La navidad de un niño triste



Cuento de: Fernando Arduz Ruiz
Son las 12 de la noche del 24 de diciembre. La nochebuena estalla en los cohetes que se elevan al cielo y en la algarabía de la gente que se abraza en calles y plazas. En los hogares las familias intercambian tarjetas, regalos y buenos deseos. Las copas de sidra se vacían una tras otra. Sin embargo en muchos corazones no es noche buena. Es noche cerrada porque no hay lugar para la alegría. Nico deambula por la ciudad con sus diez años a cuestas. Nadie repara en él porque sólo es un niño vendedor de helados. Nico esquiva los empujones de la gente feliz que se atropella dando vueltas la plaza Luis de Fuentes. Una banda de músicos toca villancicos que el niño no escucha ahogado en sus preocupaciones. Nico ha perdido el cajón de helados que Justina le alquila para sus ventas. Sabe que si no lo encuentra habrá perdido el trabajo que le permite pagar su comida. Apesadumbrado entre el bullicio festivo, Nico se sienta en tomo a una palmera en el centro de la plaza. Se refriega los ojos cuando oye a su lado la voz de otro niño que parece haber leído sus pensamientos:
-¡Qué noche más desastrosa!
-Eso mismo pensaba en este instante. Mientras otros duermen sabiendo que al despertar hallarán los regalos al borde de sus camas, nosotros tendremos que rogar que nos toque un día bueno... no es justo ¿no?
-No, por supuesto que no. ¿Qué diría Jesús si estuviese aquí esta noche? -pregunta el niño desconocido.
-Seguro que estaría viendo tele, esperando los regalos que le traerán los Reyes Magos. Oro, tesoros, juguetes, ropa, zapatos, caramelos... -imagina Nico- todo lo que nosotros no tenemos.
-¿Eso piensas del Niño Dios?
-¡Claro!, ¡por algo es Dios! Tendría el mundo entero a sus pies, la gente haciendo cola por verlo y pedirle favores: "Por favor Jesús, te daré esta ametralladora a pilas pero haz que mañana me saque la lotería". “Jesusito, te doy esta caja de Coca-Cola si tú haces que mi jefe me aumente el sueldo". "Tomá este disfraz de Batman con la condición que gane yo en las elecciones"... Allí estarían los políticos, los empresarios, los millonarios... y Jesús recibiendo a toda la gente influyente que pide tener más de lo que tiene, sin saber que también a nosotros nos gustaría conocerlo.
-¿Qué le pedirías si pudieras verlo?
Nico se pone pensativo un instante, y contesta:
-Me gustaría invitarle uno de mis helados de chocolate y llevarlo a ver llegar el río desde el puente San Martín, y tal vez jugaríamos chorro morro con los vendedores de diarios... ¿y vos?
-Creo que le diría que somos muchos como él, y que posiblemente podríamos hacer un mundo mejor si pudiéramos entendernos. ¿Sabías que él era un niño pobre como nosotros?
-Sí: cuentan que era carpintero.
-¿Y tú crees que los niños carpinteros reciben a Papá Noel con un cargamento de juguetes para ellos?
-No. Me imagino que ellos están tan tristes como nosotros en este momento.
-Yo también creo que la Navidad de Jesús es muy triste porque no puede remediar que hayan niños sin pan esta noche. Estará triste porque la Navidad se ha vuelto un día de compras y porque el dinero y la posesión de objetos se han convertido en la razón de ser de mucha gente, sin importar los sentimientos del prójimo.
-Oye, hablas como si fueras una persona grande, ¿dónde aprendiste esas cosas?
-Se las escuché decir a un mendigo... pero no tiene importancia. Mira: ¿aquél cajón de helados no es el que buscas?
-¡Sí! Pero... ¿cómo sabías?
-No tiene importancia, chau Nico, tengo que irme... Gracias por tu compañía.
-Espera: ¿cómo te llamas?, ¿dónde puedo encontrarte para que juguemos alguna vez?
-Me llamo Jesús, y podrás hallarme cuando estés triste... Chau hermano.
Nico no supo si fue realidad o si fue un sueño cuando despertó sentado en torno a una palmera en el centro de la plaza Luis de Fuentes. Junto a él tenía el cajón de helados que creía extraviado, y sentía en su corazón una alegría inmensa como nunca la había sentido. No tenía juguetes ni regalos, pero en su pecho de niño cabía toda la felicidad del mundo, y en su rostro brillaba una sonrisa por primera vez en mucho tiempo.
POESÍA DE NAVIDAD
La Navidad es una fiesta que se celebra en el mundo entero: fiesta que despierta sentimientos contrapuestos por sus implicaciones de desigualdad social.
La poesía tarijeña tiene numerosos ejemplos de temática navideña, de los cuales hemos elegido los siguientes, de diverso enfoque y estilo:
VILLANCICO PROLETARIO
(Oscar Alfaro)
Rubiecito carpintero
Del Oriente
Yo te quiero simplemente
Por artista y por obrero.
Por el hambre que sufriste
Por ser dulce y por ser triste
Por ser niño y ser lucero...
