YPFB, el pozo que sigue sin fondo
No se ha desactivado ninguno de los polémicos proyectos del Gobierno anterior, ni se han transparentado algunas de las denuncias o formas de operación opaca que sí parecían tener que ver con la misión de un Gobierno de Transición
En ocho meses de gestión interina, por Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) han pasado ya tres presidentes, siete vicepresidentes, incontables directores y gerentes y un solo presidente del Directorio y Ministro de Hidrocarburos, que es Víctor Hugo Zamora.
En ocho meses de gestión, no ha habido uno solo que no haya estallado algún escándalo en la estatal petrolera o alguna de las empresas satélites. Parece que hace siglos que salió el director de la ANH denunciando que nada había cambiado y que el Ministerio parecía una agencia de empleos antes de dejar el cargo, pero después han venido negocios turbios con la contratación de seguros, con el servicio de catering y unos negocios con la compra de combustible a un precio irracional por el momento en el que se da, y con excusas ecologistas de lo más inverosímiles.
Sin duda que el aplazamiento de las elecciones ha permitido evidenciar mejor las cualidades de gestión de unos y otros, incluyendo YPFB y el combate a la corrupción
También ha habido denuncias y decisiones de calado que han generado reacciones por su componente antinacional, pero que han acabado saliendo adelante con bajo perfil. Es el caso de los acuerdos con Brasil, tanto el de ampliar el contrato de provisión de gas rebajando en mucho los mínimos obligatorios, o la posterior decisión de aceptar el incumplimiento por parte del país vecino por “Fuerza Mayor”, sin acudir a ninguna instancia internacional de mediación, pues la economía brasilera en realidad no se ha cerrado como otras y se sigue comprando gas de otras fuentes.
Hubo algunas que sí se paralizaron, como la determinación de bajar la financiación de la petroquímica de Yacuiba, y otras que han quedado en el limbo de lo electoral, como aquel gran anuncio de convocar a los diferentes actores para diseñar un futuro consensuado para el sector en Bolivia, dirigido por un Ministro que ya ha anticipado su criterio sin tener respaldo en las ánforas.
Lo curioso del paso del tiempo, además de ver como las viejas mañas se repiten, es que no se ha desactivado ninguno de los polémicos proyectos del Gobierno anterior, ni se han transparentado algunas de las denuncias o formas de operación opaca que sí parecían tener que ver con la misión de un Gobierno de Transición: Tariquía sigue amenazada, el fracking en Miraflores tuvo el visto bueno, los grandes contratos siguen ocultos y ni qué decir de las cuentas de costos recuperables que se manejan con absoluta discreción entre petroleras y Gobierno de turno.
La técnica de Zamora, que es Presidente del Directorio de YPFB y por tanto, quien decide en los grandes asuntos, pasa por hacerse el desconocido, adelantar que pedirá informes, o contraatacar con denuncias sin nombre, como en el caso de ayer en el que se señaló un depósito a un particular de 100 millones de bolivianos y cuyo nombre permaneció oculto.
Zamora, que será llamado a declarar en su particular guerra con Herland Soliz por el manejo de YPFB, tampoco ha respondido a las denuncias de las dos gerentes nombradas por él con la venia de la Presidenta Áñez en contrapartida a los acuerdos políticos con la agrupación UNIR en Tarija, por cierto, uno de los pocos que se mantienen vigentes con el paso de los tiempos.
Sin duda que el aplazamiento de las elecciones ha permitido evidenciar mejor las cualidades de gestión de unos y otros, incluyendo YPFB y el combate a la corrupción. El tiempo en ese sentido es valioso, pues permitirá una mejor toma de decisiones en el futuro.