Costos recuperables bordean el valor de la deuda externa
Según distintas fuentes de información, los costos recuperables en favor de las transnacionales petroleras que operan en Bolivia alcanzan, al menos hasta el año 2016, montos comparables a la deuda externa actual, y muy similar a la deuda de ese año, que superaba los 7.200 millones de...



Según distintas fuentes de información, los costos recuperables en favor de las transnacionales petroleras que operan en Bolivia alcanzan, al menos hasta el año 2016, montos comparables a la deuda externa actual, y muy similar a la deuda de ese año, que superaba los 7.200 millones de dólares.
El sociólogo e investigador, Andrés Calla, en un estudio para el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), accedió a datos de YPFB Chaco, donde se presentan
Costos Recuperables entre 2005 y 2011 que ascendieron a 3.927,9 millones de dólares.
Complementariamente, reportes de prensa de 2017 mencionan que entre 2013 y junio de 2016 los costos recuperables que reportaron las empresas petroleras alcanzaron los 3.250,4 millones de dólares. Ambos periodos (del que faltarían datos de 2012) suman casi 7.178 millones de dólares.
Por otra parte, el propio Calla también muestra datos de la Gerencia Nacional de Administración de Contratos (GNAC), publicado en 2016, donde se anota que los Costos Recuperables entre los años 2007 y junio de 2016 llegan a la suma de 6.786,6 millones de dólares.
Ambos montos, divergentes entre sí, son “difíciles de precisar por la opacidad de información presentada por YPFB”, dice Calla, pero advierte que “se aproximan mucho al monto de la deuda pública externa para el mismo año”.
En otras palabras, el valor de los Costos Recuperables “ascienden a cifras comparables a las de los proyectos e inversiones más importantes del actual gobierno”, nota el experto.
Se desconoce a cuánto ascienden los costos recuperables reportados para 2017 y 2018, pero se sabe que la deuda externa hasta el momento suma más de 9.830 millones de dólares.
¿Cómo se divide?
Según la normativa vigente, del total de la renta hidorcarburífera, después de pagar el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH, 32%) y las regalías (18%), el restante 50% sirve para pagar los Costos Recuperables a las titulares (empresas privadas) y las utilidades.
Estos costos (anexo D de los contratos) incluyen todos los gastos en los que incurre la empresa para realizar las actividades de exploración y explotación, los que se dividen en gastos de operación (OPEX) y en gastos de inversión o capital (CAPEX).
En caso de existir un remanente, se lo distribuye como utilidad a la empresa titular y a YPFB. La participación en estas utilidades (anexo F de los contratos) es variable y depende básicamente del tipo de contrato y la producción de cada empresa.
En Bolivia, más elevados
Hace más de un año se conoció que, a partir de la caída de los precios petroleros en 2014, las empresas del rubro a nivel mundial bajaron sus costos (gastos) en aproximadamente un 40% mediante distintos mecanismos. Sin embargo, en Bolivia en el periodo 2014-2015 los Costos Recuperables bajaron en sólo un 0,8%, y durante el periodo 2015-2016, en un 6%.
Según Calla, esta disparidad demuestra que “si las empresas no recuperaran sus costos, o sea si no hubiera alguien que se los devolviera, ellas mismas los bajarían, aún con mayor razón en un escenario de precios bajos”. Pero como las empresas recuperan sus costos, los declaran elevados.
Por otra parte, a diferencia de lo que ocurre con el IDH y las regaláis, que son porcentajes de los ingresos, los costos recuperables son montos fijos reportados anticipadamente.
Según el analista de Fundación Jubileo, Raúl Velásquez, si el 50% restante después de pagar IDH y regalías es inferior al monto por de Costos Recuperables, el saldo es transferido a los costos del mes siguiente y así sucesivamente hasta saldar la deuda.
Pagar como nuevo
por lo usado
Del total de los costos recuperables, el CAPEX significa en promedio el 61%, que se destina a inversión en infraestructura como pozos petroleros, líneas de recolección, plantas de procesamiento y ductos. La amortización de estos costos por parte de YPFB se basa en la división del costo total de cada uno de estos activos fijos entre su tiempo de vida previamente calculado.
Según los contratos petroleros, una vez terminado de pagar dicho activo (por ejemplo, un pozo petrolero), éste pasa a ser propiedad de YPFB. Pero Andrés Calla advierte que “si bien se le asigna un cierto tiempo de vida (por decir, cinco años), en los hechos las partes reconocen que el tiempo de vida real es mayor (por ejemplo, 10 años). Este mecanismo, que funciona como una especie de compra, le ha permitido a YPFB adquirir ciertos activos”.
Sin embargo, el experto nota que la empresa continuará utilizando estos activos hasta el final del contrato —por aproximadamente 30 años— aunque en papeles el activo ya pertenezca a YPFB. “De esta manera, YPFB paga por concepto de Costos Recuperables el valor de dicho activo como si fuera nuevo, cuando en los hechos recibe un activo usado y además aprovechado por la empresa titular sin ningún costo, como podría ser un alquiler”.
¿Y la exploración?
Con el respaldo provisto por los Costos Recuperables, las empresas transnacionales deberían haber realizado actividades de exploración sin riesgo compartido, es decir, asumiendo toda la pérdida de su inversión en caso de no encontrar nada.
Pero las perforaciones, además de ser pocas, “no representaron grandes riesgos, ya que fueron realizadas en espacios adyacentes o más profundos de reservas ya existentes y/o en etapa de explotación, donde ya existe una planta, ductos y líneas de recolección. De esto se puede concluir que dichas empresas nunca asumieron los riesgos a los que se condicionaba la devolución de los Costos Recuperables”.