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La navidad de un niño triste

Cántaro
  • Fernando Arduz Ruiz
  • 19/01/2025 00:00
La navidad de un niño triste
Portada NAVIDAD CREAR Foto: Fernando Arduz Ruiz
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Cuento de: Fernando Arduz Ruiz

Son las 12 de la noche del 24 de diciembre. La nochebuena estalla en los cohetes que se elevan al cielo y en la algarabía de la gente que se abraza en calles y plazas. En los hogares las familias intercambian tarjetas, regalos y buenos deseos. Las copas de sidra se vacían una tras otra. Sin embargo en muchos corazones no es noche buena. Es noche cerrada porque no hay lugar para la alegría. Nico deambula por la ciudad con sus diez años a cuestas. Nadie repara en él porque sólo es un niño vendedor de helados. Nico esquiva los empujones de la gente feliz que se atropella dando vueltas la plaza Luis de Fuentes. Una banda de músicos toca villancicos que el niño no escucha ahogado en sus preocupaciones. Nico ha perdido el cajón de helados que Justina le alquila para sus ventas. Sabe que si no lo encuentra habrá perdido el trabajo que le permite pagar su comida. Apesadumbrado entre el bullicio festivo, Nico se sienta en tomo a una palmera en el centro de la plaza. Se refriega los ojos cuando oye a su lado la voz de otro niño que parece haber leído sus pensamientos:

-¡Qué noche más desastrosa!

-Eso mismo pensaba en este instante. Mientras otros duermen sabiendo que al despertar hallarán los regalos al borde de sus camas, nosotros tendremos que rogar que nos toque un día bueno... no es justo ¿no?

-No, por supuesto que no. ¿Qué diría Jesús si estuviese aquí esta noche? -pregunta el niño desconocido.

-Seguro que estaría viendo tele, esperando los regalos que le traerán los Reyes Magos. Oro, tesoros, juguetes, ropa, zapatos, caramelos... -imagina Nico- todo lo que nosotros no tenemos.

-¿Eso piensas del Niño Dios?

-¡Claro!, ¡por algo es Dios! Tendría el mundo entero a sus pies, la gente haciendo cola por verlo y pedirle favores: "Por favor Jesús, te daré esta ametralladora a pilas pero haz que mañana me saque la lotería". “Jesusito, te doy esta caja de Coca-Cola si tú haces que mi jefe me aumente el sueldo". "Tomá este disfraz de Batman con la condición que gane yo en las elecciones"... Allí estarían los políticos, los empresarios, los millonarios... y Jesús recibiendo a toda la gente influyente que pide tener más de lo que tiene, sin saber que también a nosotros nos gustaría conocerlo.

-¿Qué le pedirías si pudieras verlo?

Nico se pone pensativo un instante, y contesta:

-Me gustaría invitarle uno de mis helados de chocolate y llevarlo a ver llegar el río desde el puente San Martín, y tal vez jugaríamos chorro morro con los vendedores de diarios... ¿y vos?

-Creo que le diría que somos muchos como él, y que posiblemente podríamos hacer un mundo mejor si pudiéramos entendernos. ¿Sabías que él era un niño pobre como nosotros?

-Sí: cuentan que era carpintero.

-¿Y tú crees que los niños carpinteros reciben a Papá Noel con un cargamento de juguetes para ellos?

-No. Me imagino que ellos están tan tristes como nosotros en este momento.

-Yo también creo que la Navidad de Jesús es muy triste porque no puede remediar que hayan niños sin pan esta noche. Estará triste porque la Navidad se ha vuelto un día de compras y porque el dinero y la posesión de objetos se han convertido en la razón de ser de mucha gente, sin importar los sentimientos del prójimo.

-Oye, hablas como si fueras una persona grande, ¿dónde aprendiste esas cosas?

-Se las escuché decir a un mendigo... pero no tiene importancia. Mira: ¿aquél cajón de helados no es el que buscas?

-¡Sí! Pero... ¿cómo sabías?

