Los “descubrimientos” de YPFB

Ahora que apenas queda nada, YPFB decide convertirse en la empresa líder de exploración y explotación en Bolivia

Una campaña de YPFB sorprendió a casi todos los que de una u otra manera han seguido de cerca la actividad hidrocarburífera en este país. El titular decía así: “YPFB trabaja para ser la primera empresa en exploración y producción de gas en el país” y en el interior de la nota hace referencia al famoso plan de Reactivación Urgente que lleva operando desde 2021 y critica muy abiertamente la gestión de Evo Morales y sus ministros del área, en particular de Luis Alberto Sánchez, a quienes critican por no tener proyectos de exploración:

“Los bolivianos sabemos que desde 2015 se debía realizar una tarea de exploración y no se hizo, no existió un plan para reponer las reservas de gas natural que se consumían a un ritmo acelerado. Sin embargo, en junio de 2021 se lanzó el PRU y este 2023 tenemos resultados exitosos” dicen que dijo el presidente de Yacimientos Armin Dorghaten a quien le atribuyen también esta: “Queremos dejar a los pobladores en certidumbre porque recibimos a la empresa sin cartera exploratoria y no queremos dejar una situación que se acreciente” y sobre todo, esta última al cierre: “Cinco años sin nada de actividad en exploración y solo privados y transnacionales hacían el trabajo, los pozos hechos en ese tiempo, ni uno solo por YPFB, sólo por transnacionales. Nosotros vamos a cambiar eso (…). YPFB debe tener el control y la mayor participación en la producción de gas del país”.

Los recursos obtenidos tras la nacionalización se gastaron en proselitismo y ni se completó la industrialización ni se repusieron reservas

Leerlo es particularmente satisfactorio para este medio, que editorialmente ha defendido siempre la necesidad de institucionalizar YPFB y que esta empezara a operar en serio, como lo hacen todas las empresas estatales de los países árabes y como lo hicieron las grandes europeas antes de privatizarse casi del todo. Casi.

Por defenderlo así nos han llamado postnacionalistas trasnochados cuasi soviéticos en los círculos liberales, pero también en los gobiernos de Morales donde nunca se creyeron del todo aquello de socios y no patrones y seguían argumentando aquello de no correr riesgos para justificar que vinieran empresas extranjeras a hacer lo que nos correspondía, como si engañáramos a nadie.

La cuestión es si cuela. Los planes de los avezados estrategas del proceso de cambio y el Modelo Económico, cuya paternidad se discute en función de la coyuntura de cada momento, hace tiempo que hizo aguas: los recursos obtenidos tras la nacionalización se gastaron en proselitismo y ni se completó la industrialización ni se repusieron reservas, lo cual se convierte en el pecado original.

Es inviable explicar hoy qué se les pasaba por la cabeza a los Villegas, Arce, García Linera y compañía para justificar que llegaría alguna transnacional a explorar a su riesgo para después entregar el 82% del beneficio. Ni siquiera las empresas de los países amigos, como PDVSA o Petrobras lo han hecho y solo chinos y rusos, que juegan la grande de la geoestrategia, han aportado algo de conocimiento territorial. Es ingenuo creer que creyeron en tal ingenuidad.

El refranero popular está lleno de frases hechas para momentos como este. Si nos ponemos optimistas, vale un “nunca es tarde si la dicha es buena” o un “más vale tarde que nunca”. Del grado de determinación con el que realmente se operen estos buenos deseos dependerá el éxito. Veremos si de verdad no es demasiado tarde.


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