El proyecto nacional popular y el MNR

El Movimiento Nacionalista Revolucionario es un patrimonio intangible de los bolivianos. El partido que estructuró la política nacional durante dos tercios del siglo XX y cuyo legado sigue vigente. El problema para el MNR es tal vez seguir siendo tangible sin haber tomado conciencia de su papel...

El Movimiento Nacionalista Revolucionario es un patrimonio intangible de los bolivianos. El partido que estructuró la política nacional durante dos tercios del siglo XX y cuyo legado sigue vigente. El problema para el MNR es tal vez seguir siendo tangible sin haber tomado conciencia de su papel en este momento ni haber hecho autocrítica de sus errores.

Desde el 9 de abril del 52, en el que estallan las revueltas de las clases populares, hasta el 15 de abril, en el que Víctor Paz Estenssoro entra victorioso en La Paz, ya se evidencian las condiciones extraordinarias de ese proceso. El único hijo varón de Paz Estenssoro que estuvo a punto de ser linchado siendo niño en el golpe contra Villarroel y que con él guardó el exilio en Buenos Aires, cuenta como hito lo extraordinario que fue que Siles Zuazo esperara honradamente la llegada de Paz Estenssoro para hacerse cargo de la presidencia negada.

Como en plena efervescencia fue capaz de cumplir su palabra y compromiso. Tal vez ese fue el último acto de lealtad de aquel partido roto en mil pedazos a lo largo de la historia y que solo al final del siglo XX acabó de perder su identidad nacional para dejarse arrastrar por el consenso de Washington que llevó al desastre económico al país.

La esencia del 52 sigue viva y aún hoy, casi 80 años después, siguen apareciendo relecturas, documentos, perfiles y orientaciones que demuestran la relevancia del momento. La revolución popular contra la oligarquía y el imperialismo acabó marcando un hito inspirador en el continente y es reconocido por los estudiosos, aunque quede olvidado en el marasmo social por las propias contradicciones que le sobrevinieron después.

En tiempos en que el mismo presidente de Estados Unidos Donald Trump ha sido capaz de cuestionar los principios del neoliberalismo y ha sacado la receta de la política del estímulo interno (el eufemismo de la directora del FMI Christine Lagarde para no mentar el por otro lado fantasma construido del proteccionismo), el MNR tiene la oportunidad de recuperar un discurso y un sentimiento que sigue anclado en el boliviano común, pero que sin embargo es sistemáticamente negado.

El Movimiento Al Socialismo bebió intensamente de las fuentes del MNR, de sus principios inspiradores y reinterpretó algunos de los deslices del emenerrismo para alzarse con las banderas perdidas y abandonadas por estos. Sea lo que fuere lo que pasó en 2003 (que cada uno interpreta como quiere), se pareció en esencia a lo que pasó en el 52. El pueblo boliviano se cansó del manoseo externo y decidió tomar en sus manos las riendas de su propio futuro.

En el ejercicio del poder, el MAS ha ido perdiendo las banderas de forma similar a como lo hizo el MNR de los 90. Para entonces era la subordinación cultural la que acabó por doblegar las pocas resistencias que quedaban todavía en un partido aburguesado y conservador con miedo de perder sus propios privilegios. Ahora es la nueva política de los flashes, el círculo rojo, las emociones y los likes la que ha hecho ir perdiendo las banderas a cambio de un culto al líder que no garantiza éxitos ni individuales ni colectivos.

El MNR debate hoy, después de una década de posiciones sui géneris, si acercarse más o menos a un proyecto nacionalista o abalanzarse sobre el enésimo invento neoliberal. Durante una década el MNR ha jugado al funambulismo, sin ser capaces de identificar donde estaban sus bases. Dudando si se habían ido con Goni en el helicóptero o se habían quedado en alguna plaza reclamando por la dignidad patria. La mayoría de sus líderes con la voz embargada, el MNR se ha limitado a la crítica sin ser capaces de articularse en torno a un nuevo programa económico y social para la nación. El MNR en Tarija también juega al despiste. Mientras su líder Johnny Torres un día defiende a Gonzalo Sánchez de Lozada al otro día ataca a Mesa. Un día a Oliva otro día a Morales. Las bases piden una renovación que transparente el partido y permita una relación más fluida y constructiva, desde la confianza, con las bases. Torres por otro lado exhibe músculo electoralista y buenos resultados en las encuestas.

El mundo avanza a velocidades considerables, la guerra comercial augurada ha comenzado, la crisis económica y financiera mundial no ha pasado, más al contrario, eliminados del globo los proyectos más nacionalistas, el camino ha vuelto a allanarse para la concentración. No es tiempo de hablar de nombres ni de siglas, sino de proyectos.

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