Zamora, YPFB y la influencia de Brasil en el Gobierno de Áñez

Brasil logró una adenda de exportación de gas a la baja, que además incumple por “causa fortuita”, y también se ha beneficiado con las decisiones sobre la agroindustria

La manera en la que el Ministerio de Hidrocarburos se ha rendido ante la decisión de Petrobras de aplicar la “fuerza mayor o caso fortuito” para dejar de comprar los 14 millones de metros cúbicos diarios de gas acordados hace apenas tres meses ha encendido las alarmas y destapado el enojo incluso de políticos nada sospechosos de nacionalismos como Tuto Quiroga, que ha criticado duramente al Gobierno por asumir sin rechistar en lugar de buscar mínimamente un arbitraje en instancias internacionales.

El contrato con Brasil se firmó en 1999 y ha estado vigente hasta 2019, fecha en la que debía concluir, pero que al no haberse entregado todos los volúmenes, se pactó una fórmula de mantenerlo. Esta decisión inconsulta por parte de un Gobierno transitorio ya podía generar suspicacias, pero se dejó correr. La adenda firmada por YPFB rebajaba los mínimos exigidos de 24 millones de metros cúbicos a 14 entre otras consideraciones.

Cabe señalar que el gas boliviano por ducto es más barato que desde otras plataformas, y que Brasil sigue necesitando unos 100 millones de metros cúbicos de gas al día

Sin entrar a valorar lo acertado o no de la medida de prorrogar el contrato de exportación mientras los proyectos de industrialización duermen el sueño de los justos, no parece ser lo más adecuado permitir que apenas tres meses después de la firma de la adenda, se incumpla. Cabe señalar que el gas boliviano por ducto es más barato que desde otras plataformas, y que Brasil sigue necesitando unos 100 millones de metros cúbicos de gas al día. Además, como es sabido, Petrobras alega la crisis de la Covid-19 y sus efectos económicos, sin embargo, el país vecino no guarda una cuarentena estricta y no se han detenido las actividades industriales.

El Ministerio de Hidrocarburos – que preside el Directorio de YPFB y, por lo tanto, está perfectamente informado de todo lo importante y es decisivo en la toma de decisiones, ha sido el que más “favores” le ha hecho al régimen de Jair Bolsonaro en los últimos meses, no solo por la exportación de gas sino también por la paralización de los proyectos de urea, que le viene muy bien a las petroquímicas del Mato Grosso, o por la reactivación del negocio del biodiesel, pero no es el único.

Desde el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras se ha impulsado el uso de semillas transgénicas en cultivos donde Brasil es potencia y sus transnacionales siguen buscando tierras donde instalarse para seguir creciendo afectando lo menos posible a la Amazonía. O al menos a su Amazonía. Los expertos no tienen dudas de qué potencia es finalmente la más beneficiada con eso. Como dato curioso, el Ministro cesante de Desarrollo Productivo se convirtió en diplomático de alto rango en el país vecino, potencia del agronegocio.

Que la crítica más furibunda venga de Tuto Quiroga, que estuvo sentado en la misma mesa de la UCB junto al Embajador de Brasil en que se decidió posesionar a Jeanine Áñez como Presidenta en el mes de noviembre y que ahora es candidato y rival abre otro abanico de preguntas por resolver.

Sin duda, Brasil es el país que más está sabiendo aprovecharse de un país con un Gobierno sin legitimidad democrática y quién sabe qué otras ataduras. Es necesaria una explicación y una depuración de responsabilidades, pues son muchos millones de dólares los que ahorra Brasil, pierde Bolivia y gana quien sabe quién.

 


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