La defensiva de Arce
Sin capacidad para cerrar los problemas y conflictos en lo que va de año, le están empujando hacia una consideración de gobierno transitorio que tendrá muchas consecuencias
Los gobiernos deben avanzar sobre su proyecto y al mismo tiempo, ir resolviendo los problemas que se cruzan en su camino. Si no hay un proyecto claro sobre el que avanzar, el camino se vuelve tortuoso, y si no se atajan rápido los problemas, crecen y atascan.
En 2022 manejó solventemente su estrategia sobre el Censo que acabó por convertirse en una trampa definitiva para Luis Fernando Camacho, pero ya es pasado
En esas anda más o menos el gobierno de Luis Arce, que desde hace demasiados meses arrastra el conflicto con el Magisterio; que desentierra para peor la Ley de lucha contra las Ganancias Ilícitas y que además, está perdiendo el control de lo que se suponía era su virtud: la economía.
La actuación sobre los problemas del banco Fassil puede parecer oportuna en términos ortodoxos y probablemente haber actuado antes hubiera supuesto una avalancha de críticas poniendo en duda la necesidad de la intervención, pues con seguridad no hubiera faltado quien hubiera sembrado la duda sobre la voracidad del gobierno sobre los ahorros cambas aprovechando que es en Santa Cruz donde el banco multiplica su influencia.
Esperar al derrumbe en medio de la crisis de credibilidad que está provocando la falta de dólares y el parche de la Ley del Oro, que no deja de ser una medida puente de alto riesgo, parece una maniobra delicada que puede desborda en cualquier momento: el proceso de liquidación del banco debe ser manejado con transparencia y eficacia.
En general el gobierno de Luis Arce es un gobierno a la defensiva. Lo ha sido desde el mismo momento en que tomó posesión y al día siguiente Evo Morales cruzó la frontera por La Quiaca a Villazón dejando en claro que no tenía intención de convertirse en un jarrón chino. Arce se apresuró entonces a cumplir con la misión encomendada de recuperar la senda de la estabilidad económica y en apenas un año se declaró vencedor en esa titánica misión. El resultado es la incertidumbre actual dados los múltiples vaivenes de la economía mundial ante un gobierno que opta por mirar hacia otro lado a veces y a veces no, contradiciéndose en su diagnóstico permanentemente.
En la primera parte de la legislatura optó por ceder a la mínima convulsión social – tema vacunas, Ganancias, etc., - y en 2022 manejó solventemente su estrategia sobre el Censo que acabó por convertirse en una trampa definitiva para Luis Fernando Camacho, pero la política es más presente que nunca. Sin capacidad para cerrar los problemas y conflictos en uno u otro sentido en lo que va de año, estos le están empujando hacia una consideración de gobierno transitorio que tendrá muchas consecuencias.
Arce ha elegido a su gabinete y lo protege exhaustivamente, pero deberá exigir a los Ministros que sean más eficientes en la gestión de los problemas al mismo tiempo que construyen su propio camino, del que no hay demasiadas pistas más allá de mantener una aparente estabilidad y promover pequeñas iniciativas de industrialización “con sustitución de importaciones” mientras se abandonaron los proyectos más ambiciosos en ese sentido.
En estos tiempos de inestabilidad, se necesitan gobiernos fuertes con ideas firmes, no con excesos propagandísticos que no aguantan el escrutinio público.