Porque como tus hermanos
-Los obreros-
LIevas callos en las manos
Que besaron los maderos.
Porque diste el primer grito
En un redil solitario
Como un pobre muchachito
Proletario...
Porque Tú fuiste un pilluelo
Mal vestido
Que jugaba sobre el suelo
Del olvido.
Y porque eres el más bueno
De mis frágiles hermanos
Yo te elevo entre mis manos,
Dulce niño nazareno.
NACIMIENTO
(Fernando Arduz Ruiz)
Estrella que indicas
el camino
al pesebre navideño:
los hombres de ciencia
te buscan,
escudriñan en vano
con sus lentes
el cielo de Nochebuena.
Alcíone, Aldebarán, Antares,
Schedir, Zuben...
¿dónde te ocultas,
que los observatorios
no aprisionan tu luz?
Los astrónomos,
prontos a calcular
tu peso y volumen,
con el nombre y número
que te identifiquen,
se cansaron ya de esperarte.
¿Estás fuera,
en el cielo
de aviones y cohetes,
o es que duermes dentro
apagada
en el corazón vacío,
lleno de números y cifras?
Dime, Jesús,
ahora que la ciencia
ha robado
la estrella señalizadora,
¿cómo vislumbrar
el humilde pesebre?
Te veo en lujosas vitrinas
convertido
en artículo de consumo:
"¡Ganga de Navidad!
¡Liquidación de fin de año!
¡Fabulosa oferta para su bolsillo!
¡Aproveche!"
Lujosos pesebres
de material sintético,
niños rubios
fabricados en serie,
con el precio reajustado
a las demandas de la temporada.
Niño carpintero,
¿eres Tú?...
No,
dime que no.
Niño obrero
que naces
para ser traicionado
por unas monedas,
¿acaso con monedas
hemos de celebrar
tu nacimiento?
Niño que naces para morir
y mueres para resucitar,
¿no es
en la pureza de los niños
que vives eternamente?
¿no es
en los corazones niños
que se eleva tu altar
y late la estrella?
Niño trabajador,
Rey carpintero,
tu reino no es el del dinero,
tu mundo no es el mundo,
tu cielo no es el cielo:
¿qué reino,
qué mundo,
qué cielo
puede contener
un amor tan grande
capaz de desdeñar la muerte
y amar a los asesinos?
Niño del mísero pesebre
tu riqueza está en dar,
en saber perdonar;
¿hay tesoro mayor
que el del amar?
No,
niño que naces pobre,
tu riqueza no es de este mundo,
porque este mundo no conoce
tu cielo, el reino del amor.
Dime,
¿quién nunca vio
pasar el odio por su puerta?
Nosotros sabemos
sólo de guerras,
de monedas y traiciones;
la cruz aún espera...
Niño que naces
en el pequeño pesebre
del tibio corazón
de los niños pequeños,
¡crece con ellos,
desafía al mundo,
transfórmalo en cielo,
siembra el amor
y haz a los hombres hermanos!
VILLANCICOS
(Franz Ávila del Carpio)
Hasta el valle ya has llegado
Navidad de mis recuerdos,
fiesta niña de mis sueños,
pobres sueños de otros niños.
Una albahaca ha esparcido
en el valle su fragancia,
y se distiende en el cielo
el compás de contradanza.
Brinca en el aire el son
de bombo, quena y tambor,
y la canción navideña
se enciende en el corazón.
Navidad de agüita clara
de choclo tierno y dulzón,
quien te quiere, te recuerda
y te guarda en el corazón.
EN EL ALBA DE REYES
(Octavio Campero Echazú)
Con las manos juntas, digamos ahora
las mejores preces
por la tierra tatuada de surcos
y henchida de gérmenes;
por la fresca sonrisa del agua
sobre el campo verde;
por el sol que pinta las uvas de enero
y grana las mieses;
por el pan nativo
con lunares de anises silvestres;
por todos los dones,
por todos los bienes,
la paz de estos valles
y la vida que Dios nos concede.
Echemos ahora,
jubilosamente,
las claras campanas de los corazones
al día que viene.
Ya llegó el aguinaldo de oro
con el sol de Reyes;
el incienso se quema en los vahos
que del valle ascienden;
y en los pebeteros de los churquis arde
la mirra de Oriente.
Es verdad. Los Magos vinieron anoche
con sus silenciosas sandalias de césped;
y, más clara que nunca, la Estrella
nos dió un beso de luz en las sienes.
Y ahora, pastores
de esta alba de leche,
¡venid y adoremos
al Rey del Pesebre!
Despertad en las rústicas flautas
el suave murmullo de los villancetes.
Que la trémula voz del abuelo
con la firme y clara del nieto se trence,
en el mismo coral conmovido
del Día de Reyes.
Hoy hasta la tierra,
como un gran corazón, se enternece;
y es canción de cuna
su pulso celeste.
