Inversión pública en Bolivia es poco eficiente según FMI
“El análisis muestra que hay un sustancial margen de mejorar para le eficiencia de la inversión pública en Bolivia. Usando el indicador híbrido, la brecha de eficiencia promedio en Bolivia es de aproximadamente el 41%, muy por encima de la brecha promedio (27%) de las economías de mercado...



“El análisis muestra que hay un sustancial margen de mejorar para le eficiencia de la inversión pública en Bolivia. Usando el indicador híbrido, la brecha de eficiencia promedio en Bolivia es de aproximadamente el 41%, muy por encima de la brecha promedio (27%) de las economías de mercado emergentes y de los países de América Latina y el Caribe (29%)”.
Esa es la evaluación contenida en el Anexo 1 del documento de trabajo del FMI titulado “Inversión Pública en Bolivia: Perspectivas e Implicancias”, publicado en julio.
La eficiencia de la inversión pública en Bolivia es evaluada usando una metodología denominada “análisis de la frontera de eficiencia”. Según este método, el nivel de eficiencia es representado por la distancia entre el país y la “frontera de eficiencia”, que está definida por los países con mayor cobertura y calidad de infraestructura dado un nivel de stock de capital público.
Luego, se otorga un puntaje de eficiencia de inversión pública a los países (que va de 0 a 1, y que luego se interpreta como porcentaje), “basado en su distancia a la frontera relativa respecto a los países semejantes que muestran mejor desempeño”.
Para ello, se usan tres medidas: 1) un indicador físico, que combina datos del volumen de infraestructura social y económica, 2) un indicador basado en la encuesta de calidad de infraestructura del Foro Económico Mundial (FEM), y 3) un indicador híbrido que combina ambos indicadores anteriores en un índice sintético sobre la cobertura y calidad de las redes de infraestructura.
Las brechas de eficiencia de la inversión pública mencionadas anteriormente están basadas en este indicador híbrido. Si se usa los otros dos indicadores (el indicador físico y el de la encuesta del FEM), la brecha para Bolivia es de 31% y 45% respectivamente, también mayores que las brechas de las economías emergentes y de los países latinoamericanos.
Según el informe del FMI, “el dividendo económico resultante de cerrar la brecha de eficiencia de la inversión pública podría ser grande”.
La planificación es la mayor deficiencia
Además de la eficiencia de la inversión pública, el documento del FMI analiza también la calidad de esta. Para ello, utiliza el marco de Evaluación de la Gestión de la Inversión Pública (PIMA, por su sigla en inglés), desarrollado por el departamento de asuntos fiscales del Fondo.
Este método evalúa 15 instituciones clave para la planificación, asignación e implementación/ejecución de la inversión pública. Para cada institución, los expertos del FMI identifican y evalúan tres características de diseño clave y se les asigna tres posibles puntajes: alto, medio y bajo. Los puntajes son agregados usando promedios simples y se asignan puntajes entre 0 y 10 a los países.
El PIMA para Bolivia, basado en datos de 2014, revela que las instituciones para la inversión pública están “relativamente bien desarrolladas, aunque el desempeño es débil en algunas áreas”. Según este método, el resultado global para Bolivia es de 5 puntos, cercano al promedio de las economías de mercado emergentes.
La investigación resalta que la planificación es el área con peor desempeño, mientras que la asignación de dinero y la ejecución son las principales fortalezas de las instituciones bolivianas.
Dentro de la dimensión de planificación, resaltan por su particular debilidad cinco subdimensiones: reglas fiscales, planificación nacional y sectorial, coordinación entre el nivel central y el local, gestión de las alianzas público-privadas, regulación de las compañías.
Incluso en la dimensión de asignación presupuestaria hay al menos dos subdimensiones con bajo desempeño: “presupuestos multianuales” y “selección de proyectos”.
Donde más destacan las instituciones bolivianas es en las subdimensiones “protección de la inversión”, “disponibilidad para el financiamiento” de la ejecución, y en la subdimensión de “exhaustividad del presupuesto” de la asignación presupuestaria.
BID corrobora
En 2018 se conoció que el estudio de Banco Interamericano de Desarrollo (BID), titulado “Mejores Vidas: Cómo Pueden América Latina y el Caribe Hacer Más con Menos”, situó a Bolivia entre los tres países menos eficientes en su gasto público en la región, utilizando una metodología diferente.
Dicho informe analiza el gasto de las naciones en diferentes áreas, si invierten o no lo suficiente para asegurar un futuro mejor, y si dichos recursos aumentan o disminuyen la desigualdad, usando un índice compuesto también por variables como malgasto en obras públicas, malgasto en remuneración a empleados, y filtraciones en transferencias (subsidios que no llegan a destino, sino que son aprovechados por personas que no los necesitan).
Según esta medición, el índice de ineficiencia de Bolivia es de 6,3% sobre el Producto Interno Bruto (PIB), lo que quiere decir que ese porcentaje de los recursos públicos no se usan bien. En peor situación están Argentina (7,2% del PIB) y El Salvador (6,5% del PIB).
Al contrario, Chile y Perú exhiben la mejor calidad de gasto según este índice, con costos de ineficiencias que llegan solamente a 1,8% y 2,5% del PIB, respectivamente.
A nivel regional, el BID advierte que el costo de la ineficiencia da como resultado pérdidas por 4,4% del PIB latinoamericano, que equivaldría a unos 220 mil millones de dólares, monto que “sería suficiente para eliminar la pobreza extrema en la región”.