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Marset se ha escapado

El presidente habla de los fiascos de otros gobiernos y el ministro detalla con incomprensible pasión los operativos en los que el narco se sigue escapando, pero nadie asume responsabilidades

De entre todo lo dicho por el presidente Luis Arce en su informe a la Asamblea Plurinacional del 6 de agosto, que más fue un mensaje político a la nación, lo más inquietante sin duda fueron las referencias hechas al narcotráfico, tanto por la coyuntura como por la omisión.

Luis Arce apeló a la necesidad de transformar el espíritu de la lucha contra las drogas en la misma línea en la que lo viene haciendo el presidente colombiano Gustavo Petro, quien ha planteado voltear el peso de la culpa de los países productores a los países consumidores, por aquello de que no hay oferta sin demanda y tomar otras medidas de orden regulatorio y económico para frenar la multiplicación de bandas y su influencia en el territorio. Claro que todo esto acaba acomodándose en una compleja expresión: regionalizar con soberanía la lucha contra el narcotráfico.

Muchos países del entorno ya han legalizado otros estupefacientes como la marihuana con resultados satisfactorios

La exposición fue coherente incluso con lo delicado del tema y la susceptibilidad del asunto. A nadie se le escapa que Bolivia ha estado gobernada quince años por una persona que a la vez era presidente de las federaciones cocaleras del Chapare, que es el territorio con menos capacidad para explicar el destino de su producción. Tampoco se escapa que el cuento del país de tránsito está quedando obsoleto, pero también es una verdad que las fronteras en Bolivia no hieden a sangre como en otros territorios del entorno.

Hasta por ahí, el asunto no pasaba de ser el anuncio de la adhesión a los planteamientos de Petro, que no son nuevos en el país ni en el mundo, pues de hecho muchos países del entorno ya han legalizado otros estupefacientes como la marihuana con resultados satisfactorios, por lo que es una necesidad avanzar en ese sentido con otros asuntos para ver como evoluciona el mercado.

Arce sin embargo quiso utilizar el asunto en la política interna consciente de que el país le está pidiendo una explicación sobre lo sucedido con el narco uruguayo Sebastián Marset, prófugo desde hace ocho días luego de burlar varios operativos. En un momento pareció que lo afrontaría, pero prefirió optar por descalificar a los gobiernos anteriores, desde la dictadura de García Mesa, pasando por los escándalos relacionados a la financiación de partidos y campañas por parte de carteles instalados en el país, con especial atención a los narcovínculos de la gestión de Jaime Paz, sin hacer siquiera una leve mención al caso que tiene contra las cuerdas a su ministro predilecto, Eduardo del Castillo del Carpio.

Sin duda no es tiempo de especulaciones ni de ver pajas en el ojo ajeno. El ministerio de Gobierno debe encontrar al prófugo o tomar otras decisiones drásticas, entre las que se contaría la renuncia irrevocable, pues el bochorno internacional es serio, más aún cuando el ministro de Gobierno no para de dar cifras rimbombantes y explicar con pelos y señales los operativos realizados sin que parezca darse cuenta de que de todos ellos, Marset se ha escapado.

Y es que, por si alguien no se ha dado cuenta, Marset se ha escapado.

 


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