¡Hoy canta la vida,
y el cantar encadena a la muerte
NAVIDAD
(Norma Saavedra de Zúñiga)
Veinte mil juguetes
mira en la vitrina
el niño pobre
sus lágrimas domina
Espera inútilmente
un bonito juguete
Papá Noel pasa sonriente
en su linda camioneta
Sus dos ojos negros se agrandan
miran muy ansiosos
estira las desnutridas manos
sólo acarician el vacío
Papá Noel no lo vio, sigue de largo
llega a la casa del médico
del industrial, del ingeniero
del gran señor
Niño pobre ignorado
llora tu pena
tu pobreza, tu miseria
tu ilusión destrozada
Navidad, Navidad
qué alegría y qué pena
come tu humilde pan
en tu negra noche buena
Escucha el villancico
te llaman al quicio de una puerta
es la gran señora, la primera dama
que mira con arrogancia
Llamó al periodista, al locutor
que todos se enteren
de su "gran generosidad"
con banda y con platillos
Los regalos amontonados
los chicos formados, todo apretados
¡Qué bondad señor!
a costa de humillación
No llegaron a tu casa
niño de barrio pobre,
tuviste que venir
hambriento de juguetes
Pobre niño de mi barrio
pobre hijo de miseria
No te dieron la ilusión
de que papá Noel llegará
Que colmará de regalos
tu ondulada cabellera,
te dejarán despacito en tu puerta
que tú con bondad, del niño Dios merecieras
No sentiste la alegría
de los niños ricos
volviste a sufrir
la humillación, el miedo y la pena.
ROMANCE DE NAVIDAD
(Edmundo Torrejón Cardoso)
I
Mi valle lleva engarzado
en oro y en plata fina
un Niño Dios en el alma.
Niño Dios el del Pesebre,
el del Portal de Belén.
Niño de los villancicos
de adoraciones y rondas:
¡El que brindó a los trigales
su don de cosechas buenas!
Como El advino en diciembre
-el mes que anuncia los frutos
y que se va prometiendo
las flores del año nuevo-,
mi tierra lleva en el alma
un Niño Dios, que es presagio
de alegrías y de cánticos:
¡De un alba de vida nueva!
II
Por eso cuando El se muestra
en lo alto de su Pesebre,
entre San José y la Virgen
con los pastores que llevan
un vivo vellón al hombro,
y la estrella de Belén
encendida entre dos cerros,
las vidas nuevas del valle
se acercan, cual Reyes Magos...
¡Y es cristal de voces límpidas
que ofrendan a Jesús Niño!
-Ay, Niño Dios, Manuelito,
nacido sol en Belén,
recostado en tu cunita
eres de oro y marfil...
III
Y cuando la navidad
sale a buscar luna llena
los huertos y los patios,
todos los niños del valle
alrededor del enhiesto
alto palo navideño
-tornadas sus tiernas manos
en cintas multicolores-,
trenzan, destrenzan las trenzas
y las vuelven a trenzar...
Y en ese afán de alas ágiles
tejen rombos, canastillas
que visten al palo bueno
de colores relucientes.
El Niño aquí, con los niños
forma un loco redondel
de risa, alegría y cantos
para ser luego en las rondas
desbocado remolino,
¡Mientras ríe muy gozoso
alto el palo navideño!
IV
Por eso cuando lo llevan
al Niño por nuestras calles
y las veredas se adornan
de blancos nardos y albahacas,
en medio de las dos filas
de niños, voy adorando...
¡Fresco el corazón de brisas
y el cuerpo liviano y ágil!
Mientras en la calle brilla
con cristal de notas altas
la tonada navideña.
Feliz de ser como el Niño...
¡Como la tierra que canta
sus cantos de Noche Buena!
Que en oro y plata fina
mi valle lleva engarzado
un Niño Dios en el alma...
PANETON DE MILAN
(receta)
Ingredientes:
50 gr de pasas de uva
2 yemas de huevo y 2 claras
100 gr de azúcar
100 gr de mantequilla
280 gr de harina
levadura en polvo
1 vaso de leche
1 vaso de vino jerez
50 gr de fruta abrillantada
30 gr de nueces
Preparación:
Remojar las pasas en agua templada. En un pocillo batir las 2 yemas con el azúcar hasta que estén espumosas; luego añadir la mantequilla ablandada y, removiendo siempre, añadir la harina tamizada junto con la levadura, alternando con la leche, vertiéndola poco a poco en cada adición.
Al compuesto que deberá resultar más bien suave, añadirle el jerez, las pasas ligeramente enharinadas, la fruta abrillantada y las nueces. Luego agregar delicadamente las claras de huevo a punto nieve. Verter el preparado en un molde engrasado y enharinado y cocerlo en el horno a 180 grados durante una hora Sacar el panetón del horno cuando esté muy dorado y desmoldarlo pasados 5 minutos. Dejarlo enfriar y... ¡Buen provecho!.
CREAR es una revista producida por el Centro Regional del Arte, y editada bajo la responsabilidad de la CASA DEL TRABAJO (CADETRA).
EDITOR RESPONSABLE: MARCO A. MENDOZA C.
COMPILACIÓN Y PRODUCCIÓN: FERNANDO ARDÚZ RUÍZ
DIAGRAMADOR: ROLANDO ABAN DÁVALOS
COORDINACIÓN: RICARDO ARDUZ URQUIZU
TRANSCRIPCIÓN: PAOLA VÁSQUEZ VELÁSQUEZ