-No tiene importancia, chau Nico, tengo que irme... Gracias por tu compañía.

-Espera: ¿cómo te llamas?, ¿dónde puedo encontrarte para que juguemos alguna vez?

-Me llamo Jesús, y podrás hallarme cuando estés triste... Chau hermano.

Nico no supo si fue realidad o si fue un sueño cuando despertó sentado en torno a una palmera en el centro de la plaza Luis de Fuentes. Junto a él tenía el cajón de helados que creía extraviado, y sentía en su corazón una alegría inmensa como nunca la había sentido. No tenía juguetes ni regalos, pero en su pecho de niño cabía toda la felicidad del mundo, y en su rostro brillaba una sonrisa por primera vez en mucho tiempo.

POESÍA DE NAVIDAD

La Navidad es una fiesta que se celebra en el mundo entero: fiesta que despierta sentimientos contrapuestos por sus implicaciones de desigualdad social.

La poesía tarijeña tiene numerosos ejemplos de temática navideña, de los cuales hemos elegido los siguientes, de diverso enfoque y estilo:

VILLANCICO PROLETARIO

(Oscar Alfaro)

Rubiecito carpintero

Del Oriente

Yo te quiero simplemente

Por artista y por obrero.

 

Por el hambre que sufriste

Por ser dulce y por ser triste

Por ser niño y ser lucero...

 

Porque como tus hermanos

-Los obreros-

LIevas callos en las manos

Que besaron los maderos.

 

Porque diste el primer grito

En un redil solitario

Como un pobre muchachito

Proletario...

 

Porque Tú fuiste un pilluelo

Mal vestido

Que jugaba sobre el suelo

Del olvido.

 

Y porque eres el más bueno

De mis frágiles hermanos

Yo te elevo entre mis manos,

Dulce niño nazareno.

NACIMIENTO

(Fernando Arduz Ruiz)

Estrella que indicas

el camino

al pesebre navideño:

los hombres de ciencia

te buscan,

escudriñan en vano

con sus lentes

el cielo de Nochebuena.

Alcíone, Aldebarán, Antares,

Schedir, Zuben...

¿dónde te ocultas,

que los observatorios

no aprisionan tu luz?

Los astrónomos,

prontos a calcular

tu peso y volumen,

con el nombre y número

que te identifiquen,

se cansaron ya de esperarte.

¿Estás fuera,

en el cielo

de aviones y cohetes,

o es que duermes dentro

apagada

en el corazón vacío,

lleno de números y cifras?

 

Dime, Jesús,

ahora que la ciencia

ha robado

la estrella señalizadora,

¿cómo vislumbrar

el humilde pesebre?

 

Te veo en lujosas vitrinas

convertido

en artículo de consumo:

"¡Ganga de Navidad!

¡Liquidación de fin de año!

¡Fabulosa oferta para su bolsillo!

¡Aproveche!"

Lujosos pesebres

de material sintético,

niños rubios

fabricados en serie,

con el precio reajustado

a las demandas de la temporada.

Niño carpintero,

¿eres Tú?...

No,

dime que no.

 

Niño obrero

que naces

para ser traicionado

por unas monedas,

¿acaso con monedas

hemos de celebrar

tu nacimiento?

Niño que naces para morir

y mueres para resucitar,

¿no es

en la pureza de los niños

que vives eternamente?

¿no es

en los corazones niños

que se eleva tu altar

y late la estrella?

 

Niño trabajador,

Rey carpintero,

tu reino no es el del dinero,

tu mundo no es el mundo,

tu cielo no es el cielo:

¿qué reino,

qué mundo,

qué cielo

puede contener

un amor tan grande

capaz de desdeñar la muerte

y amar a los asesinos?

 

Niño del mísero pesebre

tu riqueza está en dar,

en saber perdonar;

¿hay tesoro mayor

que el del amar?

No,

niño que naces pobre,

tu riqueza no es de este mundo,

porque este mundo no conoce

tu cielo, el reino del amor.

