Champions League femenina
El Barça y el Camp Nou entran en la historia por la puerta grande
Los 91.553 espectadores que acudieron formaron junto a las futbolistas azulgrana una fiesta inolvidable y marcaron un hito sin precedentes en la historia del fútbol mundial
El FC Barcelona lo consiguió. Hizo historia. Batió el récord mundial de espectadores en un partido de fútbol femenino. Nunca antes se habían congregado 91.553 espectadores en un estadio para ver un encuentro de fútbol disputado por mujeres. El anterior precedente, los 90.185 hombres y mujeres que llenaron el Rose Bowl de Pasadena en 1999 para ver un Estados Unidos-China, quedó hecho añicos. Y no solo lo logró el primer equipo femenino, parte vital y sin la que no habría existido nada de lo ocurrido ayer en el estadio azulgrana. Fue un éxito coral. Lo consiguió el club, sus trabajadores y sus aficionados. Todos lograron que el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions League ante el Real Madrid en el Camp Nou haya ingresado con letras de oro en los libros de historia del fútbol y del deporte mundial tras albergar esos 91.553 espectadores.
El resultado, un 5-2 que le valió el billete a las azulgrana para su quinta semifinal de Champions, se podría decir que fue casi lo de menos. Lo mejor es que lo de ayer no parece un hecho aislado, la afición por el Barça femenino ha llegado para quedarse gracias a los méritos de las futbolistas azulgrana durante los últimos años. Nada de lo ocurrido ayer fue normal, empezando por el juego inicial de las azulgrana, condicionado razonablemente por unos nervios de estar viviendo algo histórico. Echó a rodar el balón y las imprecisiones en ambos conjuntos eran constantes. Eso sí, con el denominador en común del control local, la fluidez, la circulación y las jugadas milimétricas no eran las de siempre, debido sobre todo a que Patri y Alexia sufrieron un marcaje y una cobertura especial.
Hasta el primer gol fue inesperado. Corría el minuto ocho de partido cuando Mapi León controló un balón en la zona de tres cuartos del ataque azulgrana, escorado a la derecha, vio desde la lejanía a un Misa adelantada y no se lo pensó. Zurdazo con efecto y envenenado para romper la igualada y provocar el primer estallido de la grada. Si las de Alberto Toril tenían alguna esperanza de colocarse en disposición de intimidar el balance de la eliminatoria, ese tanto lo mandó todo al traste para ellas. Con ochenta minutos por delante el global era de 4-1 y necesitaban tres tantos en un partido para igualar la serie, lo que no ha logrado nadie desde que el Atlético de Madrid le marcó cuatro al Barça el curso pasado con la Liga ya conquistada para las azulgrana.
Con las blancas aturdidas por el tanto de la central aragonesa, la otra central azulgrana, Paredes, cometió dentro del área unas manos inocentes e involuntarias, pero punibles. Olga superó la ensordecedora pitada del graderío para rematar raso y ajustado al palo izquierdo de Paños para poner la igualada.
Le costó mucho al Barça encontrar la pausa, la triangulación y esa esencia que le ha convertido en un equipo legendario. Seguramente el hecho de no escucharse sobre el campo influyó de manera determinante. Jugar en un entorno donde apenas escuchas lo que te dice una compañera que está a dos metros, cuando no es lo habitual, cambia las reglas a mitad de la partida, y toca readaptarse.
Arrancó el segundo tiempo y Claudia Zornoza vio la apuesta de Mapi en el gol inicial y la dobló. Y vaya si la dobló. Controló casi desde el centro del campo, dio tres zancadas y lanzó un misil tierra-aire para marcar un gol de bandera ante una Paños muy adelantada y que nada pudo hacer. El Madrid, con cuarenta minutos por delante estaba donde quería, a un gol de igualar la eliminatoria. Le estaba ganando al Barça en su fiesta pero Aitana dijo basta. Pase de Jenni al espacio, control con la diestra para acomodarla y remate ajustado con la zurda para devolver la igualada y alcanzar, muy posiblemente, el clímax de sonoridad en el Camp Nou.
La cosa iba de subir cada vez más el listón y Claudia Pina tenía una invitación a esa fiesta. Fue titular de forma merecidísima y en una de sus acciones por la izquierda sacó la mirilla para ponerla con un toque de gran calidad en el palo largo haciendo imposible la estirada de Misa.
Faltaba la Reina
La fiesta parecía inmejorable pero la Reina Alexia Putellas tenía que aparecer todavía. No fue su mejor gol, ni el más elaborado, pero fue un gol en el Clásico del Camp Nou. No podía faltar. Encaró, amagó y remató cruzado para poner el cuarto. ‘Una manita, queremos una manita’, cantaba el público, y Graham acudió rauda y veloz a la orden. Jugada de Rolfö por la izquierda, centro pasado y el quinto a electrónico gracias a la noruega.
En los instantes finales Giráldez premió a varias jugadoras, la legendaria Melanie Serrano entre ellas, con disputar algunos minutos de un partido histórico.
La próxima cita ya tiene día y hora. El 23 de abril. Sant Jordi. Será entonces cuando las jugadoras del Barça se reencuentren con su afición en el Camp Nou con motivo entonces de las semifinales de la Champions.