El 2023 y la prensa libre

Se acerca el fin de año y nos complace confirmarles una vez más que nuestra salud es buena y que nuestra aspiración es crecer, y molestar

2023 ha sido un mal año para la prensa libre en Bolivia, algo que en realidad no es noticia, porque hace tantos años que vienen siendo malos años en el mundo entero que no es ni noticia. Pero hay algo en la definición que lo hace diferente por aquello de ser un año en el que hemos tocado tantos límites.

Entender el concepto de mal año es importante. Los medios nunca hemos sido un negocio millonario. Al contrario. La sostenibilidad y el déficit cero ha sido el credo desde mucho antes que los libertarios se pusieran de moda. Hacer esfuerzos por no pillarse los dedos se ha llevado por delante tremendos proyectos de expansión, geniales ideas de investigación y a muchos prometedores periodistas que han acabado sucumbiendo a la estabilidad de la comunicación pública o el marketing dinámico o lo que sea que sea eso de contar lo bien que hacen las cosas los políticos o las empresas. No lo decimos por decir, El País es rentable en términos económicos porque tiene muy claro cual es su misión y su entorno, plagado de tiburones.

Se acerca el fin de año y nos complace confirmarles una vez más que nuestra salud es buena y que nuestra aspiración es crecer, y molestar

Los grandes medios internacionales lo han resuelto con capitalizaciones gigantes que han permitido ingresar a su accionariado a grandes constructoras, fondos de inversión tipo BlackRock, petroleras y otras industrias que no les importa tanto el día a día como que no se metan con sus negocios.

En Bolivia muchos lo han resuelto de la forma pragmática entregándose a los sueños húmedos del poder o de la oposición, calculando que la guerra sin cuartel también sería rentable. Este es un mal año porque muchos emblemáticos han muerto o han sucumbido a ofertas de compra hostiles. En paralelo, quincenarios de circulación muy escasa o canales “homemade” con una producción de muy baja calidad han cobrado verdaderas millonadas concediendo la razón a quienes señalan que la distribución de la pauta publicitaria no solo no se hace con criterios de calidad y alcance, que nadie nunca lo hace, sino que parecen esconder otro tipo de prácticas mucho menos poéticas o virtuosas en esto de la comunicación y que suelen silenciarse en aras del corporativisimo.

La constatación, sin embargo, no tiene mayor alcance si los ciudadanos, que son al fin y al cabo quienes tienen el derecho constitucional y humano a recibir información veraz y contrastada, no toman cartas en el asunto, pero a los medios tampoco nos queda mucho más que hacer que recordar que un país, un departamento o una ciudad sin prensa libre se convierte en un tugurio de intereses congraciados entre unos pocos, y que los periodistas también gustan de comer además de hacer su trabajo.

Se acerca el fin de año y nos complace confirmarles una vez más que nuestra salud es buena y que nuestra aspiración es crecer, y molestar. Tarija sigue teniendo muchas cosas que decir aquí y en La Paz, aunque no tengamos tanta suerte con nuestros representantes, por lo que un diario libre se antoja vital para este departamento rico y rebelde.

A su disposición tenemos muchas maneras de colaborar con este emprendimiento que es de todos y que se mantiene firme en las humildes oficinas de la calle Colón. Hay suscripciones en papel y en digital, hay diferentes formatos a la medida para publicidad y promoción, hacemos campañas y editamos libros. Pero sobre todo, portamos tu voz.

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