La vía de la conciliación
En momentos de máxima tensión, Bolivia se convierte en una enorme olla a presión en el que cualquier giro inesperado puede convertirse en detonante. La vía de la confrontación, sin duda, no le conviene a nadie. El cómputo electoral ya ha llegado a su fin y los datos incluso superan a los...
En momentos de máxima tensión, Bolivia se convierte en una enorme olla a presión en el que cualquier giro inesperado puede convertirse en detonante. La vía de la confrontación, sin duda, no le conviene a nadie.
El cómputo electoral ya ha llegado a su fin y los datos incluso superan a los que aparecieron en el famoso sistema de Transmisión Rápida de actas el fatídico lunes 21 – 24 horas después de que dejara de transmitir dejando una distancia de 7% entre candidatos – y que desencadenó la violencia pero sobre todo, sepultó la última gota de credibilidad que le quedaba al Tribunal Supremo Electoral.
Desde ese momento, la elección está tocada de muerte. Ni dos comparecencias de Evo Morales, ni la renuncia del vicepresidente Antonio Costas, ni las intervenciones de los ministros están logrando aplacar las aguas y despejar las dudas. Más bien al contrario.
La penosa gestión del TSE ha sumado fuerzas a una oposición que acaba de descubrir que la clave era unirse; el MAS, que ha perdido un 25% del apoyo logrado en 2014, lejos de hacer reflexión ha exhibido músculo arropado por los de siempre en los momentos delicados
Es verdad que este es un asunto que hay que resolver en las fronteras del país, más allá de la presión o injerencia que pueda tener la Organización de Estados Americanos – con Brasil y Estados Unidos como punta de lanza – o la Unión Europea, pero tampoco nadie puede ser tan cándido de creer que alguien fuera a aceptar una segunda vuelta si la Constitución no lo obliga, peor en las condiciones actuales y en este momento de la coyuntura.
Comunidad Ciudadana ha planteado un “esquema de fraude” apoyándose en las actas reales presentadas en el TREP y lo que aparece finalmente en el Cómputo final que afectaría a más de 109.000 votos. El Gobierno ha señalado que el planteamiento es poco serio y qué, en todo caso, solo afectaría a 1,7% de los votos, lo cual tampoco es ningún chiste, pues es la diferencia entre la primera y la segunda vuelta.
A estas alturas, lo que se viene configurando es un escenario de negociación en el que cada cual va mostrando sus fuerzas, pero al que le faltan todavía varias etapas hasta que decante. El cómputo llegó al 100% pero existe todavía plazo para oficializar los resultados. En ese periodo es cuando se tendrán que resolver las observaciones y ver en qué medida afectan al resultado o final. Pero evidentemente, hay mucho más de político que de normativo en la decisión final.
La penosa gestión del TSE ha sumado fuerzas a una oposición que acaba de descubrir que la clave era unirse; el MAS, que ha perdido un 25% del apoyo logrado en 2014, lejos de hacer reflexión ha exhibido músculo arropado por los de siempre en los momentos delicados. El Comité de Defensa de la Democracia capitaneado por Mesa no aporta nada nuevo, pero les permite una coordinación. Hasta el domingo puede ciertamente pasar cualquier cosa. Después vendrán fechas, plazos, elecciones subnacionales, fechas del pago del gas, elecciones argentinas y mucho más.
Lo que todos deberían evitar en todo momento es incitar a la violencia. En estas condiciones, no es responsable, por muy estratégico que resulte, utilizar palabras gruesas o arengar con vivas y muertes. La paz es necesaria en todo momento y no solo cuando conviene a unos o a otros.
El cómputo electoral ya ha llegado a su fin y los datos incluso superan a los que aparecieron en el famoso sistema de Transmisión Rápida de actas el fatídico lunes 21 – 24 horas después de que dejara de transmitir dejando una distancia de 7% entre candidatos – y que desencadenó la violencia pero sobre todo, sepultó la última gota de credibilidad que le quedaba al Tribunal Supremo Electoral.
Desde ese momento, la elección está tocada de muerte. Ni dos comparecencias de Evo Morales, ni la renuncia del vicepresidente Antonio Costas, ni las intervenciones de los ministros están logrando aplacar las aguas y despejar las dudas. Más bien al contrario.
La penosa gestión del TSE ha sumado fuerzas a una oposición que acaba de descubrir que la clave era unirse; el MAS, que ha perdido un 25% del apoyo logrado en 2014, lejos de hacer reflexión ha exhibido músculo arropado por los de siempre en los momentos delicados
Es verdad que este es un asunto que hay que resolver en las fronteras del país, más allá de la presión o injerencia que pueda tener la Organización de Estados Americanos – con Brasil y Estados Unidos como punta de lanza – o la Unión Europea, pero tampoco nadie puede ser tan cándido de creer que alguien fuera a aceptar una segunda vuelta si la Constitución no lo obliga, peor en las condiciones actuales y en este momento de la coyuntura.
Comunidad Ciudadana ha planteado un “esquema de fraude” apoyándose en las actas reales presentadas en el TREP y lo que aparece finalmente en el Cómputo final que afectaría a más de 109.000 votos. El Gobierno ha señalado que el planteamiento es poco serio y qué, en todo caso, solo afectaría a 1,7% de los votos, lo cual tampoco es ningún chiste, pues es la diferencia entre la primera y la segunda vuelta.
A estas alturas, lo que se viene configurando es un escenario de negociación en el que cada cual va mostrando sus fuerzas, pero al que le faltan todavía varias etapas hasta que decante. El cómputo llegó al 100% pero existe todavía plazo para oficializar los resultados. En ese periodo es cuando se tendrán que resolver las observaciones y ver en qué medida afectan al resultado o final. Pero evidentemente, hay mucho más de político que de normativo en la decisión final.
La penosa gestión del TSE ha sumado fuerzas a una oposición que acaba de descubrir que la clave era unirse; el MAS, que ha perdido un 25% del apoyo logrado en 2014, lejos de hacer reflexión ha exhibido músculo arropado por los de siempre en los momentos delicados. El Comité de Defensa de la Democracia capitaneado por Mesa no aporta nada nuevo, pero les permite una coordinación. Hasta el domingo puede ciertamente pasar cualquier cosa. Después vendrán fechas, plazos, elecciones subnacionales, fechas del pago del gas, elecciones argentinas y mucho más.
Lo que todos deberían evitar en todo momento es incitar a la violencia. En estas condiciones, no es responsable, por muy estratégico que resulte, utilizar palabras gruesas o arengar con vivas y muertes. La paz es necesaria en todo momento y no solo cuando conviene a unos o a otros.