Argentina, campaña abierta

La consolidación de Milei tras las PASO como candidato real ha restado fuerza a la derecha tradicional y parece que confrontará en segunda con el peronismo conservador de Massa

La campaña argentina ha entrado en su hora decisiva. En dos semanas 35 millones de argentinos habilitados para votar tendrán en sus manos el destino del país, que con toda probabilidad será mandar a dos candidatos a la segunda vuelta y por ende, seguir alargando la agonía de la incertidumbre que en el país vecino dura demasiado.

Es verdad que las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) dan pistas sólidas, más incluso que los centenares de encuestas que se publican casi a diario, pero ni una cosa ni la otra dejan de ser meros instrumentos orientadores: votar por quien sea en las PASO sale gratis y por tanto, sirve incluso para meter miedo a los rivales, mientras que las encuestas simplemente hace tiempo perdieron su credibilidad – si es que alguna vez la tuvieron -, pues sirven más para consolidar escenarios que para preverlos.

Las PASO pusieron por delante a un Javier Milei desatado que se ha ido moderando en las últimas semanas confirme se acerca la hora de la verdad. Los analistas advirtieron que se desinflaría en tanto fue un sujeto necesario para canalizar la rabia post pandémica y de ese desastre crónico que es la economía argentina que “ni unos ni otros” – en referencia más a los cuatro años de Macri que al ciclo largo del kirchnerismo, que también – han sabido canalizar, pero que sus postulados no llegarían a tomarse en serio por una masa crítica suficiente que lo llevara a la presidencia. La tesis aún se sustenta, pero el Milei del debate del pasado domingo no es, ni mucho menos, el que inició esta aventura por mucho que diga “morfar” o “chorear” con soltura en medio de sus discursos referenciados al liberalismo austríaco, pero seguramente esos juegos de artificio son los que necesita ahora: no dar miedo.

La consolidación de Milei tras las PASO - que es cuando de verdad se le ha empezado a tomar en serio como candidato a nivel nacional e internacional aunque ya se le conociera desde las pasadas intermedias – tiene una gran víctima: Patricia Bullrich que, como representante de la derecha tradicional, de mano dura y mercado más o menos libre, ha perdido un enorme caudal de votos colocándose como tercera. El margen es pequeño, pero la propia dinámica perdedora en la que su campaña ha entrado está todavía llevándose votos hacia Milei, pero también hacia Massa, quien se ha convertido en el candidato del sistema.

Massa es el candidato peronista, pero muy alejado de las posiciones kirchneristas, sobre todo en el tono, y aunque es el candidato oficial del gobierno, su propia trayectoria crítica y su experiencia al frente de Economía, donde de alguna manera se ha frenado el despropósito, lo han convertido en la alternativa. El peronismo sigue teniendo fuerte respaldo en Argentina y Massa espera no perder todo el caudal joven.

La clave estará entonces en la segunda vuelta, en lo que parece será un mano a mano entre la revolución de Milei y el tempo pausado de Massa, que sin duda no promete la revolución sino todo lo contrario. Cualquiera que sea el resultado tendrá evidentes impactos en nuestro país y en nuestras fronteras. Toca por lo tanto estar bien atentos.


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