Juventud y precariedad

Lo elemental para que los jóvenes puedan desarrollarse en plenitud pasa por tener casa y trabajo , pero este no alcanza para obtener la financiación que permita una emancipación con garantías

Mañana se celebra el día Internacional de la Juventud, una fecha promovida por la ONU que busca conseguir la participación de los jóvenes en todos los ámbitos de la sociedad, para solucionar los desafíos a los que la juventud se enfrenta cada día. Y es que no se trata de que los adultos piensen en las políticas que necesitan los jóvenes sino que los jóvenes participen en la elaboración de esas políticas.

En sí, la fecha tiene un componente muy occidental primer mundo enfocado en una serie de problemas de representación y sensibilidad que contrastan con la crudeza de la vida que se vive en este lado del mundo, y donde la juventud suele ser una etapa transitoria cargada de responsabilidades, wawas, trabajos y demás donde no hay mucho tiempo para la reflexión contemplativa, pero precisamente por eso, vale la pena detenerse en el punto para advertir los problemas.

Y es que en Bolivia, a pesar de mantener una pirámide poblacional joven – aunque con una alarmante pérdida de infantes -, no hay políticas serias que ayuden a los jóvenes a consolidar su proyecto de vida autónomo, que es al final el sentido mismo de la vida.

No se trata de hacer leyes ni buscar cuotas de participación, ni tampoco hay que inventar la pólvora. Ayudar a los jóvenes a arrancar en la vida supone consolidar el motor de la sociedad y la economía nacional, sin embargo, el abandono es casi total.

Los grandes bancos no suelen apostar por los bolivianos como sujeto en el que invertir, aunque evidentemente hay una brecha entre los salarios y los precios de las viviendas que no se corresponden

No hablaremos en este editorial de la educación, que efectivamente es el pilar de la vida y que hace demasiado tiempo que necesita una reforma urgente que no se pierda en matices ideológicos, sino que se concentre en sacar más y mejores profesionales para la vida presente en toda la amplitud de profesiones y oficios. La Universidad y la educación secundaria necesitan una revolución tecnológica de la que ya nos hemos ocupado en otras ocasiones en este espacio.

Lo elemental para que los jóvenes puedan desarrollarse en plenitud pasa por tener casa y trabajo, y sin embargo, en ninguno de esos aspectos hay planes generales, sino apenas muy puntuales. Por lo general y sobre todo en las ciudades, la emancipación de la familia ampliada se retrasa cada vez más e incluso las nuevas parejas acaban viviendo bajo el mismo techo que lo hacían de solteros con sus padres y madres, y aunque las familias suelen buscar docenas de excusas para justificarlo, evidentemente no es lo óptimo.

Además, el problema es que el empleo no alcanza para obtener la financiación que permita una emancipación con garantías. En resumen, que los grandes bancos no suelen apostar por los bolivianos como sujeto en el que invertir, aunque evidentemente hay una brecha entre los salarios y los precios de las viviendas que no se corresponden.

Mientras tanto, el Gobierno sigue promoviendo su programa de Vivienda Social que se resume, básicamente, en entregar segundas o terceras viviendas a comunarios o miembros de organizaciones afines al partido mientras los jóvenes urbanos siguen viviendo en casa de sus padres.

¿Será que alguien entre las autoridades llega a comprender el problema? ¿Será que alguien puede esbozar algún plan de promoción de vivienda joven? ¿O de empleo digno? ¿O de crédito serio?

Sin duda que hay mucho camino por recorrer en esta materia a la que ninguno de los políticos, a pesar de su necesidad de conectar con la gente, es capaz de dar respuestas.


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