Trata de personas, un problema real

La trata de personas es considerada uno de los más graves delitos de violación a los derechos humanos, siendo catalogada un símbolo moderno de esclavitud del siglo XXI

En el año 2013, la Asamblea General de la ONU decretó el 30 de julio como Día Mundial contra la Trata de Personas, con la clara intención de concienciar a las personas y sobre todo a los gobiernos, acerca de la grave problemática que ha acarreado la expansión de este delito a nivel mundial. Una década antes en Bolivia se tramitó una Ley al respecto que pretendía potenciar las capacidades institucionales del Estado para vitar este flagelo, pero que de acuerdo a las últimas evaluaciones, apenas ha pasado a materializarse en la constitución de Consejos Departamentales en los que hablar del tema y poco más.

Cada año se establece un tema o lema que permite analizar el estado de la cuestión. En 2022, el lema es "Uso y abuso de la tecnología" en el sentido de que la tecnología e Internet es una herramienta que permite la trata de personas, pero también puede impedirla.

Los delincuentes encuentran en la tecnología e internet una herramienta para captar personas, reclutarlas y explotarlas, organizar su transporte y alojamiento y contactar con los supuestos clientes, o para comunicarse entre ellos, ocultar las ganancias etc. Pero también los cuerpos y fuerzas de seguridad pueden usar esta herramienta para capturar a los criminales, incriminarles a través de pruebas digitales, y como método para ayudar a las víctimas.

En Bolivia la unidad de delitos informáticos coopera en la lucha contra la trata, sin embargo, los casos de acoso y captación de jóvenes potenciales víctimas de trata se multiplican sin que se llegue a delinear patrones.

La trata de personas es considerada uno de los más graves delitos de violación a los derechos humanos, siendo catalogada un símbolo moderno de esclavitud del siglo XXI, mediante la cual las personas son privadas de su libertad y derechos por parte de terceras personas. Normalmente son sometidas contra su voluntad a situaciones de explotación sexual, y en menor medida, laboral, trabajos forzados, servidumbre doméstica, extracción de órganos, mendicidad, entre otras modalidades. La trata, junto al tráfico de drogas y la venta de armas, constituye la trilogía del delito más lucrativa del mundo.

Se estima que aproximadamente el 30% de las víctimas de la trata de personas son niños y el otro 70% son mujeres y niñas. Los primeros en la mayoría de los casos se usan para realizar trabajos forzosos en situaciones precarias, mientras que las mujeres y niñas son explotadas sexualmente desde muy temprana edad.

Esto sin contar aquellos casos relacionados con los comerciantes de órganos del mercado negro, o que se vinculan con otros hechos delictivos como el tráfico de drogas.

Actualmente, más de 12 millones de personas a nivel mundial son víctimas de este delito. Existen aproximadamente 500 rutas de tráfico de personas y tan solo 32 de ellas se encuentran en Iberoamérica.

En Bolivia el asunto está presente, al parecer, en la medida en que Naciones Unidas dispone de fondos para que las instituciones trabajen y conciencien del asunto, pero ni los datos ni la información respecto a los grupos que operan es insuficiente y poco creíble en la medida en que las niñas siguen desapareciendo del campo sin que nadie, en ningún lado, se pregunte a dónde van. Es tiempo de concentrarse en los objetivos y no en las formas.


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