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Lo urgente y camuflado

La trata y tráfico es un delito difícil de frenar, pues los que se dedican a esto se han dado mañas para burlar la seguridad y camuflar su accionar bajo delitos menores. Otra cosa que impera a la hora de enfrentar este problema es el miedo, un miedo que crece y que ha atado incluso a quienes...

LEYES
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La trata y tráfico es un delito difícil de frenar, pues los que se dedican a esto se han dado mañas para burlar la seguridad y camuflar su accionar bajo delitos menores. Otra cosa que impera a la hora de enfrentar este problema es el miedo, un miedo que crece y que ha atado incluso a quienes están destinados a luchar contra este flagelo.
En Tarija poco se ha escuchado hablar de casos y procesos por trata y tráfico y es que las condiciones para frenar este problema no son de las mejores. Hace poco se conoció que hay sólo cinco policías dedicados a perseguir a los tratantes, se supo también que no hay controles en las trancas fundamentales del departamento y por si fuera poco no existe el debido control ni en la terminal de buses.
¿A dónde nos lleva todo esto? Sin duda a dejar este delito descuidado y a llevarnos la corona de uno de los departamentos más vulnerables.
Según datos de la Defensoría del Pueblo, La Paz, Oruro, Cochabamba y Tarija son los departamentos con mayor vulnerabilidad en el tema de trata y tráfico de personas, por lo que en los primeros meses de este año, Bolivia suma 140 casos de este delito, donde la ausencia de mecanismos de prevención; como el control en terminales, peajes y retenes policiales, sería uno de las causas para que el número de denuncias incremente.
En hechos puntuales, en Tarija, a seis meses del año 2019 la División de Trata y Tráfico de Personas de la Policía Boliviana no cuenta con recursos económicos para hacer su trabajo. Sumado a esto son solamente cinco los policías que tienen que turnarse para atender las denuncias de todo Cercado e iniciar la búsqueda de los individuos.
Los familiares de las víctimas denuncian que este tipo de casos son minimizados por las autoridades llamadas por ley para resolver esta situación.
El informe de la Defensoría “Rol estatal en el control de documentos como mecanismo de prevención de la trata y tráfico de niñas, niños y adolescentes”, muestra que no existen policías de la división del área en los retenes de El Portillo, en la ruta de camino a Bermejo y al Chaco; tampoco en Pajchani, ruta al norte del país. Pero tampoco en las terminales de buses, de Tarija y de Yacuiba.
En el caso de Yacuiba se tienen similares falencias, pero además no se cuenta con oficinas de atención ni personal en la terminal.
Así como vamos este delito nos seguirá descuidado, los tratantes continuarán burlando la escasa seguridad y mucha de nuestra gente continuará sufriendo. ¿Hasta cuándo? Este es un delito muy descuidado en Tarija y que debe atenderse de forma urgente.

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