COP21, entre los patrocinadores y el militarismo global
Ha provocado susceptibilidad que los principales causantes del cambio climático –empresas petroleras, agronegocios y otras– estén sentados entre las delegaciones oficiales de la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC),...



Ha provocado susceptibilidad que los principales causantes del cambio climático –empresas petroleras, agronegocios y otras– estén sentados entre las delegaciones oficiales de la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), que se lleva a cabo actualmente en París hasta el 11 de diciembre.Silvia Ribeiro, investigadora del Grupo ETC (Grupo de Acción sobe Erosión, Tecnología y Concentración), denuncia que “en nombre de la seguridad (nacional, militar, climática, alimentaria)”, en la cumbre se aprobará “que se siga consumiendo petróleo y emitiendo gases”, lo cual ,afirma, será “compensado con mercados de carbono y riesgosas tecnologías como nuclear y geoingeniería”.Mientras tanto, la revista de investigación La Marea acaba de revelar que el costo estimado del evento de COP21 es de 170 millones de euros, sin contar con los abultados gastos de seguridad. Lo llamativo: “un 20% del presupuesto de COP21 correrá a cargo de empresas privadas, muchas de ellas del sector eléctrico, aunque también hay aerolíneas, compañías automovilísticas, bancas y aseguradoras”. El Gobierno francés ha indicado que “todas estas empresas son amigas del clima”.Entre esas “amigas del clima” está la Électricité de France, cuya propuesta se basa en el aumento de centrales nucleares en Francia. Instalaciones libres de carbono, pero con el problema de radiactividad que omiten, mientras que las energías renovables constituyen apenas el 2% de su volumen de negocio.Otro gran patrocinador es Engie, antiguamente GDF Suez, que figura entre los primeros emisores globales de gases de efecto invernadero, con 155 millones de toneladas de carbono emitidas por año durante 2013, según Thomson Reuters.Además, según un estudio de la Universidad de Oxford, Engie posee 30 centrales de carbón en el mundo, sobre todo en Europa, Estados Unidos y Australia, que están entre las más ineficientes del mundo (después de dos pequeñas empresas indias).A esta polémica lista se suman Nissan, Ikea, el banco BNP-PARIBAS (gran inversor de proyectos expansivos de extracción de carbón), entre varias otras.“Las reducciones necesarias y cómo garantizar que los principales responsables (países y empresas) dejen de contaminar el clima de todos no está en la agenda”, denuncia Ribeiro, quien considera que en realidad se pretende aprobar un sistema de acciones voluntarias “sin compromisos vinculantes ni real supervisión internacional, legitimando nuevas falsas soluciones y peligrosas tecnologías”.Países contaminantes: la Historia importaEn 1990, el total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) era 38 gigatoneladas equivalentes de dióxido de carbono anuales (equivalentes porque hay otros gases de efecto invernadero). EEUU, principal emisor histórico y segundo actual, siguió aumentando sus emisiones. Al 2010, las emisiones globales, en lugar de bajar, habían aumentado a 50 gigatoneladas anuales. En ese año, China pasó a ser el primer emisor, ahora con 23 por ciento del total, seguido de EEUU con 15.5 por ciento. Pero en la historia, EEUU es responsable del 27 por ciento de emisiones desde 1850. Y con 5 por ciento de la población mundial, usa 25 por ciento de la energía global y sus emisiones de GEI per cápita son más de mil 100 toneladas por persona, mientras en China son de 85 toneladas por persona. El problema es que “el desarrollo actual de China sigue el mismo modelo destructivo de producción y consumo industrial, con crecientes brechas de desigualdad interna”, indica Ribeiro.El impacto silencioso del armamentismoNick Buxton, del Transnational Institute, denuncia que en el texto de negociación de la COP21 nunca se menciona la palabra “militar”, pese a que, según Ribeiro, “las fuerzas armadas y las guerras son uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero, y por tanto causantes de ese cambio climático”. Según el Grupo ETC, el Departamento de Defensa de EEUU es el mayor consumidor de petróleo y emisor de gases de efecto invernadero de ese país, pero sus fuerzas armadas no reportan emisiones. En 1997, durante la negociación del Protocolo de Kyoto, EEUU consiguió que se declare el consumo y emisiones de las fuerzas armadas un tema de seguridad nacional, que no se puede limitar ni reportar. Pero “si se compara el consumo de petróleo solo del Departamento de Defensa con el consumo total por país, solo 35 países superan ese volumen”, destaca la investigadora del Grupo ETC.