Dime,

¿quién nunca vio

pasar el odio por su puerta?

Nosotros sabemos

sólo de guerras,

de monedas y traiciones;

la cruz aún espera...

Niño que naces

en el pequeño pesebre

del tibio corazón

de los niños pequeños,

¡crece con ellos,

desafía al mundo,

transfórmalo en cielo,

siembra el amor

y haz a los hombres hermanos!

VILLANCICOS

(Franz Ávila del Carpio)

Hasta el valle ya has llegado

Navidad de mis recuerdos,

fiesta niña de mis sueños,

pobres sueños de otros niños.

 

Una albahaca ha esparcido

en el valle su fragancia,

y se distiende en el cielo

el compás de contradanza.

 

Brinca en el aire el son

de bombo, quena y tambor,

y la canción navideña

se enciende en el corazón.

Navidad de agüita clara

de choclo tierno y dulzón,

quien te quiere, te recuerda

y te guarda en el corazón.

 

EN EL ALBA DE REYES

(Octavio Campero Echazú)

Con las manos juntas, digamos ahora

las mejores preces

por la tierra tatuada de surcos

y henchida de gérmenes;

por la fresca sonrisa del agua

sobre el campo verde;

por el sol que pinta las uvas de enero

y grana las mieses;

por el pan nativo

con lunares de anises silvestres;

por todos los dones,

por todos los bienes,

la paz de estos valles

y la vida que Dios nos concede.

 

Echemos ahora,

jubilosamente,

las claras campanas de los corazones

al día que viene.

Ya llegó el aguinaldo de oro

con el sol de Reyes;

el incienso se quema en los vahos

que del valle ascienden;

y en los pebeteros de los churquis arde

la mirra de Oriente.

 

Es verdad. Los Magos vinieron anoche

con sus silenciosas sandalias de césped;

y, más clara que nunca, la Estrella

nos dió un beso de luz en las sienes.

 

Y ahora, pastores

de esta alba de leche,

¡venid y adoremos

al Rey del Pesebre!

 

Despertad en las rústicas flautas

el suave murmullo de los villancetes.

Que la trémula voz del abuelo

con la firme y clara del nieto se trence,

en el mismo coral conmovido

del Día de Reyes.

 

Hoy hasta la tierra,

como un gran corazón, se enternece;

y es canción de cuna

su pulso celeste.

 

¡Hoy canta la vida,

y el cantar encadena a la muerte

NAVIDAD

(Norma Saavedra de Zúñiga)

Veinte mil juguetes

mira en la vitrina

el niño pobre

sus lágrimas domina

 

Espera inútilmente

un bonito juguete

Papá Noel pasa sonriente

en su linda camioneta

 

Sus dos ojos negros se agrandan

miran muy ansiosos

estira las desnutridas manos

sólo acarician el vacío

 

Papá Noel no lo vio, sigue de largo

llega a la casa del médico

del industrial, del ingeniero

del gran señor

 

Niño pobre ignorado

llora tu pena

tu pobreza, tu miseria

tu ilusión destrozada

 

Navidad, Navidad

qué alegría y qué pena

come tu humilde pan

en tu negra noche buena

 

Escucha el villancico

te llaman al quicio de una puerta

es la gran señora, la primera dama

que mira con arrogancia

 

Llamó al periodista, al locutor

que todos se enteren

de su "gran generosidad"

con banda y con platillos

 

Los regalos amontonados

los chicos formados, todo apretados

¡Qué bondad señor!

a costa de humillación

 

No llegaron a tu casa

niño de barrio pobre,

tuviste que venir

hambriento de juguetes

 

Pobre niño de mi barrio

pobre hijo de miseria

No te dieron la ilusión

de que papá Noel llegará

 

Que colmará de regalos

tu ondulada cabellera,

te dejarán despacito en tu puerta

que tú con bondad, del niño Dios merecieras

 

No sentiste la alegría

de los niños ricos

volviste a sufrir

la humillación, el miedo y la pena.

