Bermejo, 100 años de admiración y Patria

La frontera sur del país ha sido una de las que más esfuerzos a hecho por el conjunto del país a pesar de no haber tenido resueltos nunca sus provisiones básicas. Hoy la frontera se ve amenazada por lo ilícito

Hace unos años se fijó por ley la edad de Bermejo con la mente puesta en el Centenario que efectivamente nos ha alcanzado hoy. Había cierta discusión sobre si tomar como referencia la primera presencia de tropas y puestos de avanzada en la zona o el momento en el que se iniciaron las primeras actividades petroleras en la zona. Finalmente se tomó esta fecha de 1922, dos años antes de que el primer pozo petrolero del país emergiera en la zona, el Bermejo X2 que efectivamente, sigue bombeando petróleo a orillas del río Bermejo.

Ha habido otros muchos hitos en la historia de Bermejo, una ciudad con una importancia estratégica capital pero siempre olvidada. La promesa del ingenio azucarero, la construcción del puente internacional, la emergencia del Bermejo X44 o el asfaltado de la ruta hasta Tarija son parte no solo de la historia de Bermejo sino de todo el departamento, ya que todas ellas han tenido un alto impacto en el desarrollo de la región.

Bermejo lleva un siglo resguardando la frontera boliviana, sentando soberanía contra viento y marea mientras la administración miraba básicamente para otro lado

La realidad del pueblo, sin embargo, siempre ha estado lejos de la importancia que se le presuponía. Hace apenas unas semanas se ha completado la interconexión en el sistema nacional de electricidad, aunque sigue faltando el anillo energético que garantice un buen suministro.

Por otro lado y también de acuerdo a los promesas centenarias, va a llegar al fin el agua potable por abducción desde el río San Telmo, una inversión que data exactamente de hace una década y que ha tenido a toda una ciudad en vilo demasiado tiempo.

Hasta este momento, la provisión de agua dependía del bombeo desde el río Bermejo, que a su vez dependía de los sistemas de turbinas a diésel que daban la energía eléctrica y que con muchísima habitualidad solían colapsar. No hay nada de bucólico en una ciudad sin luz en pleno siglo XXI, al contrario, las peores epidemias de dengue en la zona han tenido que ver precisamente con los años donde los vecinos han tenido que almacenar más agua ante la incertidumbre del sistema.

Casi todo en Bermejo se construyó al calor de las petroleras: su posta de salud, sus escuelas y hasta sus iglesias y mercados tenían que ver con la población que se iba asentando para dar servicio a YPFB y el resto de empresas. En los 50 Víctor Paz Estensoro, que había visto los ingenios al otro lado, prometió una inversión similar para convertir Bermejo en una potencia azucarera, y lo cierto es que se abrieron extensos campos y se lideró la industria durante años, hasta que la mala gestión la fue devorando. Hasta hoy. Bermejo siembra algo más de la mitad de caña que hace dos décadas y los planes alternativos para aprovechar su otra potencialidad, la de los cítricos, junto a la del azúcar en una planta de procesamiento, simplemente ha fracasado. Ni siquiera parece quedarle gas para abastecer el ingenio después de lo que supuso el Bermejo X44 en los 90.

Bermejo lleva un siglo resguardando la frontera boliviana, sentando soberanía contra viento y marea mientras la administración miraba básicamente para otro lado; los riesgos de hoy son mayores para los bermejeños, cada vez más expuestos a las actividades ilícitas que amenazan con tomar el control total de la frontera le pese a quien le pese. En tiempos oscuros como los que vivimos nadie parece dispuesto a prometer demasiado sino a dejar hacer, pero los bermejeños necesitan alternativas laborales y proyección de futuro. El esfuerzo no puede caer al olvido.


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