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Mercosur: aplaudiendo una integración subordinada

El pasado 28 de junio, la Unión Europea (UE) y el Mercosur firmaron el controvertido acuerdo comercial. El presidente Evo Morales y la Cancillería boliviana se apresuraron en saludar y aplaudir el acuerdo alcanzado, mientras que gremios exportadores lamentaron que Bolivia no se beneficie del...

El pasado 28 de junio, la Unión Europea (UE) y el Mercosur firmaron el controvertido acuerdo comercial. El presidente Evo Morales y la Cancillería boliviana se apresuraron en saludar y aplaudir el acuerdo alcanzado, mientras que gremios exportadores lamentaron que Bolivia no se beneficie del mismo por no ser miembro pleno del Mercosur.

Sin embargo, una mirada más cercana a los rasgos fundamentales del acuerdo UE-Mercosur permite a los expertos afirmar que en realidad sólo se profundizará el patrón primario-exportador de la región en el mundo.

De hecho, hace ya dos años, Mariano Treacy (investigador y Docente en la Universidad Nacional de General Sarmiento-UNGS) y Francisco Cantamutto (investigador IDAES-UNSam-CONICET), advertían que en las exportaciones del Mercosur hacia la UE predominaban los productos de origen agropecuario y minerales de bajo grado de elaboración (el 60% correspondía a soya y forraje para el sector porcino), mientras que las importaciones desde la UE se concentraban en bienes de más alto valor agregado e intensidad tecnológica, como máquinas, vehículos, combustibles, productos químicos y farmacéuticos.

Según Treacy y Cantamutto el acuerdo UE-Mercosur no sólo consolidará y perpetuará este patrón, sino que también permitirá a Europa expandir en nuestra región sus servicios de alto dinamismo, avanzar en áreas sensibles como el comercio de datos, o incluso incluir a las empresas europeas en las licitaciones y compras públicas, “algo que el propio Mercosur no alcanzó para las empresas de sus países miembros”.

Otros investigadores, como Margarita Olivera y Davide Villani, coinciden en que el acuerdo reforzará el perfil exportador primario con baja generación de tecnología de la región, y desintegrará las cadenas productivas de nuestros países en sus segmentos de mayor valor agregado.
Antes que lamentarnos porque el acuerdo “no beneficia” a Bolivia, habrá que suspirar aliviados por no ser aun miembros plenos del Mercosur, cuyos pueblos tendrán que enfrentar con mayor dureza las consecuencias
Incluso el eurodiputado Helmut Scholz, advirtió que la firma de este acuerdo podría impactar negativamente sobre el empleo industrial y en la seguridad alimentaria de los países del Mercosur, ya que fomentaría el uso de la tierra para producir bienes exportables.

Por si fuera poco, el economista argentino Julio Gambina, agrega que los gobernantes del Mercosur tratarán de atraer inversiones de la UE aplicando “reaccionarias reformas laborales, previsionales o tributarias favorables a mejorar el costo de producción de los grandes inversores externos”.

Gambina utiliza el concepto de “integración subordinada” para mostrar que el acuerdo en el fondo “se trata de profundizar el perfil primario exportador de nuestros países, agudizando el rumbo del agro negocio de la soja transgénica con la incorporación de la producción de agro energía, derivada de los combustibles no convencionales”.

Lo descrito no permite afirmar que se trate de “complementariedad y solidaridad en beneficio de nuestros pueblos”, como dijo el presidente Morales el 28 de junio, sino todo lo contrario.

En todo caso, antes que lamentarnos porque el acuerdo “no beneficia” a Bolivia, habrá que suspirar aliviados por no ser aun miembros plenos del Mercosur, cuyos pueblos tendrán que enfrentar con mayor dureza las consecuencias del neoliberalismo reconstituido aplicado por sus gobernantes.

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