 

ROMANCE DE NAVIDAD

(Edmundo Torrejón Cardoso)

I

Mi valle lleva engarzado

en oro y en plata fina

un Niño Dios en el alma.

 

Niño Dios el del Pesebre,

el del Portal de Belén.

Niño de los villancicos

de adoraciones y rondas:

¡El que brindó a los trigales

su don de cosechas buenas!

 

Como El advino en diciembre

-el mes que anuncia los frutos

y que se va prometiendo

las flores del año nuevo-,

mi tierra lleva en el alma

un Niño Dios, que es presagio

de alegrías y de cánticos:

¡De un alba de vida nueva!

 

II

Por eso cuando El se muestra

en lo alto de su Pesebre,

entre San José y la Virgen

con los pastores que llevan

un vivo vellón al hombro,

y la estrella de Belén

encendida entre dos cerros,

las vidas nuevas del valle

se acercan, cual Reyes Magos...

¡Y es cristal de voces límpidas

que ofrendan a Jesús Niño!

 

-Ay, Niño Dios, Manuelito,

nacido sol en Belén,

recostado en tu cunita

eres de oro y marfil...

 

III

Y cuando la navidad

sale a buscar luna llena

los huertos y los patios,

todos los niños del valle

alrededor del enhiesto

alto palo navideño

-tornadas sus tiernas manos

en cintas multicolores-,

trenzan, destrenzan las trenzas

y las vuelven a trenzar...

Y en ese afán de alas ágiles

tejen rombos, canastillas

que visten al palo bueno

de colores relucientes.

 

El Niño aquí, con los niños

forma un loco redondel

de risa, alegría y cantos

para ser luego en las rondas

desbocado remolino,

¡Mientras ríe muy gozoso

alto el palo navideño!

 

IV

Por eso cuando lo llevan

al Niño por nuestras calles

y las veredas se adornan

de blancos nardos y albahacas,

en medio de las dos filas

de niños, voy adorando...

¡Fresco el corazón de brisas

y el cuerpo liviano y ágil!

Mientras en la calle brilla

con cristal de notas altas

la tonada navideña.

 

Feliz de ser como el Niño...

¡Como la tierra que canta

sus cantos de Noche Buena!

 

Que en oro y plata fina

mi valle lleva engarzado

un Niño Dios en el alma...

 

PANETON DE MILAN

(receta)

Ingredientes:

50 gr de pasas de uva

2 yemas de huevo y 2 claras

100 gr de azúcar

100 gr de mantequilla

280 gr de harina

levadura en polvo

1 vaso de leche

1 vaso de vino jerez

50 gr de fruta abrillantada

30 gr de nueces

Preparación:

Remojar las pasas en agua templada. En un pocillo batir las 2 yemas con el azúcar hasta que estén espumosas; luego añadir la mantequilla ablandada y, removiendo siempre, añadir la harina tamizada junto con la levadura, alternando con la leche, vertiéndola poco a poco en cada adición.

Al compuesto que deberá resultar más bien suave, añadirle el jerez, las pasas ligeramente enharinadas, la fruta abrillantada y las nueces. Luego agregar delicadamente las claras de huevo a punto nieve. Verter el preparado en un molde engrasado y enharinado y cocerlo en el horno a 180 grados durante una hora Sacar el panetón del horno cuando esté muy dorado y desmoldarlo pasados 5 minutos. Dejarlo enfriar y... ¡Buen provecho!.

 

CREAR es una revista producida por el Centro Regional del Arte, y editada bajo la responsabilidad de la CASA DEL TRABAJO (CADETRA).

EDITOR RESPONSABLE:   MARCO A. MENDOZA C.

COMPILACIÓN Y PRODUCCIÓN: FERNANDO ARDÚZ RUÍZ

 DIAGRAMADOR:   ROLANDO ABAN DÁVALOS

COORDINACIÓN:   RICARDO ARDUZ URQUIZU

 TRANSCRIPCIÓN:  PAOLA VÁSQUEZ VELÁSQUEZ

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