El SUS, más allá de la obvia campaña

Nada le importa más al ser humano en Tarija o en la Conchinchina que la salud; la propia, la de los hijos, la de los padres, la de los seres queridos. Por consiguiente, todos los políticos de Tarija o de la Conchinchina hacen política con la salud. Hay quien la hace para que las aseguradoras...

Nada le importa más al ser humano en Tarija o en la Conchinchina que la salud; la propia, la de los hijos, la de los padres, la de los seres queridos. Por consiguiente, todos los políticos de Tarija o de la Conchinchina hacen política con la salud. Hay quien la hace para que las aseguradoras ganen más; hay quien la hace para que los ciudadanos gasten menos. El presidente Evo Morales está haciendo campaña con la salud, porque en octubre se la juega; igual que en Tarija llevamos diez exitosos años viendo hacer política con el Susat, sin duda lo mejor que ha traído la autonomía desde su puesta en marcha.

Nadie en Bolivia es tan inocente como para no saber que el Sistema Único de Salud que a toda máquina alista el Gobierno en la Asamblea, luego de haberlo presentado en sociedad sin tener siquiera un triste borrador del proyecto de Ley ni haberse puesto a pensar en los detalles, no sea una acción política; pero es que justamente la política consiste en eso, traer mejoras a los ciudadanos. Un paradigma que con habitual frecuencia olvidamos gracias a los históricos ejemplos que nos han dado nuestros gobernantes.

La Cámara de Diputados ha aprobado el proyecto redactado sin consenso con los médicos y en los plazos dictados por el ejecutivo. El 1 de marzo entra en vigor el producto estrella del sistema, el Seguro Universal, que llegará con unas 300 prestaciones y progresivamente se irán incorporando nuevas coberturas hasta las 1.200. Todo está todavía muy verde; con una nueva ministra salida de riñón del MAS pero con poco rodaje en lo ejecutivo y con muchos flecos sin definir; por ejemplo, la coordinación con el Susat en Tarija, la única experiencia más o menos exitosa en el país.
La kermesse solidaria y vecinal es, a la fecha, el único “seguro social” vigente para hacer frente a los gastos de aquellas dolencias que se complican un poco más de lo debido y que han arruinado a familias enteras.
La nueva Ley no acaba de cambiar el paradigma de la salud en Bolivia que sigue asentado en la visión estadounidense del negocio de la salud, de que todo tiene un precio y que es a través de un seguro como se puede pagar esto. Está lejos de la tradición europea y del magnífico planteamiento argentino en el que se entiende que la salud es un derecho y todo el mundo todo debe tener el acceso necesario – salvo ahora en Jujuy, donde su Gobernador Gerardo Morales hace campaña azuzando los perros contra los extranjeros.

En Bolivia también es campaña y la idea aquí parece ser que la mayoría crea que ahora será Morales  - Evo - quien se haga cargo de los gastos de salud. Una intención que, a poco burda que quede, se convertirá en un boomerang contra el mismo gobierno; pero que no por ello deja de ser un paso muy importante para el estado del bienestar boliviano, que por otro lado ha cambiado muy poco en los último 13 años.

Millones de bolivianos han perdido la vida tras perder la salud; el peregrinaje eterno, la atención mediocre, los costos elevados, etc., son realidades de todos los días. La kermesse solidaria y vecinal es, a la fecha, el único “seguro social” vigente para hacer frente a los gastos de aquellas dolencias que se complican un poco más de lo debido y que han arruinado a familias enteras.

Los bolivianos necesitamos dignidad en la atención de la salud, no dejarse morir por no tener los ahorros suficientes para enfrentar una mínima operación. Los tarijeños que hemos visto los beneficios del Susat lo sabemos bien. Ahora bien, es necesario que el proyecto se aborde con seriedad y pensando en el bien mayor de los ciudadanos, y no en sus votos.

 

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