2024 ya está aquí

Cabe recordar que no son los buenos deseos ni la naturaleza de las fechas las que convierten en realidades las buenas oportunidades

Estamos en 2024: hora de ordenar las prioridades, hora de la verdad. Un año cargado de desafíos de los que deberemos estar muy pendientes, pues en la suerte de su resolución estará la suerte compartida de la nación.

El gobierno cerro 2023 hablando de la operación especulativa desatada contra su gestión económica al mismo tiempo que pateaba la democracia misma dando alas a los magistrados que buscan aferrarse a su sillón en los principales tribunales del país, con una evidente misión.

Probablemente restaurar esa parte de creencia en la democracia sería una buena señal para un año que va a venir cargado de turbulencias en el plano político, pues las elecciones presidenciales de 2025 se verán cada vez más cerca e incluso cabe la posibilidad que algunos pretendan adelantar las primarias.

Con todo, no parece que algún asunto político de esta índole pueda provocar el estallido social que muchos opositores vaticinan, más en estos tiempos donde el autoritarismo y la falta de respeto a la separación de poderes parece haber recobrado vigencia, como en las décadas oscuras de este continente.

Otra cosa es lo económico, y ahí sí que los estrategas del gobierno siguen concentrados en evitar un alza inflacionaria a la vez que evitamos quedarnos demasiado lejos de nuestros vecinos.

El Presupuesto General del Estado ha sincerado ligeramente el precio estimado del petróleo, para que los eventuales incrementos de la subvención, que con seguridad se producirán, no acaben por arruinarlo todo.

A la vez, el ingreso al club del Mercosur puede dar nuevas posibilidades de exportación a la carne y a los granos y que, con el debido control, los dólares retornen al país para llenar las Reservas, al igual que algunas otras medidas adoptadas para controlar las inversiones fuera de los grandes bancos.

La deriva de Argentina, que supone frenará la importación, y la evolución de la economía internacional, que prevé cierta estabilización en los precios y por ende, de los tipos de interés, puede jugar a favor del gobierno en su cruzada por ahorrar dólares, sin embargo, deben ser las grandes apuestas a mediano plazo las que den resultados, y eso sigue pasando por el litio y por recuperar de alguna forma el buen tono en los hidrocarburos.

Por último, sobre la mesa este año va a volver a estar la discusión sobre el modelo de Estado en tanto el censo de población y vivienda nos va a volver a dar una imagen concreta y detallada de cómo las políticas de desarrollo abordadas han impactado en las regiones. Todos tenemos la sensación de que la autonomía ha fracasado, pero hay que acabar de identificar las causas más allá de las innumerables camisas de fuerza que el poder central le ha puesto.

2024 ya está aquí, con seguridad, con muchas sorpresas por descubrir, aun así, siempre cabe recordar que no son los buenos deseos ni la naturaleza de las fechas las que convierten en realidades las buenas oportunidades. Vamos a ello.


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