Los intentos de YPFB

Por un lado, diseñó todo el armazón legal para autorizar la exploración en las áreas protegidas; por el otro, ideó el plan de incentivos exploratorios para que las petroleras aceleraran su trabajo: nada funciona

El peso de Tarija en la producción de hidrocarburos sigue en franca caída. Los reportes del Ministerio de Hidrocarburos, muy desactualizados en fechas, indican que a finales de 2022 Tarija apenas superaba los 16 millones de metros cúbicos de gas al día mientras que Santa Cruz ya ronda los 14 gracias a sus pozos en el megacampo Incahuasi.

La deriva es permanente. En algún momento Tarija llegó a sumar casi 40 de los 60 millones de metros cúbicos de gas diarios producidos y distribuidos en el país y en el mercado internacional. San Alberto y San Antonio llegaron a superar los 15 millones de metros cúbicos diarios ya en su madurez, mientras que Margarita seguía creciendo de forma inexorable. Hoy apenas es este campo Margarita del área Caipipendi el que sostiene la producción departamental.

Los ingresos por regalías siguen siendo importantes, claro, rondan los 100 millones de dólares anuales, pero no son ni de lejos los de las épocas de vacas gordas cuando se facturaban hasta 400 y los proyectos sobrevolaban los despachos a toda velocidad.

El problema es que los campos de Petrobras – San Alberto y San Antonio – han entrado en la lógica declinación después de 30 años de servicios y definitivamente no se han encontrado a tiempo reservas para sustituirlas. Probablemente YPFB ha fallado en la gestión de los tiempos, pero no se puede decir que no se ha intentado, y de hecho, de una forma no tan soberana.

El exministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez ideó dos planes para reponer reservas de forma acelerada, pero también violenta. Por un lado, diseñó todo el armazón legal para autorizar la exploración en las áreas protegidas; por el otro, ideó el plan de incentivos exploratorios para que las petroleras aceleraran su trabajo de exploración, eso sí, con dinero confiscado del Impuesto Directo a los Hidrocarburos que pertenecía a las regiones.

En Tarija ni uno ni otro plan acaban de dar resultados: Repsol, la petrolera más interesada en estos incentivos, se dispuso a perforar Boyuy en el mismo área de Caipipendi, y acabó perforando el pozo más profundo del continente, pero improductivo; Shell agarró el área de Huacareta y perforó el Jaguar X6, también improductivo, mientras que Petrobras, en alianza con YPFB Chaco, tratan de entrar a toda costa en el área de influencia de Tariquía sin demasiado éxito por la oposición social y el costo electoral: de momento sólo Astilleros avanza.

Con todo eso encallado, la apuesta por la recuperación secundaria, aunque sea para introducir medio millón de metros cúbicos al sistema, siempre es bienvenido, aun con la impresión de que no se está explicando como se debiera la técnica que se está empleando en esos pozos.

YPFB debe rendir cuentas más a fondo, explicar mejor sus proyectos y determinar al fin qué es lo que quiere hacer en su área, de lo contrario, cualquier anuncio parece ser nomás la materialización defensiva de una empresa a la deriva que se resiste a caer.

Empezar por su institucionalización seguramente sería una buena idea. Veremos si la gestión de Luis Arce es capaz de plantear una estrategia sostenible y soberana en esta área.

DESTACADO.- YPFB debe rendir cuentas más a fondo, explicar mejor sus proyectos y determinar al fin qué es lo que quiere hacer en su área


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