La kermés nuestra de cada día

En estos últimos meses ha sucedido algo extraño y preocupante en Tarija, pues se han multiplicado los casos de enfermedades raras o de gran gravedad en los niños, un sector de la población que por naturaleza ya es muy vulnerable. Sin embargo, ellos nos dan una lección a diario, pues nos...

En estos últimos meses ha sucedido algo extraño y preocupante en Tarija, pues se han multiplicado los casos de enfermedades raras o de gran gravedad en los niños, un sector de la población que por naturaleza ya es muy vulnerable.

Sin embargo, ellos nos dan una lección a diario, pues nos enseñan a ser fuertes, a luchar contra toda adversidad y a seguir sonriendo. Cuánto no daríamos por darles alguna respuesta cuando sus pequeños ojos se encuentran con los nuestros en estas situaciones.
Es en primera instancia al Hospital Regional San Juan De Dios (HRSJD), donde llegan las dolencias más extrañas del departamento de Tarija, por ejemplo malformaciones congénitas cuyas causas son multifactoriales y en su generalidad provienen del Chaco.

Existen enfermedades incompatibles con la vida como las anencefalias, dolencia que se caracteriza por el nacimiento del niño sin cuero cabelludo ni caja cerebral, solo rudimentos de un encéfalo que deja al descubierto el cerebro.

Otra enfermedad similar, también incompatible con la vida y que se presenta en Tarija es la Pentalogía de Cantrell, el niño nace con una ausencia completa de todos los músculos del abdomen y parte de esternón, de tal manera que todo el intestino, el bazo y el hígado están fuera de la cavidad abdominal, además del corazón.

Éstas son situaciones que se están presentando a menudo y sobre las cuales poco o nada se puede hacer, pero también están las enfermedades como la leucemia u otras que se presentan cuando el niño está en la mejor etapa de su vida. A menudo las familias de estos niños son de escasos recursos y así tuvieran dinero no hay dinero que abastezca para luchar contra semejantes monstruos, cuya primer batalla se valúa en 50 mil bolivianos.

Lo triste es que en Tarija no hay médicos especialistas en estas enfermedades y menos en el sector infantil. Esto encarece los costos y los tarijeños nos hemos visto en la necesidad de organizar kermeses para lograr dinero. De esta manera, estos eventos solidarios se han convertido en nuestro único seguro social y pan de cada día.

Es triste redactar historias diarias donde contamos que la única esperanza es que la gente asista, donde contamos que los médicos tarijeños no pueden diagnosticar graves enfermedades y a la par que pasa el tiempo los niños se desgastan basando sus vidas en una suma de imprecisiones cuando lo importante es frenar una enfermedad agresiva desde el primer minuto.

Es triste ver a nuestra gente prácticamente pedir limosna porque la salud de un familiar se les va de las manos, unas manos que en su vida contaron más de cinco mil pesos. El sueño de tener un hospital oncológico una vez más parece lejano y es aún más lejano el sueño de contar con médicos especialistas.

Las enfermedades “raras” en Tarija se multiplican, las autoridades rebalsan de buenas intenciones y el tiempo y la dejadez pasa cobrándose más y más vidas. Es hora de despertar de este letargo, de dejar que nuestra gente sufra a diario.

El pasado año, 53 personas fallecieron por diferentes tipos de cáncer, además que el departamento está en el cuarto lugar en número de pacientes con esta patología. Lamentablemente si la kermés nos logra dar dinero, no nos ayuda a recuperar el tiempo perdido en falsos diagnósticos ni tratamientos errados.

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