Tiempos de democracia chuta
Las agresiones a la democracia se están volviendo comunes en muchos países, donde la ley se aplica según quien y los compromisos duran lo que duran
Vivimos tiempos ciertamente sensibles para la democracia. La deriva política mundial, desde la izquierda o desde la derecha, parece conducirse hacia regímenes totalitarios, de carácter populista, donde todo se debate en el marco de las emociones y donde las ideas se ven eclipsadas, sobre todo, por los gritos.
Esta semana que hoy se cierra hemos asistido a nivel mundial a hechos paradigmáticos que bien valen una reflexión.
Por ejemplo, en Corea del sur, decimosegunda potencia económica del mundo y top 10 en la calidad democrática, el presidente Yoon Suk-yeol, conservador de toda la vida, consideró viable darse un autogolpe luego de seis meses de caída libre en popularidad por sus escándalos de corrupción y porque la oposición había logrado tomar el control del parlamento.
Las emociones son más poderosas que los hechos, y el narrador al fin y al cabo es el que decide desde qué lado te cuenta
En ese mismo marco, el Tribunal Constitucional de Rumanía ha considerado necesario anular la elección en primera vuelta de las elecciones presidenciales y volver a convocarlas. El ganador, un ultraderechista heterodoxo de mediana edad famoso en TikTok y célebre ecologista, había pasado por debajo de todos los radares de las encuestas. No ha tardado de ser tildado de pro-ruso, por aquello de que discrepa de la posición oficial sobre Ucrania, y eso ha sido suficiente argumento para volver a convocar.
En Estados Unidos el mismísimo presidente Joe Biden ha indultado a su hijo, condenado por fraude fiscal y por haber mentido sobre sus adicciones a las drogas al comprar un arma. Biden había prometido en campaña que no lo haría, pero ya no es campaña y ya no es presidente.
También en Estados Unidos un tribunal ha ratificado el fallo que le exige a TikTok ha deshacerse de parte de su negocio, porque al parecer, es diferente al de X, Facebook o Google y más peligroso para los estadounidenses.
En Francia acaba de caer el primer ministro y su gobierno por el voto de la izquierda y la ultraderecha, que fueron las dos fuerzas que más votos obtuvieron en las últimas legislaturas, aunque el presidente Macron decidió encargarle el gobierno a la derecha conservadora de siempre, ahí gobernando escuchando al pueblo.
A veces el problema tiene que ver con las narrativas, porque las emociones son más poderosas que los hechos, y el narrador al fin y al cabo es el que decide desde qué lado te cuenta la historia.
Sin embargo el problema viene de más atrás y es más profundo: demasiados ciudadanos parecen estar dispuestos a relativizar el imperio de la Ley, a calificar no solo en función de lo que se hace, sino de quién lo hace, y a creer que hay normas buenas y malas en función de a qué intereses afecta, y justamente eso es todo lo contrario de lo que cualquier imperio de la Ley pretende.
La democracia atraviesa horas bajas, los políticos parecen haberse acomodado a esa realidad y ya han desarrollado fórmulas para sacar partido y por ende, debe ser cosas de las “potenciales víctimas”, que somos los ciudadanos normales y corrientes, el encontrar las fórmulas para valorizar y recuperar la democracia. Es tiempo de estudiar, de estar vigilante y de defender la base. La democracia y la Ley son la base de la convivencia.