La cuestión privada del turismo

Tarija tiene algunas condiciones naturales para ser considerado un buen lugar de destino vacacional sobre todo para turistas nacionales, que pueden emular lo que en otros tiempos hacían los vecinos del norte argentino, y juntar feriados largos y semanas de vacación para descansar al otro lado...

Tarija tiene algunas condiciones naturales para ser considerado un buen lugar de destino vacacional sobre todo para turistas nacionales, que pueden emular lo que en otros tiempos hacían los vecinos del norte argentino, y juntar feriados largos y semanas de vacación para descansar al otro lado de la frontera. El turismo argentino ha ido descendiendo a medida que Bolivia dejaba de ser un país pobrísimo y su propia moneda ha ido perdiendo cualquier tipo de competitividad, sin embargo, lo que se ofrece ha cambiado muy poco.

Es cierto que la campiña tarijeña no es particularmente atractiva para el gran turismo internacional, pero es agradable para vacacionar; que las lagunas de Tajzara pueden tener su gancho y que en el Chaco hay unos cuantos lugares emblemáticos, más tomando en cuenta que en cada familia boliviana hay al menos un benemérito perdido. Si a eso se unen fiestas realmente “pintorescas, por lo único de sus características, como es el Encierro de San Roque, ese sí con una proyección mucho más interesante; un clima benigno y una gente amigable, es cierto que puede quedar un combo aceptable y comercial para ofrecerlo como destino.
Una cosa es llegar a la aventura al altiplano boliviano y otra, no poder orinar en toda la mañana
Hay sin embargo problemas de fondo que apenas avanzan, y que muy pocos de los propios operadores perciben como tal. Una cosa es llegar a la aventura al altiplano boliviano y otra, no poder orinar en toda la mañana. Para municipios donde se han botado decenas de millones en iniciativas productivas fallidas, mantener una infraestructura básica para estas necesidades no debería ser tan complicado.

Poner mapas, letreros, señalizaciones, habilitar pequeños espacios en la carretera para comer un sándwich o tomar una soda; algún lugar donde deshacerse de la basura… son cosas de nivel básico que no deberían costar mucho para hacer más atractivo un día de campo. No es necesario pensar en un hotel de cinco estrellas, ni en un centro multiaventura que ofrezca vuelos en parapente, ni en un ultra restaurante en la punta del cerro. Eso llegará si Tarija logra darle una identidad al turismo que pretende atraer.

Es cierto, en general, las infraestructuras dedicadas al ocio son escasas incluso en las propias ciudades. Los restaurantes son los de siempre, hay los locales que abren y cierran antes de que alguien se dé cuenta de su existencia; ninguno es especialmente amigable para familias jóvenes con bebés ni para personas mayores.

Es posible que, entonces, la vocación sea ofrecer turismo para un tipo de consumidor joven que busca sol, fiesta y vino barato, aunque cueste reconocerlo por aquello de la doble moral. En otros países no les ha ido tan mal captando por ahí y ofreciendo después una gran variedad de alternativas. España es el gran referente de turismo de sol y playa, y se cuela en el top 5 del mundo. También Salta, aunque entra en otro ránking más local.

Lo cierto es que se ha hablado mucho de turismo y los cambios son pocos, y en eso, es el sector privado el que debe asumir la responsabilidad, sin ningún tipo de dudas.

 

Más del autor
¿Quién me falta?
¿Quién me falta?
Suspensión de ampliado del MAS
Suspensión de ampliado del MAS