La hora de Rodrigo Paz

Pasados los actos de la efeméride y con el cronómetro electoral en la mano, ha llegado la hora de la verdad para el alcalde Rodrigo Paz Pereira, el momento en el que debe decidir no tanto el legado que quiere dejar para la ciudad, para lo que apenas quedan meses en el calendario, sino para...

Pasados los actos de la efeméride y con el cronómetro electoral en la mano, ha llegado la hora de la verdad para el alcalde Rodrigo Paz Pereira, el momento en el que debe decidir no tanto el legado que quiere dejar para la ciudad, para lo que apenas quedan meses en el calendario, sino para decidir si presenta batalla o por el contrario opta por dar el paso al costado que desde algunos sectores vaticinan.

En medio del carnaval de entregas y discursos de estos días, ha pasado casi desapercibida la enésima sentencia favorable para el ex alcalde Óscar Montes, a punto de superar con éxito su rocambolesca carrera judicial, plagada de hitos desde 2010 y acentuada a partir de 2014, cuando no quiso ser el candidato de Evo Morales en Tarija. Montes ha puesto toda la carne en el asador, al igual que sus rivales políticos, resucitando sus vínculos con el partido de Gobierno y de momento ha logrado zafar de los casos más espinosos en un tiempo en el que se ha renovado la Fiscalía Departamental, el Tribunal supremo y el Tribunal Electoral.

Montes, el viejo político de quince años de gestión, quince años en los que crecieron los grandes problemas que azotan hoy por hoy al Municipio de Tarija, no solo sigue en carrera electoral sino que todas las encuestas lo sitúan como el candidato favorito para retomar el poder de la Alcaldía en 2020. Claro está, el hecho de que los grandes problemas de la ciudad sigan también intactos, le suma.

El alcalde, que lleva meses diciendo que quiere eludir la política y centrarse en la gestión, lo que genera verdaderos monstruitos cada vez que sí quiere hablar de política y no de gestión, incluso en los spots propagandísticos, es consciente de que, si la había, la estrategia judicial ha fallado y que deberá ahora bajar a la arena y batirse en el cuerpo a cuerpo, claro está, si pretende continuar en el cargo cinco años más, como por lógica se supondría.

En política, Paz se la ha jugado a la dicotomía nuevos políticos – viejos políticos, estrategia muy Durán Barba, el “genio” ecuatoriano que se jacta de haber hecho olvidar a los argentinos que Mauricio Macri era hijo del poderoso grupo Macri hasta el punto de hacerlo presidente. Los argumentos, en palabras de Paz Pereira, hijo de Jaime Paz, que todavía juega sus cartas en la política nacional, chirrían, al igual que el discurso en el que habla de superar las obras de cemento para dar paso a un nuevo concepto al tiempo que promete colegios, carreteras, puentes millonarios, etc.

La Alcaldía de Cercado era un triunfo sencillo para cualquiera que hubiera sido señalado por el dedo de Montes y hubiera heredado la estructura de UNIR, forjado a fuego y calor de un liderazgo tradicional e instrumental. No hacía falta ningún Durán Barba. El reto para Paz Pereira era sostener el proyecto arraigado y dotarle de una visión tal vez más cosmopolita. No necesitaba hacer ninguna cosa extraña. Evidentemente había que solucionar el transporte, el saneamiento básico en forma de planta de tratamiento y el problema con el botadero municipal. Nada que se antojara muy complicado más allá de la dejación crónica que había sufrido.

Paz heredó un puñado de obras que llegaban tarde pero le facilitaban mantener impactos sostenidos. El problema de la gestión más parece tener que ver con las personas y las promesas.

Paz heredó un equipo de trabajo que le iba a facilitar mover la maquinaria del Gobierno Municipal con garantías en lo técnico, pero mucho más disperso en lo político. Cuando la maquinaria echó a andar, Paz trató de ajustar las piezas clave, pero después se generalizó el uso de recambios y al final, la maquinaria había cambiado de cara hacia una menos reconocible por el ciudadano. Al mismo tiempo, lo político seguía disperso y los fichajes no habían arreglado nada.

Paz está ante la difícil coyuntura de hacer política con equipo prestado y luego de no haber cumplido ni siquiera con quienes le ofrecieron su apoyo de buena fe. El alcalde cuenta con tutor personalizado hábil en gestionar este tipo de coyunturas. Se trata del relato. Veremos si es capaz de hilar algo convincente.

Más del autor