una velocidad endiablada, afectando al pavimiento en muchos tramos, llegando a desaparecer incluso en los más críticos.
Las lluvias se han adelantado respecto a otros años, pero todavía se prevé que lleguen los meses más difíciles en ese sentido y el diagnóstico no es bueno. Esto suele traducirse en pérdida de vidas humanas, que es lo más doloroso, pero también en un progresivo ostracismo que saque al departamento y al valle central de la ruta del desarrollo. Estar bien conectados entre nosotros, con nuestras fronteras y con el resto del país debía ser uno de los motores de crecimiento para el departamento, apostándole a la logística además de al turismo, sin embargo, de momento, seguimos detenidos en el tiempo. Ojalá el 2025 traiga nuevas oportunidades en ese sentido.

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