Cuidar el corazón del niño

Convertir el megaproyecto de San Lorenzo en una unidad de cardiología infantil de primer nivel y de referencia para el sur del país es un viejo anhelo de muchas familias

No es casualidad que se haya hecho coincidir el comercial Día de San Valentín, al alza también en Bolivia para celebrar a los enamorados, con el día internacional de las Cardiopatías Congénitas. Al final, se habla del corazón y de situaciones no elegidas, sino sobrevenidas, muchas veces sin explicación alguna.

Las cardiopatías congénitas son un padecimiento o trastorno, donde el corazón sufre un desarrollo anormal, que normalmente ocurre antes del nacimiento. Se estima una incidencia mundial de hasta 9 casos por cada mil nacidos vivos y se considera una de las principales causas de la mortalidad infantil. En países más desarrollados, donde se hacen suficientes diagnósticos previos, la incidencia es menor entre los nacidos por aquello de las leyes de plazos para la interrupción voluntaria del embarazo, aun así, sigue teniendo mucha incidencia pues en la mayoría de las ocasiones, la dolencia es compatible con la vida.

En países menos desarrollados, como el nuestro, donde los diagnósticos son ligeros, la mayor parte de las veces se detecta después del nacimiento, incluso cuando es demasiado tarde, de ahí que sea una de las causas camufladas dentro de la mortalidad infantil bajo eufemismos como “muerte súbita”.

La detección precoz de la cardiopatía es la única posibilidad para que tanto las familias como los equipos médicos estén preparados para lo que se viene

No existe una causa determinada que explique la aparición de cardiopatías congénitas en los embriones más allá del factor hereditario, donde procede, y asuntos relacionados con el uso de tóxicos; infecciones contraídas durante el parto y algunos estudios que señalan a la diabetes. En cualquier caso, es una patología al alza en todos los países del mundo, por lo que se viene vinculando precisamente a un estilo de vida demandado por la globalización, cruzado por el estrés y desbordado por la ansiedad.

En todos los procesos, independientemente del desenlace, la detección precoz es la única posibilidad para que tanto las familias como los equipos médicos estén preparados para lo que se viene, un proceso que en ocasiones es especialmente difícil, por lo que valorar todas las alternativas es irremediable.  

En el vecino país de Argentina, varias iniciativas legislativas están planteando la inclusión de nuevas pruebas y ecografías tridimensionales a cargo del erario público que permitan descartar complicaciones de este tipo. También en Tarija se han planteado iniciativas similares en el marco del Seguro Universal de Tarija (Susat), sin que sin embargo se haya avanzado más en la propuesta legislativa que vendría a complementar los programas ya existentes.

A más, en Tarija se ha planteado la posibilidad de adaptar las necesidades reales a las posibilidades terrenales y a los discursos hoy por hoy disponibles. Va para una década que se proyectara un instituto Cardiovascular en San Lorenzo, sin que jamás haya avanzado más allá de ceder los predios. En paralelo, se ha construido un fenomenal Hospital Materno Infantil que no cuenta con personal suficiente, y ni siquiera un proyecto de consolidación.

Convertir el megaproyecto de San Lorenzo – que no ha pasado el visto bueno de ninguna entidad financiadora – en una unidad de cardiología infantil de primer nivel y de referencia para el sur del país es un viejo anhelo de muchas familias tarijeñas que han padecido y padecen los trastornos de la enfermedad, que van más allá de los puros riesgos médicos, y que tienen que ver con el vértigo que da atender a un hijo a miles de centenares de kilómetros de su hospital de referencia.

Sin duda hoy es un buen día para volver a repasar las prioridades, encontrar las ventanas de oportunidad y dar pasos determinantes en su consecución. Convirtamos Tarija en referencia de salud.


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