La plata de la planta

Pese a los múltiples compromisos, lo cierto es que la planta de tratamiento de aguas residuales sigue sin recursos en el PGE de 2024

Aparentemente 2023 ha sido un buen año para el avance de la planta de tratamiento de aguas residuales, pues no solo ha salido del cajón de los proyectos perdidos tan colmado en este departamento nuestro, sino que se ha logrado identificar un terreno apropiado y saneado para su ubicación, todo esto en medio de una inexplicable lucha de egos y protagonismos que exceden incluso los habituales celos de licitación. Sin embargo, lo cierto es que el año acaba sin que se haya concretado apoyo financiero de ningún tipo por parte de la autoridad que puede hacerlo, y que es el gobierno nacional.

El problema es central, porque hasta la fecha ni siquiera tenemos un proyecto de diseño definitivo que permite visualizar al menos de qué estamos hablando en serio, y así van pasando los años.

En la efeméride departamental el presidente Luis Arce se comprometió con la planta, pero en la lectura detallada de sus palabras quedaba claro que era exclusivamente a averiguar las posibilidades de financiación y disponibilidad presupuestaria. Cumplir con ese compromiso suponía básicamente una llamada. El resultado, sin embargo, sigue siendo negativo.

Tarija le debe una disculpa a los ciudadanos de San Luis y barrios aledaños

Hace cinco años se peleaba con saña básicamente por la ubicación, pero igualmente el proyecto no pasaba de las puertas de los organismos internacionales de financiación. En la campaña del referéndum de 2016 el entonces presidente Evo Morales se comprometió a poner 50 millones de dólares para la construcción de la planta, algo que nunca se vio. Y en 2010 había 12 millones de euros de la cooperación que también se fueron al tacho por falta de contraparte.

El asunto no es menor. No tener un sistema de tratamiento de las aguas residuales de Tarija nos coloca a un nivel de subdesarrollo indigno para el volumen de recursos que han salido de este departamento con destino al gobierno central, aunque en todo caso la responsabilidad es compartida, pues inicialmente debería haber sido la Cooperativa de Agua y Alcantarillado de Tarija (Cosaalt) la que debía haberse hecho cargo.

Tarija le debe una disculpa a los ciudadanos de San Luis y barrios aledaños, que seguramente adquirieron sus lotes a precios excepcionales tras la promesa de que las lagunas de oxidación se irían en algún momento, y nunca se fueron, y aun así no se trata solo de un problema de convivencia o de intereses económicos: la salud pública está en juego más en este nuevo año en el que las temperaturas vuelven a batir récords. La negligencia también pone en riesgo incluso la principal cadena de valor del departamento, la de la uva y el vino, sensible a las cuestiones de la contaminación como ninguna otra.

Es urgente que las autoridades se pongan de acuerdo para resolver este problema sin más chicanas ni vueltas. Es urgente que Tarija vaya al unísono, sin intereses soterrados ni mafias ocultas. Si hay una posición coherente, técnica y unida, el Ministerio no tendrá margen de escapatoria.

Ojalá 2024 sea el año en que este proyecto que ya no es ni anhelo ni ilusión, se convierta en realidad.


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