Nuevo tiempo para Paraguay
Bolivia y Paraguay mantienen amistad desde el armisticio, pero viven de espaldas. Cartes y Morales desarrollaron una simpatía personal que no se tradujo en inversiones
Pasó la elección en Paraguay sin ninguna novedad. El partido Colorado volvió a ganar una elección perfectamente democrática en sus formas con una mayoría muy cualificada respecto a la coalición opositora.
El triunfador esta vez es Santiago Peña, un joven economista aventajado a su tiempo y que, a diferencia del presidente saliente Mario Abdo, heredero de los Colorados por excelencia, es un converso, pero con pedigrí. En 2015 Horacio Cartes lo nombró ministro de Economía y solo entonces se afilió al partido Colorado, pues antes estuvo ligado al partido Liberal mientras trabajaba en espacios institucionales como el FMI o el Banco Central del Paraguay.
Ser el heredero de Horacio Cartes no es un tema menor, pues el multimillonario y expresidente paraguayo, que no logró modificar su Constitución para buscar la reelección – Paraguay es de los pocos países presidencialistas que no permiten la reelección ni contemplan segunda vuelta – ha protagonizado la campaña desde que el año pasado la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos definiera a Cartes como “significativamente corrupto”. Cartes tiene tentáculos en todos y cada uno de los sectores estratégicos del Paraguay, de la banca y la energía a los medios y al fútbol. Peña intenta no parecer una marioneta y, de momento, lo ha conseguido.
Más allá de Cartes, el partido Colorado es una fuerza hegemónica como pocas. En sus formas y orígenes, sobre todo a partir de los años 40 del siglo pasado, guarda paralelismos tanto con el peronismo argentino como con el MNR boliviano, cuando se fundamentaron en un nacionalismo significativo.
También evolucionó como estos dos partidos en los 90, cuando se convirtió en neoliberal al dictado de la escuela de Chicago en el que más o menos se mantiene con muchas dosis de populismo: mientras el MNR está técnicamente muerto y el peronismo recuperó cierto margen anti imperialista alineándose a la izquierda, los Colorados siguen arrasando ahora canalizando los descontentos que en 2008 auparon a Fernando Lugo – primera derrota de los Colorados en 70 años -, y que duró un suspiro.
Bolivia y Paraguay mantienen amistad desde el armisticio, pero viven de espaldas. Cartes y Morales desarrollaron una simpatía personal durante la coincidencia de sus mandatos que se tradujo en muy pocos proyectos comunes de los que pocos se han materializado. YPFB empezó vendiendo GLP, pero nunca prosperó la posibilidad de tender ductos hacia un país potencia en la generación eléctrica, y tampoco se avanzó demasiado en las conexiones carreteras. Eso sí, al margen de los Estados, muchos de los capitales que explotan tierra en Paraguay han cruzado la frontera para comprar en Bolivia.
Veremos si en el corto plazo los gobiernos de Peña y Arce son capaces de cerrar brechas y ganar sinergias, de encontrar caminos para facilitar una mejor conexión y dinamismo para dos países que comparten mucho, pero que apenas se dan cuenta. Ojalá que la elección de Peña sea en buena hora para todos.
DESTACADO.- Los Colorados siguen arrasando ahora canalizando los descontentos que en 2008 auparon a Fernando Lugo y que duró un suspiro.