Mark Zuckerberg y la Quebrada del Monte
La información es un Bien Público demasiado importante como para dejarla en las manos de trasnacionales que ni sienten ni padecen en Tarija, en Bolivia ni en América Latina
No hacía falta confirmación, pero efectivamente es positivo que queden expuestas esas técnicas sucias que con cada vez más frecuencia utilizan los políticos de todos los colores para librar sus batallas por “la opinión pública”. Una batalla sucia en la que lamentablemente, todos somos cómplices.
Facebook ha expuesto un millar de cuentas manejadas por los “guerreros digitales” del gobierno utilizadas para alabar la gestión del presidente Luis Arce y atacar a sus adversarios, incluso dentro del partido. El asunto es grotesco, pero conocido y casi tolerado por esos mismos adversarios que, a su manera, hacen exactamente lo mismo con recursos propios, prestados o allí donde logran gobernar.
Los guerreros digitales son un cáncer perfectamente identificado, pero extirparlo requiere entender la totalidad del problema
La estrategia es simple y probablemente delictuosa: con recursos públicos se paga a una serie de personas que utilizan todas las herramientas de las plataformas para multiplicar el alcance de las “buenas noticias” del gobierno, que en general siguen el patrón del culto excesivo a la personalidad, y de paso, se ataca a los rivales. Algunos dirán que eso es comunicación gubernamental y que la gente tiene derecho a saber qué hace su gobierno, y como nadie lo quiere regular, porque los nuevos gurús de la comunicación política están convencidos de que los votantes son imbéciles que se convencen con saltitos, pues todo bien.
Lo cierto es que la estrategia envolvente lleva años deteriorándose. Hace tiempo que los políticos han definido, porque se han dejado convencer, que lo mejor es eludir a los periodistas e ir directamente a las redes a mostrarse “tal como son” y presentar sus “verdades” directamente. También dicen que así están más cerca de la gente con la que interaccionan, pero es básicamente mentira, pues deben contarse con los dedos de una mano los políticos que manejan su cuenta directamente. Ninguno sin hablar antes con sus estrategas.
La desesperación por llegar a no se sabe dónde es tan evidente que los usuarios hace tiempo han dejado de creer en los políticos, aunque los propios ejércitos que pagan para crear contenido lo inflan de likes y comentarios para mantener la sensación de éxito, y cuando no, se paga una buena cantidad de recursos a las plataformas que no pagan un solo peso en impuestos en Bolivia para que les diga que has tenido el alcance que querían.
Mientras tanto, la prensa independiente y local se desangra, nos desangramos, tratando de llevar a su casa la mejor información local porque Mark Zuckerberg no entrevistará a Montes ni Google se interesará de por qué no funcionan los semáforos del centro, por cómo huele la Quebrada del Monte o por qué se matan tantos en la Ruta 9, pero sí se llevan la pauta para que veas lo bien que se peina el viceministro tal o cómo el presidente abre la tubería cual.
La palabra final está en los ciudadanos. La información es un Bien Público demasiado importante como para dejarla en las manos de trasnacionales que ni sienten ni padecen en Tarija, en Bolivia ni en América Latina. Los guerreros digitales son un cáncer perfectamente identificado, pero extirparlo requiere entender la totalidad del problema. Necesitamos una sociedad más consciente y mejor educada, y no es por darnos importancia, pero tener medios locales fuertes que se interesen por sus problemas, ayuda.