Tarija tan lejos de todo
La autonomía no ha sido nunca una opción para Tarija, sino la forma en la que ha vivido desde la colonia: tomando sus propias decisiones
La historia de Tarija está plagada de momentos en los que hacía falta tomar decisiones con determinación, y así se han tomado. Desde que llegó Luis de Fuentes y Vargas y fundó San Bernardo de la Frontera hasta que Tarija ha tomado forma de departamento autónomo albergando además una realidad regional también autónoma y probablemente antes, las decisiones se han tomado con coraje y determinación, pero también en muchos momentos no ha habido otro remedio.
La historia da cuenta de que la autogestión no es una idea moderna sino más bien, la solución necesaria al olvido sistemático, a veces provocado por el desprecio, a veces por la incapacidad, a veces por el miedo y, la mayoría de las veces, porque no había más recursos humanos ni económicos para poder contradecir lo que los estantes y habitantes de estas tierras decidían o tratar de convencer a nadie de que hicieran lo que no querían.
Cuando se fue la bonanza nos quedamos con una deuda que seguramente nos merecimos por confiarnos, pero aquí seguimos
Es la historia de Tarija desde que existe, y tal vez desde antes, y así fue pasando por las intendencias, por Charcas, por Salta, por Potosí y se hizo independiente mucho antes de que las autoridades de turno concedieran tal título. Así también se lanzó con determinación a la lucha de la independencia de las provincias unidas del Río de La Plata y así también se decidió por el Alto Perú y la joven Bolivia en otro momento clave de la historia, pero que perfectamente podía haber sido de otra manera.
En la historia más reciente, Tarija se sumó a la ola de la descentralización primero y fue referencia en la lucha autonómica, con toda seguridad, porque era lo que llevaba haciendo toda la vida, tan lejos de todo, tan olvidada, tan feliz también.
En la autonomía nos ha ido relativamente mal. Relativamente porque quizá nunca habíamos esperado tener tantos recursos disponibles en el departamento y porque quizá no se han utilizado como se debían utilizar. Relativamente porque no nos hemos transformado en otra cosa que no fuéramos, y eso al final es también importante. Relativamente, porque en verdad hemos crecido. La Gobernación, como la Codetar o las alcaldías, siempre han sido el motor del desarrollo profesional en Tarija que complementaba el trabajo artesanal y campesino. Poco hemos cambiado.
La bonanza llegó, se hicieron obras rimbombantes, algunas incluso se pagaron, se soñó más o menos en grande, se cometieron torpezas y seguramente, algún delito. Cuando se fue nos quedamos con una deuda que seguramente nos merecimos por no haber estado más atentos, porque una vez comprobamos que no se podía esperar nada de arriba. Cuando pedimos ayuda la encontramos a cuentagotas y con contrapartidas políticas. En el último empentón volvimos la deuda manejable, y aquí estamos. Saliendo de todo. Sin esperar nada de nadie.
Las nuevas promesas nos pillan maduros, no viejos, ni cansados. Solo aprendidos. Hagamos las cosas juntos y bien. O no. Que igual.