El litio, YPFB y las lecciones del gas
Conviene repasar los procesos similares que ha vivido este país con otros tantos recursos naturales que nunca nos sacaron de la pobreza
En general, los políticos de uno y otro color parecen haber asumido como cierto aquello de que no queda gas y por ende, hay que buscar otro recurso que vender a manos llenas. Ese evidentemente es el litio, porque además estamos en el momento en que las gigantes del automóvil han decidido que el futuro va por ahí, aunque la evolución tecnológica no tanto.
La apuesta es de riesgo. Bolivia tiene un marco de desarrollo del sector netamente nacionalizado, aunque ya se han buscado los resquicios para hacer partícipes a terceros con la implementación precisamente de nuevas técnicas para la extracción y tratamiento de la materia prima y hacerlo más óptimo a las necesidades del mercado. Lamentablemente y después de una década, los resultados son escasos y las expectativas poco generosas.
Mientras tanto, el gas vive una segunda juventud en todo el mundo desde que los jerarcas de la lucha contra el cambio climático decidieron escuchar a Qatar e indultar al combustible gaseoso de los planes restrictivos para 2030 – 2050. El gas ha pasado a ser el combustible “de la transición” atendiendo a los criterios más amables que hablan de una menor contaminación. Nadie puede calcular hoy cuánto durará esa “transición”, pero visto lo visto, no será rápida.
¿Qué hace mientras tanto Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos? Nadie lo sabe a ciencia cierta porque desde hace meses se niega a dar entrevistas a medios libres y se limita a difundir notas de prensa siempre optimistas, pero que apenas pueden maquillar la nimiedad de sus volúmenes y las urgencias de sus cálculos.
En Tarija apenas se ha reabierto algún pozo en campos antiguos que aportan 0,2 millones de metros cúbicos sobre los 40 que alguna vez produjimos y más allá de las cuentas y las promesas, todas las esperanzas están puestas en Astilleros, el campo en la zona de influencia de la Reserva Nacional de Tariquía que hace las veces de caballo de Troya: de ser positivo YPFB calcula que le será más fácil entrar en San Telmo, el área en el corazón de la reserva misma y que más preocupa en términos ecológicos por el impacto que presumiblemente generará.
De la gestión que se hizo de los hidrocarburos, sin duda, hay mucho que aprender, porque el problema no es solo que se hayan gastado las reservas sin reponerlas y que los recursos se hayan farreado en canchas de fútbol o aeropuertos inútiles que supuestamente arañaban votos: si los recursos del gas se hubieran invertido en su industrialización separando los licuables y aprovechándolos en la industria petroquímica, hoy podríamos seguir vendiendo aunque fueran pellets de polipropileno sin tener que regalar el gas a nadie ni suplicar a Brasil para alargar el contrato en el tiempo.
La decisión hoy pasa por autorizar o no el fracking en la llanura chaqueña o no, con todas sus implicaciones políticas, estratégicas y económicas, pues tampoco está claro qué haríamos después con un potencial como el de Vaca Muerta sin salida al mar.
Quienes elucubran y dan lecciones sobre qué hacer con el litio y juzgan las decisiones sin haber tomado nunca ninguna, conviene que repasen los procesos similares que ha vivido este país con otros tantos recursos naturales que nunca nos sacaron de la pobreza.