La paz social, máxima prioridad hasta elecciones
Evitar crisis de combustibles y tratar de contener los precios, lo que tiene que ver con los dólares del país, constituye la hoja de ruta
Cumplido uno de los trámites centrales en la carrera electoral y a falta de un mes para que se cumpla con el no menos importante de inscribir los nombres de los candidatos, sería un buen momento para aclarar prioridades que están perjudicando notoriamente el desarrollo del país y agravando una crisis que toca a todos, pero que no es excusa.
Hay algunos asuntos que ya, por calendario, no van, como los experimentos del litio u otras reformas de calados, como la Ley de Hidrocarburos o el Pacto Fiscal, no son tiempos de experimentos con las normas y leyes, y no solo porque alguna “victoria” en ese terreno podría ser utilizada electoralmente, sino por la elemental prudencia antes de acabar un gobierno. . Las decisiones de fondo se toman al principio y no al final.
Dejar de pagar la deuda externa ya, pues a cuatro meses de elecciones y con prácticamente todos los candidatos convencidos de que el FMI es el camino, no sería nada grave
Por otro lado y sin embargo, tampoco tiene sentido seguir bloqueando determinados asuntos en la Asamblea Legislativa Plurinacional, como por ejemplo el crédito de la Cooperación Japonesa, que en parte se dedicará a garantizar el voto en el exterior y que son apenas 100 millones de dólares. Este es el más llamativo, pero pasa con el resto. Luis Arce ya no tiene margen para sacar partido electoral con el manejo de esos fondos, y no hay duda de que en su mayoría son créditos muy blandos, con bajo interés y ligados a un fin, por lo que su aprobación es casi de rutina, máxime si el partido que se opone está alineado con la extendida idea de que es inevitable acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) a por 10.000 millones de dólares (los más optimistas estiman que serán unos 3.000), cuyas condiciones serán mucho más estrictas no tanto en tipos de interés sino en la exigencia de reformas que pueden resultar excesivas y dolorosas para la población.
En esas, la otra cuestión evidente: faltan dólares en el país y en esa encrucijada hay varias cosas por hacer que seguramente decidirá el gobierno que sea avalado por las ánforas, pero hasta entonces hay que garantizar cierta solvencia que devenga en paz social.
La opción de “agarrar por el cuello a los exportadores y decirles: dame tus dólares”, o en su versión ligth y homologable con Argentina, Chile o cualquier otro país del mundo: establecer un mínimo control de capitales que garantice que los dólares generados con la exportación de productos subvencionados por el Estado – al menos esos – retornen también ha sido descartada desde Evo Morales hasta Jaime Dunn.
Hay otra opción como entrar en default de forma controlada, es decir, dejar de pagar la deuda externa ya, pues a cuatro meses de elecciones y con prácticamente todos los candidatos convencidos de que el FMI es el camino, no sería nada grave dentro de un programa de rescate que reestructure esas deudas.
Es importante que las elecciones se realicen en su fecha, pues cualquier maniobra podría acabar siendo un detonante desagradable para todos. Garantizar que se llegue en las mejores condiciones de paz social es hoy por hoy la máxima prioridad.