Elecciones, una oportunidad para crecer

Sin resultados definitivos, se adivina un nuevo escenario en el país. Más allá de si se confirma la segunda vuelta o si ese diez por ciento de votos no verificados acaban por darle una mayoría inesperada a Evo Morales, lo cierto es que a partir de enero de 2020 habrá que empezar a hacer...

Sin resultados definitivos, se adivina un nuevo escenario en el país. Más allá de si se confirma la segunda vuelta o si ese diez por ciento de votos no verificados acaban por darle una mayoría inesperada a Evo Morales, lo cierto es que a partir de enero de 2020 habrá que empezar a hacer política gruesa en la Asamblea Plurinacional.

La mayoría de las encuestas habían estimado que lo de la segunda vuelta se definiría por décimas, pero los resultados al 90 por ciento hablan de una distancia del 7% que deja tres puntos de margen para que suceda lo nunca visto en el país.
Es tiempo de afrontar un proceso desde la madurez del Estado, con respeto por todas las partes, donde prime la paz y donde, sobre todo, gane la democracia, para seguir creciendo.
En cualquier caso, la nueva distribución de escaños en el Senado y el Congreso indican que las fuerzas deberán ponerse de acuerdo para sacar adelante las reformas pendientes que quedan en el país, y que tienen que ver, sobre todo, con su balanza comercial y su competitividad. Ponerse de acuerdo, en cualquier caso, no se entiende ya como esa vieja práctica de meterse en cuartos oscuros a negociar sino llegar a consensos amplios y públicos que permitan avanzar.

Los ciudadanos acudieron ayer a las ánforas con una normalidad democrática ejemplar, y lo cierto es que todo el proceso supervisado por el Tribunal Supremo Electoral y sus respectivas departamentales también tuvo un buen desarrollo. Faltaron esos detalles como explicar que la Transmisión Rápida de datos tiene sus límites, que es el propio internet disponible, y algunos otros asuntos prácticos.

Es necesario que el país avance en ese sentido de la normalidad, que empecemos a hacer cosas conscientemente, que creamos menos y pensemos más. Que nos empoderemos de los momentos importantes y no esperemos a que nos digan en qué dirección avanzar. Que no creamos en esas cosas de las lapiceras que se borran.

Es necesario también que nuestros políticos estén a la altura de las circunstancias, que sepan leer y entender lo que los ciudadanos han dicho en la jornada electoral. Que cada cual tome sus decisiones salvaguardando lo más importante, que es la paz y la estabilidad del país.

Vivimos en tiempos de zozobra, con las economías de nuestros alrededores pasando dificultades, con pueblos saliendo a las calles para exigir derechos y oportunidades. Bolivia crece, pero sigue en el vagón de cola en demasiados indicadores, y aun así, lo único que no podrá enfrentar es un proceso de convulsión basado en la ilegitimidad.

En los últimos tiempos, los bolivianos nos hemos acostumbrado a resolver nuestras diferencias en las ánforas, y es en las ánforas donde debemos expresarnos y depositar la confianza en el proceso, manteniéndose vigilante.

Es tiempo de afrontar un proceso desde la madurez del Estado, con respeto por todas las partes, donde prime la paz y donde, sobre todo, gane la democracia, para seguir creciendo.

 

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